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Chapter 14 - Capítulo 14

Capítulo 14

Las Mil Lunas

Anakin y

Ahsoka fueron recuperados por un transporte que los llevó al Verdad y

Reconciliación.

Anakin pudo

comprobar que las descripciones del Maestro Plo Koon sobre su nave no eran

exageradas, porque esta estaba destrozada. El setenta por ciento de su casco

estaba lleno de agujeros, todas las cubiertas superiores e inferiores estaban

expuestas al espacio, y parecía que varios droides lograron impactar contra la

torre del puente, a pesar de que para ello debían atravesar una línea de fuego

de más de quinientos cañones.

—Maestro,

¿por qué han huido los separatistas? —preguntó Ahsoka, viendo el estado del

Verdad y Reconciliación. Anakin sonrió porque estaba recibiendo los datos de

las IAs que desarrolló para la nave.

—El cañón

Kyber está intacto, al igual que los dos cañones iónicos, junto con la mitad de

los cañones láser. Los motores tampoco han sufrido daños. El Verdad y

Reconciliación conserva el setenta por ciento de su potencia de fuego. Los

droides no pudieron llegar a los motores ni a sus cañones.

»Por

supuesto, esta no es la única razón de su huida. La principal razón es que

perdieron cincuenta cruceros, y ahora la República está recuperando las rutas

hiperespaciales que había perdido. Esto significa que los separatistas han

sufrido un duro golpe —dijo Anakin con una sonrisa. Palpatine debería estar

teniendo el dolor de cabeza de su vida.

Anakin podía

sentir cómo la Fuerza se movía, y cómo el impulso de Palpatine se disipaba.

«Viejo

miserable, he tenido diez años de un dolor de cabeza constante, mientras tú

sacabas beneficios. Ahora, tú tendrás dolor de cabeza, mientras yo saco

beneficios», pensó Anakin, sintiendo ganas de carcajearse. Grievous estaba

fuera, y la superioridad numérica de los ejércitos y flotas separatistas ya no

tenía valor.

Los daños

sufridos por el Verdad y Reconciliación podían ser reparados en un mes, y él

seguiría usándolo para romper asedios y darle superioridad a la República en

las batallas espaciales. Los separatistas tendrían que concentrar sus fuerzas,

lo que dejaría muchos agujeros en sus defensas. Por supuesto, el mayor golpe

para Palpatine era que los separatistas ya no podrían asegurar sus rutas

hiperespaciales, lo que significaba que las flotas de la República podían

llegar a sus enemigos utilizando sus propios caminos seguros.

—Maestro,

¿no deberíamos estar más preocupados? El Consejo nos espera —dijo Ahsoka

recordándole las formalidades. Anakin se encogió de hombros.

—Tranquila,

Ahsoka, todo está bajo control —consoló Anakin.

...

—¡Caballero

Skywalker, esto está fuera de control! —reprendió Windu, apenas entraron en la

sala de comunicaciones, que era uno de los pocos lugares intactos dentro del

Verdad y Reconciliación.

Anakin vio

que el Consejo entero estaba allí. Incluso aquellos que tenían misiones en

otros planetas se habían comunicado. Todos eran hologramas, excepto Plo Koon,

que seguía siendo el comandante a cargo de la flota en su ausencia.

—Maestros,

calma, todo está bajo control —replicó Anakin.

—Caballero

Skywalker, se ha armado un arma de destrucción masiva con cristales Kyber —dijo

Ki-Adi-Mundi.

—Eso ya lo

había hecho antes. Ahora solo la he adaptado a mi nave. Solo díganle al Senado

que es un arma Jedi y que no se puede compartir —dijo Anakin.

—¿En tus

manos dices? —preguntó Yoda.

—Por

supuesto. Esta arma sigue estando en mis manos, y solo yo he intervenido para

crearla. Sus planos están en mi cerebro, y su mantenimiento es realizado por

droides que son controlados por mí, y en ningún momento actúan por su cuenta.

Ni siquiera los clones tienen acceso a ella —explicó Anakin, y algunos maestros

suspiraron de alivio.

—Caballero

Skywalker, ¿puedes mantener un superacorazado por tu cuenta? —preguntó Adi

Gallia con cautela.

—Por

supuesto, el Verdad y Reconciliación es como mi sable de luz. No permitiría que

nadie más pusiera sus ojos en él —explicó Anakin. Los maestros miraron al

Maestro Plo Koon.

—Puede que

sí, al menos todas las modificaciones fueron hechas por él sin intervención de

los clones, y ahora que lo mencionan, los droides parecían ser controlados por

él también —dijo Plo Koon.

—Lo que nos

lleva al segundo punto de esta reunión: su sistema de control, que usa la

Fuerza —dijo la Maestra Shaak Ti.

—No sabía

que usaba la Fuerza hasta que fue utilizado en batalla —se excusó el Maestro

Plo Koon.

—La mayor

parte de él es electrónica; la Fuerza solo interviene en puntos específicos

—dijo Anakin.

—Un sistema

más allá de la conciencia, el Maestro Plo Koon ha informado. Sin ningún

control. Depender de la voluntad hace. Gran posibilidad de perder el control

—dijo Yoda.

—Bueno, se

podría decir que las IAs sobrecargan un poco el cerebro del usuario; es

inevitable. Es una interfaz entre un sistema digital y uno analógico. Es

evidente que el sistema analógico reciba una pequeña sobrecarga de información.

Pero la posibilidad de enloquecer es mínima, y siempre se puede retirar el

casco si uno se siente abrumado.

»Por otro

lado, los resultados son impresionantes, como si una IA pudiera usar la Fuerza,

la precisión en el cumplimiento de los objetivos es milimétrica…

»Esta es una

tecnología que solo estará en mis manos y también necesita de supercomputadoras

para poder usarse, por lo que quien quiera desarrollarla necesitará células

artificiales o, en su defecto, una gran cantidad de nanomáquinas —explicó

Anakin.

Los viejos

maestros lucieron espantados cuando él mencionó la IA que podía usar la Fuerza.

Era claro que darles detalles del funcionamiento del sistema 0 era una mala

idea. Era mejor asegurarles que nadie más podía armar un sistema similar.

—¿Nanomáquinas?

—preguntó Windu. Anakin asintió.

—Como les

dije antes, las células artificiales son muy difíciles y costosas de producir.

Pero usándolas como base, he podido crear nanomáquinas. Son más aparatosas. Las

células artificiales, gracias a sus componentes, pueden operar en un rango de

tamaño de 6 a 7 micrómetros, mientras que las nanomáquinas, al ser de

materiales comunes, miden unos dos milímetros, unas trescientas veces más

grandes. Sin embargo, debido a su cantidad, tienen el mismo potencial. Están

muy por encima de cualquier sistema electrónico actual —explicó Anakin.

—Les dije

que darle un laboratorio era un error —dijo el maestro Piell con un suspiro.

—Caballero

Anakin, ¿quiere decir que esos robots que ha dejado como guardias del templo…?

—Windu no pudo terminar sus palabras.

—Sí, serían

el equivalente a una masa de nanomáquinas de unos noventa metros. Pueden

considerar que el templo está custodiado por dos titanes, por lo que están

totalmente a salvo. Aun así, nunca está de más ser cauto. Por eso apruebo su

decisión de crear dos robots masacre en lugar de solo uno. La prudencia nunca

está de más —dijo Anakin con propiedad. Los maestros quedaron atónitos.

Anakin sabía

que ellos habían subestimado por completo las capacidades de los robots

masacre. Seguramente pensaron que eran destructores en miniatura.

—Maestros,

ahora debo retirarme. Hay muchos restos alrededor que puedo usar como

materiales para ser asimilados por las masas de nanomaquinas y que pueden

servirme para hacer las reparaciones al Verdad y Reconciliación, además de

algunas pequeñas modificaciones —dijo Anakin. Los maestros seguían aturdidos y

no pudieron responderle.

Anakin salió

de la sala de comunicaciones y, junto a Ahsoka, que había estado tratando de

ocultar su presencia frente al consejo, se dirigió a la cubierta tres de la

parte superior.

Él le había

mentido al consejo. Las nanomaquinas tenían un enlace mental con él, que

funcionaba a varios kilómetros de distancia. No necesitaba moverse hasta ellas

para darles órdenes, por lo que ya estaban saliendo de la nave para dirigirse a

los restos de la batalla y asimilarlos para convertirlos en más nanomaquinas.

Estas eran miles de veces más eficientes que cualquier droide, ya que podían

adoptar cualquier configuración que él quisiera, siempre que tuviera los planos

para ello e incluso una fuente de energía, usando sus materiales para

alimentarla.

La razón por

la que Anakin terminó la reunión era porque tenía una ceremonia oficial. Los

ancianos tampoco parecieron estar muy satisfechos con sus explicaciones cuando

mencionó que el sistema 0 era una IA con la capacidad de usar la Fuerza, y que

el jedi que la usara sería solo un componente de esta.

Anakin había

tenido esa idea mientras desarrollaba un nuevo sistema de apuntado para las

naves. Él podía usar sus conocimientos tecnológicos para esto y crear algo

similar al sistema 0 sin usar la Fuerza, pero si caía en manos de Palpatine, él

sufriría. Por eso decidió usar tecnología estándar y agregar la Fuerza como el

componente que aseguraría la precisión en el control.

Las IAs

fijarían los blancos, pero no realizarían los cálculos, ya que eso llevaría

demasiado tiempo. Tiempo que podría reducirse a cero solo usando la percepción

y precognición de los jedi. El problema con este método era que el cerebro se

veía sobrecargado por cantidades masivas de información, por lo que el

razonamiento quedaba anulado y todo quedaba en automático. Por esto, si la

voluntad del usuario dudaba o se desviaba de su camino, podría ocurrir un

desastre. Un ataque asesino no estaba fuera de juego.

Para los

ancianos, eso significaba un gran peligro, pero para Anakin solo significaba

que era un arma para ser usada por un adulto responsable y que debía mantenerse

fuera del alcance de los niños.

Mientras

pensaba, Anakin llegó al hangar de la cubierta tres, donde les esperaban R2 y

los clones.

—Rex,

comencemos —dijo Anakin al llegar, y Rex le pasó una lista de nombres y

acciones destacadas para rendir los honores correspondientes a los caídos.

Diez días

después, algunos senadores habían venido para entregarle algunas medallas

personalmente, mientras los medios de comunicación e información inventaban

toda una batalla épica en la que, sin recibir ningún daño, él se enfrentó a una

flota de más de mil acorazados con cinco cruceros, destruyendo la mitad de

ellos y haciendo huir al resto. Anakin solo podía parpadear, porque parecía que

nunca estaría al nivel de su fama.

Anakin solo

podía suspirar, recibiendo los informes de las nanomaquinas que habían limpiado

los escombros de la batalla, y ya todo estaba listo para comenzar las

reparaciones del Verdad y Reconciliación.

—Maestro,

¿me llamó? —preguntó Ahsoka llegando a su lado, mientras él observaba a Ryloth

desde uno de los hangares del Verdad y Reconciliación.

—Ahsoka,

Padmé ha capturado a uno de los líderes separatistas, Nute Gunray, de forma

oficial antiguo virrey de la Federación de Comercio. Con él, ya tenemos a dos

líderes, y con el General Grievous fuera de circulación, es otro duro golpe

para los separatistas. No se lo tomarán a bien y enviarán a sus mejores

asesinos para liberarlo o matarlo.

»Por esto,

el consejo ha decidido emplear una escolta jedi para cuidar de él en su camino

a prisión. Yo estoy ocupado con las reparaciones del Verdad y Reconciliación,

por lo que, para asegurar al prisionero, te enviaré en mi lugar. La Maestra

Jedi Luminara te hará compañía. Puedes desarrollar esta misión siguiendo tus

propios instintos. Sé que tendrás éxito.

»Ventress

seguro estará por allí. No olvides tomar sus cristales Kyber. Con nuestros

cristales Kyber usados para el cañón Kyber, no tendremos apoyo de las Esferas

de la Muerte en tierra, a menos que consigamos más cristales Kyber —explicó

Anakin.

Ahsoka, que

llevaba una fina capa de esferas milimétricas sostenidas a su alrededor con el

uso de la Fuerza, parpadeó.

—Tu nave de

transporte te espera. Yo también espero a que la 501 haya sido devuelta al

crucero del Almirante Yularen. El consejo no quiere que nadie presencie las

reparaciones del Verdad y Reconciliación, y yo también lo prefiero así, porque

tengo que visitar un lugar donde conseguiré algunos buenos recursos —explicó

Anakin. Ahsoka volvió a parpadear, pero al final suspiró y asintió.

Anakin

colocó una mano sobre su hombro.

—Ahsoka,

necesitas confiar más en ti misma y en tu futuro. Ahsoka, nosotros nos

parecemos, pero diferimos en un punto importante. Mi voluntad es débil; este

mundo siempre podrá conmigo. Aún con todo lo que tengo ahora, puede que un día

ya no pueda más y las cargas sobre mí me lleven al fracaso en mi camino.

»Pero tú

eres diferente. Tu voluntad nunca caerá, y las dificultades no podrán

superarte. Serás la jedi más grande de todos. Ahsoka, en un futuro, puede que

yo y las cargas que llevo sobre mí estemos sobre tu espalda, porque eres la persona

que he escogido para mantenerme en la luz.

»Por esto,

no debes dudar de ti misma, sigue a tu corazón y rechaza tu arrogancia. Es un

defecto que compartimos y que nos hace perder el punto de vista general de las

cosas. Siempre discierne con sabiduría y avanza hacia adelante —aconsejó

Anakin.

Ahsoka

asintió, se dio media vuelta y, con rigidez, empezó a caminar hacia el

transporte que la llevaría a su misión en solitario. Anakin suspiró. Era

evidente que su autoconfianza no había crecido en absoluto. Él tendría que

seguir animándola. La falta de confianza en su propio futuro era un defecto que

ambos compartían, el temor a fracasar era el resultado.

Después de

que la 501 desalojara la nave, los únicos ocupantes eran Anakin y R2. El resto

de droides solo eran una extensión de su propia mente, al igual que las

nanomaquinas. Sin su intervención, solo eran robots con capacidades

preprogramadas, sin ninguna forma de inteligencia.

—R2, fija

destino a las Mil Lunas. No olvides hacer algunas escalas para despistar a los

perseguidores. No quiero interrupciones mientras reparo y hago modificaciones

al Verdad y Reconciliación —ordenó Anakin.

R2 trazó un

rumbo de cinco saltos. Anakin anotó un sistema de despiste entre las mejoras

que tenía programadas. El Verdad y Reconciliación debía ser una nave que no

dejara rastros. En las batallas que enfrentara, podría sufrir daños graves y

necesitaría desaparecer sin dejar huellas mientras hacía reparaciones, como en

este caso.

Al llegar al

sistema donde estaban las Mil Lunas del planeta Lego, Anakin sonrió porque los

sensores detectaban un cementerio espacial con toneladas de restos de naves. El

Verdad y Reconciliación estaba lleno de recursos y eran más que suficientes

para repararlo. Sin embargo, Anakin necesitaba un nuevo laboratorio, y eso

exigiría materiales y también una mejora en la seguridad para este lugar.

En las Mil

Lunas, había un sistema de defensa que colocaba una red de rayos sobre el

planeta. Anakin pensaba usar este sistema para las defensas de su laboratorio

en una de las lunas, pero no era una medida de defensa definitiva, solo una

táctica para ganar tiempo mientras el laboratorio se autodestruía si alguien

que no fuera él intentara colarse dentro.

—R2, es hora

de empezar a trabajar —dijo Anakin, tomando el casco de control para el Sistema

0 y tomando el control de miles de millones de nanomaquinas al mismo tiempo.

Las

nanomaquinas se liberaron del Verdad y Reconciliación para asimilar los restos

de naves y también empezaron la reconstrucción del casco y los cañones

destruidos del Verdad y Reconciliación.

Para su

reconstrucción, Anakin añadió más cañones porque disponía de más energía. Sin

embargo, esta energía extra iba toda al cañón Kyber, lo que significaba que los

nuevos cañones no podían usarse sin desactivar el cañón Kyber. Pero en batallas

donde se vieran rodeados de droides, estos cañones extras serían necesarios y

el cañón Kyber no les serviría. Otra cosa que quedó revelada en su batalla fue

la debilidad que representaba tener un puente expuesto.

En la

batalla de Ryloth, los droides se lanzaron contra el puente, tratando de matar

a sus ocupantes, lo que terminaría la batalla en segundos.

Si fuera

otra nave, esta debilidad no podría ser superada porque no había sensores

suficientemente avanzados para dar una vista en tiempo real de la batalla o,

más bien, podían ser cegados o destruidos. Con esto, los oficiales al mando

quedarían ciegos y el resultado sería devastador. Pero él tenía el Sistema 0,

que usaba como base la intuición jedi. Por lo tanto, si se quedaba ciego,

todavía seguiría peleando con un cincuenta por ciento de su puntería inicial.

Esto significaba que podía mover el puente a una cubierta intermedia y tener

muchas cubiertas de blindaje entre él y los enemigos, que ya no podrían

lanzarse contra su puente.

Otra

desventaja que podía ser superada era el casco, que podía ser reemplazado por

nanomaquinas que podrían generar sus propios escudos en caso de necesidad o

desviar la energía de los blásteres. Además, podrían reparar los cañones en

plena batalla. El límite de uso de las nanomaquinas era el propio Sistema 0,

pero Anakin también tenía un plan para eso: añadir un segundo cerebro, que era

el de Ahsoka. Y si había algún otro maestro con él, también podía usarlo.

Mientras más jedi hubiera en el Verdad y Reconciliación, más capacidades

tendría este. En cuanto a su manejo en solitario, él ya había probado sus

límites, controlando las nanomaquinas de forma rudimentaria para defender el

interior de la nave, mientras controlaba los cañones y algunas cientos de naves

buitre.

Ese era su

límite; no podría usar las nanomaquinas para hacer reparaciones en plena

batalla o adoptar nuevas configuraciones para generar escudos en caso de

emergencia. Era algo demasiado complicado y cada proceso requeriría un jedi

adicional.

Por otro

lado, las nanomaquinas no tenían un conocimiento programado y el jedi que las

usara para reparar o adoptar alguna configuración, como generar energía o

escudos, debía poseer este conocimiento por su cuenta. Él no tendría problemas

con esto, pero en cuanto a conocimientos tecnológicos, la mayoría de los

maestros eran como su propio maestro Obi-Wan, que tenía problemas con la

tecnología. Cada intento de usarla podría ser el fin para ellos. Ponerles en

manos de las nanomaquinas, de seguro terminaría en un rápido suicidio en masa.

Esto quería decir que solo él podría usar las nanomaquinas en batalla cuando se

tratara de usar todo su potencial, por lo que Ahsoka debía encargarse de la

ofensiva.

Anakin

tampoco olvidaba que necesitaba un sistema de sigilo y, si podía, un sistema

antitorpedos y bombas. En la última batalla, estuvieron a punto de destruirlos

con un solo ataque. Aunque esto era muy difícil, porque los bombarderos eran el

némesis de cualquier acorazado por su velocidad y la potencia de sus bombas. Si

atacaban en cantidad, como en la batalla anterior, siempre serían un dolor de

cabeza. No había mucho que él pudiera hacer más que usar la potencia de fuego

completa para evitar que llegaran a su nave.

Con todas

las principales mejoras en mente, Anakin empezó las reparaciones mientras

recolectaba recursos para su laboratorio y R2 infiltraba nanomaquinas en el

sistema de defensa del planeta para tomar su control y usarlo para su

laboratorio.

Anakin miró

a R2, fijando los sensores del Sistema 0 en él. R2 se estremeció al notar que

estaba siendo escaneado y preguntó qué estaba haciendo.

—Nada, sigue

con tu trabajo —dijo Anakin con tono neutral. R2 no se quedó tranquilo e

insistió en saber qué hacía.

—R2, creo

que si añadiera algunas células artificiales a tu cerebro robótico, tu

inteligencia y razonamiento aumentarían en gran medida. También podría agregar

mejoras como escudos, algunas pequeñas armas, sustituir los propulsores por

levitación magnética, aumentar la potencia, agregar algunos blásteres para la

defensa personal y un nuevo y mejorado sistema de hackeo —dijo Anakin.

R2 trató de

escapar, pero una masa de nanomaquinas cayó sobre él.

Ahsoka

desembarcó en el hangar de la fragata donde transportarían a Nute Gunray hasta

un crucero que lo llevaría a su juicio y a una prisión en Coruscant.

Ahsoka fue

recibida por un escuadrón de clones y la maestra jedi Luminara Unduli, una

mirialana de piel verde y algunas marcas en la barbilla.

La fragata

emprendió camino para buscar a Nute y Ahsoka meditó en su habitación, o más

bien suspiró. De nuevo, su maestro tenía expectativas demasiado altas para

ella.

No era que

Ahsoka no se viera capaz de cumplir su misión, era que parecía que su maestro

esperaba que ella blandiera su sable de luz y Ventress saliera corriendo, como

lo hacía cuando se enfrentaba con él. El pequeño detalle de que ellos dos no

poseían las mismas habilidades parecía pasársele por alto a su maestro.

Ahsoka

volvió a suspirar y revisó su mochila para examinar las cinco esferas

defensivas que poseía. Ella ya podía usar tres de ellas. Su maestro decía que

tenía más talento que él para la defensa. Ahsoka no lo notaba en lo absoluto.

Ella miró la propia mochila, que eran sus dos estrellas de la muerte, ahora sin

capacidad de ataque debido a que no tenían cristales Kyber. Otra cosa que ella

debía conseguir de Ventress, que según su maestro atacaría en esta misión.

Ahsoka esperaba que al menos viniera sola.

—¡Maestro,

esperas demasiado de mí! —se quejó Ahsoka, y eso que ella aún se negaba a

pensar en todo lo demás que él dijo sobre que en un futuro ella debería

encargarse de mantener la voluntad de ambos.

Ahsoka sacó

una pequeña caja y desplegó cientos de pequeñas esferas alrededor de su cuerpo.

Mantener su mente ocupada la ayudaba con la presión que estaba sintiendo.

Ahsoka

desplegó las esferas y aseguró unas pocas de ellas en una órbita fija. Cuando

ella estaba en el templo, sentía que era reprimida constantemente. Que los

maestros no confiaban en ella. Pero ahora sentía todo lo contrario, y era que

su maestro confiaba demasiado en ella o esperaba demasiado de ella. Ahsoka

nunca pensó que eso fuera el doble de estresante que lidiar con la desconfianza

en el templo.

Ahsoka no

entendía cuáles eran las intenciones de su maestro. Ella ya empezaba a creer

que él no entendía los límites de la fuerza de un jedi y creía que todos eran

monstruos como él…

Los

pensamientos de Ahsoka fueron interrumpidos cuando sintió su vínculo con su

maestro.

«Él en

verdad es un monstruo», pensó Ahsoka. Desde que ella descubrió su vínculo y

accedió a él, cada vez que su maestro se dormía, allí estaba una puerta de

acceso para ella.

Ahora Ahsoka

estaba a años luz de él, pero su vínculo se proyectaba hasta ella. Ahsoka

todavía no había tenido el valor de responderle, porque en Ryloth, él tenía la

guardia baja y estaba inconsciente. Ahora solo estaba dormido, y si ella tocara

su mente, estaba segura de que la descubrirían, y las cosas se tornarían muy

incómodas. Aún así, resistirse era difícil, porque podía sentir dolor a través

de su vínculo, todas las veces que podía sentirlo.

Ahsoka se

preguntaba si ella era la causa de ese dolor. Desde que supo que su maestro

estaba enamorado de una versión futura suya, empezó a pensar que este dolor era

debido a su rechazo, pero había un pequeño problema en esa conclusión, y era

que ella no había rechazado a su maestro, porque ahora ambos fingían ignorancia

y cuando estaba consciente, él le daba la impresión de que estaban bien y que

él no deseaba hablar del tema. Aún así…

Ahsoka

decidió explorar un poco abriendo su vínculo y rozando su mente para ver si se

despertaba…

Ahsoka dio

un respingo. Ella ya no estaba en su habitación, sino que caía en picada en el

vacío del espacio y la oscuridad del espacio. Ahsoka caía hacia una flota de

naves de tamaño medio y de forma extraña. Las naves eran negras y doradas y

tenían una pirámide en el centro con un armazón negro a su alrededor.

Ahsoka cayó

a gran velocidad hasta que atravesó los escudos de una de ellas, y ahora estaba

en una especie de salón del trono, con paredes doradas de diseños extraños, un

piso negro que parecía mármol. pero lo que llamó la atención de Ahsoka era el

hombre que estaba sentado en el trono y que llevaba una ropa algo extraña: una

camisa, pantalones y zapatos cómodos, no era lo que ella esperaría encontrar en

un lugar como este.

La

apariencia del hombre también la dejaba extrañada, porque lo que ella sentía

era que este era su maestro, pero no se veía para nada como su maestro. Era un

hombre de cabellos dorados y ojos azules, con un cuerpo que parecía esculpido

por una máquina de tallar estatuas, irreal como una pintura.

—¿Maestro?

—preguntó Ahsoka, y el hombre sonrió, haciendo un gesto con su mano y

atrayéndola hacia el trono, como si controlara una pluma, a pesar de que ella

trató de defenderse con toda su fuerza mental.

El hombre no

le hizo daño y la depositó con suavidad a tres metros de él.

—¿Quién más

podría ser? —dijo el hombre pensativo, y por unos segundos, su cuerpo se

difuminó y ella pudo ver una sombra, pero fue indefinido y al momento volvió a

ser el hombre rubio…

—Si no

quieres llamarme maestro, puedes llamarme Xión, no me importa —dijo el hombre.

De alguna manera, Ahsoka se sintió cómoda con eso.

—¡Eres

preciosa! —dijo Xión, y Ahsoka pudo sentir todos sus sentimientos llegando a

través de su vínculo.

Eran

sentimientos de ternura, cariño, apego… amor. Pero también era algo lejano,

como un sueño. Ahsoka se sintió algo incómoda, esto era justo lo que ella no

quería.

—Cuando era

un niño, tú eras mi jedi favorita —dijo Xión—. Luego crecí, pero esos

sentimientos quedaron en mí. Aún así, lo que mi actual yo siente por ti, no es

mi culpa, aunque ese tipo siempre se excusa conmigo para no admitir sus propios

sentimientos. Además, sus tonterías pueden hacer que mueras, y eso no puedo

permitirlo.

»Mi alma es

muy débil ahora, esa criatura realmente me dio un gran bocado. En verdad no sé

si en mi estado actual, mi mente pueda oponerse a la corrupción de la fuerza.

Soy un dios, cualquiera que toque mi mente está condenado, pero ahora estoy

demasiado débil, y ese viejo no es alguien simple, porque tiene la fuerza

detrás, y ese es un poder que representa toda la vida en este universo. No es

algo que pueda subestimar, y no sé si sea algo que pueda resistir, más en el

estado actual de Anakin.

»Por

supuesto, este es su mundo, es natural que esté asustado —dijo Xión con un

suspiro.

Ahsoka solo

podía parpadear. ¿Tenía su maestro una doble personalidad…? Xión se rio, y el

corazón de Ahsoka dio varios saltos. Antes había estado algo distraída…

—Ahora

sigues distraída. Desde que has tocado mi mente y abierto el vínculo que nos

une, ambos somos uno. Nuestras mentes ahora están unidas, y tú eres demasiado

inexperta para enfrentarme. Si fueras un enemigo, ya podrías considerarte

muerta. Los trucos mentales son una de mis especialidades. Aún así, no debes

preocuparte, moriría antes de hacerte daño, y como te dije, pretendo ayudarte

—dijo Xión.

Ahsoka

estaba paralizada. ¿Podía él ver en su mente…?

—Solo tus

pensamientos, aunque si me lo propongo, también puedo ver más allá, todos tus

recuerdos e incluso asimilar tu alma, porque es otra de mis especialidades.

Este cuerpo me limita, pero tú has tocado mi mente, que está unida a mi alma, y

aunque he sido herido de gravedad, no tienes las herramientas para enfrentarme

—dijo Xión y Ahsoka se estremeció, pero todo volvió a cambiar.

Ahsoka ahora

estaba en una tienda, mirando a una de las chicas más hermosas que había visto

en su vida…

Ahsoka

sacudió la cabeza y vio todo usando sus propios ojos. Ella estaba de pie en la

tienda, y a su lado estaba su maestro cuyos pensamientos ella había sentido

antes y había vivido.

Ahsoka hizo

una mueca y miró a su maestro, cuyos sentimientos estaban a flor de piel, pero

cuyos pensamientos en estos momentos eran de negación, buscando una excusa

detrás de otra para negar todo lo que sentía.

La escena

cambió a una cena romántica. Su maestro ya había crecido, aunque se veía algo

menos imponente que cuando ella fue asignada a él como padawan. La mujer era la

senadora Amidala, y el corazón de su maestro latía desbocado, mirándola tomar

una copa de vino, mientras ella le sonreía. Ahsoka solo pudo parpadear.

—Es falso,

mi maestro está…

—Enamorado

de ti —preguntó la voz de Xión, y la escena cambió.

Ahora estaba

en una sala de meditación, de donde salía la maestra Jadle, mientras su maestro

quedaba detrás, llorando como un niño pequeño, y susurrando el nombre de Padmé.

—Creo que no

es necesario que te diga cuándo pasó esto —dijo la voz—. No es un monstruo. Y

no es fuerte. Como él mismo te ha dicho, su voluntad es débil. Puede que nunca

lo veas, porque a tu lado y al lado de Padmé, él se siente como un dios. No se

derrumbará y no será débil. Es extraño, nunca fui la clase de persona que

obtenía su fuerza de los demás, por lo que no entiendo esa forma de ser…

—No, mi

maestro…

La escena

volvió a cambiar, y Ahsoka sintió un escalofrío en todo su cuerpo. Ella estaba

de pie detrás de un lord Sith muy poderoso, y el lado oscuro se arremolinaba a

su alrededor. Lo que había paralizado a Ahsoka era que ella estaba en el Templo

Jedi, y había guardias del Templo muertos más allá. Más grave aún, frente al

Lord Sith, había un grupo de iniciados, y el Lord Sith había activado su sable

de luz.

—Avanza y

mira su rostro, este es el futuro que más teme. Mira y comprenderás lo débil

que es. No hay trucos —sentenció Xión y Ahsoka tembló, porque del Sith en

frente de ella, le llegaba el rastro de un vínculo…

—El futuro

es…

—Un mundo de

posibilidades —dijo la voz, y mientras hablaba, cada jedi del Templo apareció

frente a ella diciendo las mismas palabras, pero eran sus últimos pensamientos

antes de sus muertes.

Ahsoka no

pudo verlo, pero sintió la traición y los remordimientos, la comprensión de sus

errores y la tristeza de haber fallado.

—No cometas

el mismo error que el Consejo —dijo la voz de Xión y Ahsoka se miró a sí misma,

mayor.

Era ella

misma, pero no se reconoció, era tan distinta, llena de dolor, pesar y

tristeza. Una Ahsoka solitaria, e incluso gruñona.

—Ese es su

futuro, y este es el tuyo. Sobrevivir, a todo lo que una vez amaste. En soledad

y dolor. Viendo todo derrumbarse a tu alrededor. Aún así lograste sobrevivir,

con una pequeña parte de ti… tu apariencia —dijo la voz y Ahsoka sintió furia.

Ella

apareció en la sala del trono, sosteniendo su sable de luz en el cuello de

Xión.

—¡Todo es

mentira, nada de esto tiene ningún sentido! —reprendió Ahsoka. Su maestro era

el jedi más…

—Patético

—intervino Xión—. Lamentable e inútil. Siempre te lo está diciendo, pero le has

pintado como un caballero de brillante armadura, un dios incorruptible —dijo Xión,

acercando su mano a su rostro y acariciándolo de la misma forma que una vez

hizo su maestro cuando le reveló que ya la conocía por sus visiones—. Él es

poderoso, y con mi conocimiento y habilidades, lo es cien veces más, como él

mismo dice.

»Pero su

corazón está lleno de agujeros, y la única forma que conoce de salir adelante

es aferrarse con fuerza a aquello que ama —dijo Xión y una visión de terror

invadió la mente de Ahsoka.

El

nacimiento de Darth Vader, su maestro sacrificando todo lo que tenía por salvar

a la senadora Amidala, siendo engañado por un lord Sith y convirtiéndose en su

peón, en contra de los jedi.

Luego, la

paz… no otra visión, una de paz. Con su maestro a su lado… la visión se

interrumpió.

—Sí, por eso

se aferra a ti como un perro a su hueso. Padmé Amidala es el camino a la

oscuridad, Ahsoka Tano es la luz —Ahsoka se tensó, y volvió a estar frente a

Xión.

—Tonto, el

futuro se escribe con nuestras acciones, nuestro destino es escrito por

nosotros mismos. Padmé no es la oscuridad, es tu maestro. Y tú no eres la luz,

lo es tu maestro, solo él puede decidir su propio futuro —sentenció Xión.

Ahsoka se

sintió incómoda, pero antes de que pudiera hacer nada, la escena cambió.

Ahora Ahsoka

estaba en un crucero, y se enfrentaba a Ventress… que escapaba, se llevaba a

Nute Gunray con ella y además dejaba el crucero en llamas. Ahsoka sintió ganas

de llorar.

—Maestro,

¡te lo dije, soy una inútil! —se quejó Ahsoka.

La escena

cambió y Ahsoka se vio a sí misma más joven en el Templo Jedi.

—¡Maestro

puedo hacerlo! —dijo Ahsoka tratando de levantar una pieza más en su

meditación, mientras el maestro Yoda le decía que lo dejara.

Ahsoka se

mordió los labios.

—Ustedes se

parecen demasiado —dijo Xión cuando ella volvió al salón del trono—. Si te

dicen puedes, entonces no puedes. Si te dicen no puedes, entonces te empeñas en

ello, más allá de lo que es posible. ¡Ten fe en ti misma, padawan! —reprendió

Xión.

Ahsoka se

puso firme, hasta que recordó que este no era su maestro y lo miró con ira. Xión

sonrió.

—¡Idiota!

—reprendió Ahsoka—. ¿Dónde está mi maestro? —preguntó Ahsoka.

—Yo soy tu

maestro. Solo que una parte de mí, ahora duerme. Piensa en mí como una parte

incompleta de mí mismo. Como si agarraras a Anakin y cortaras sus deseos,

inseguridades, miedos, sentimientos, apegos. Lo que queda soy yo. Yo sigo

siendo tu maestro, pero todo lo que resalta de él, y por lo que lo conoces, no

está en mí. Él ni siquiera recordará esto, porque él mismo ha decidido

separarse de mí y no recordará nada de esto al despertar. Eso es interesante y

podríamos discutirlo, pero en otra ocasión.

»Ahora que

te he mostrado quién es en realidad tu maestro, es hora de que también te dé

algunas lecciones sobre la Fuerza. Después de todo, soy tu maestro, aunque

tengo un método muy diferente al de Anakin para hacer las cosas —dijo y la

galaxia apareció bajo sus pies. Pero no era un recuerdo ni una imagen, esto

era…

—Esto es lo

que veo y siento en la actualidad. Anakin es un estúpido. Él tiene razón, o

mejor dicho, yo tengo razón. La Fuerza es parte de ti, pero él trata de sacarla

de ti como si tú fueras él, con todos mis conocimientos, dándole la comprensión

de un dios. Seguir sus pasos solo te confundirá.

»Él podría

mostrarte, tal como estoy haciendo yo ahora, pero le da miedo que veas sus

sentimientos y su propio ser, su dolor, sus fracasos y sobre todo, su

debilidad. Siempre llora por el tema, pero no está dispuesto a mostrarlo, y se

supone que tienes que creerle mientras te muestra una apariencia de un dios

todopoderoso y te dice que necesita ayuda —Xión sacudió la cabeza—. En verdad

no lo comprendo —dijo suspirando—. En fin, no estamos aquí para hablar de

Anakin. Padawan, te mostraré mi propia comprensión de la Fuerza y comenzaremos

por lo más básico —ordenó.

—Tú no eres

mi maestro… —Xión la miró, y Ahsoka se atragantó.

—Ahsoka, ¡te

amo! —dijo Xión.

Ahsoka pudo

sentir la sinceridad en sus palabras. Creyó que eso la haría gritar y sentirse

muy incómoda, pero el sentimiento era consolador, en realidad no se sentía mal…

Ahsoka miró

a Xión. No era que se sintiera mal, era que la seguridad detrás de este

sentimiento era absoluta. No había dudas detrás, este hombre frente a ella

tenía una fe absoluta en sí mismo…

Ahsoka

sacudió la cabeza y miró a Xión con asombro. Este asintió.

—Sí, por eso

no puedo entenderlos. Su desconfianza en sí mismos, nunca la he sentido. Lo que

quiero, lo quiero. Mis objetivos, si son reales, entonces los alcanzaré. Ahora

te digo, te enseñaré por qué eso es lo que quiero, tú eres algo que quiero y

amo. Entonces te enseñaré y aprenderás —sentenció Xión.

Ahsoka

parpadeó. La mirada de Xión sobre ella era decidida, y esto no era lo que había

oído del amor, definitivamente no era así. Se suponía que era tierno, cariñoso

y comprensivo, y por qué no, también algo vergonzoso.

—Mi joven

padawan, verás que mi amor tiene altos estándares. Creo recordar que por eso

siempre estuve solo —dijo con un suspiro—. Sí, fue una vida triste y solitaria.

Puedo sentirlo. Y también puedo sentir que tú nunca podrás amarme, solo a

Anakin. Es un sueño más que está roto —dijo con una sonrisa triste—. Pero no

importa, no es la primera vez ni será la última; son pocas las personas que

pueden aceptarme… eso creo. Ahora dejémoslo pasar y comencemos —sentenció

mirándola con decisión.

Ahsoka se

quedó fría. Su relación ni siquiera había comenzado, y este tipo ya la había

evaluado, decidido que no eran compatibles y terminado con ella sin siquiera

hablar del asunto. Lo que era totalmente increíble, era que ella podía sentir

que sus sentimientos eran reales.

—¡Quiero a

mi maestro! —dijo Ahsoka con determinación. Este tipo no le daba un buen

presentimiento, y la Fuerza le advertía que iba a sufrir en sus manos. Xión

sonrió.

—¡Te

protegeré! —dijo inundándola con un sentimiento de calidez y cariño, con una

sobrecarga de una confianza absoluta detrás. Él se disponía a entrenarla, y no

importaba lo que ella fuera, al final cumpliría sus expectativas.

—¡Maestro!

—chilló Ahsoka poniendo todo su esfuerzo en escapar.

Un tiempo

indeterminado después, Ahsoka salió arrastrándose de su habitación y se

encontró con la maestra Luminara.

—Padawan

Tano, no exageres con tus entrenamientos de meditación —aconsejó la maestra

Luminara.

—¡Maestro,

te voy a matar en cuanto nos volvamos a ver! —gruñó Ahsoka.

Por

supuesto, ella mataría a su maestro. En cuanto al psicópata que la había

torturado, como era otra personalidad de su maestro demente, era evidente que

moriría como efecto secundario, pensó Ahsoka con malignidad, mientras se reía o

lloraba, no lo sabía con seguridad.

Después de

superar su crisis nerviosa con la ayuda de la mente tranquila de la maestra

Luminara, Ahsoka estaba lista para cumplir su misión. La fragata recogió a Nute

Gunray y, sin accidentes, lo llevaron al crucero Tranquilidad para ser

trasladado a Coruscant para su juicio.

—Maestra

Luminara, ¿me permite encargarme de esto? —preguntó Ahsoka con seguridad,

cuando Nute Gunray estuvo en su celda, lo que significaba que era hora de

interrogarlo y obtener toda la información que tuviera sobre los separatistas y

sus operaciones.

La maestra

Luminara la miró de arriba abajo.

—Padawan,

siento ira viniendo de ti, tal vez necesites meditar —dijo la maestra Luminara.

—Maestra,

estoy bien… —Ahsoka frunció el ceño. Luego sonrió y miró a la maestra

Luminara—. Maestra, tiene razón, creo que debo meditar. Me retiro en este

momento, por favor tenga cuidado —dijo Ahsoka, dándose media vuelta y

apresurándose sin mirar atrás, mientras fingía no escuchar a la maestra

Luminara, de la misma forma en que su maestro lo hacía con el Consejo.

«Ventress,

tú eres la causa de mi sufrimiento, deja que te lo agradezca en persona», pensó

Ahsoka. Planeaba desquitarse con Nute Gunray, pero seguro que él empezaría a

chillar cuando ella le mostrara las técnicas de interrogación empleadas por su

maestro. Necesitaba una mejor presa para desahogar su ira, hasta que volviera a

ver a su demente maestro de doble personalidad y lo matara.

 

NA 1: Hola a

todos, sé que este capítulo es largo, pero me he divertido escribiéndolo, sobre

todo el primer encuentro entre Ahsoka y Xión, sin la personalidad de Anakin

actuando como filtro entre ellos. Quería dejarlo completo, pero esto es solo la

mitad del capítulo que aborda. Van 6k de palabras y debo detenerme aquí para

enlazarlo con el punto de vista de Ventress y, además, quiero conectarlo con el

de Maul para concluir esta segunda parte de la serie The Clone Wars.

NA 2: Si

siguen mis otros fic, sabrán que no me gusta alargar las historias. Si algo no

es importante para la trama, no escribiré sobre ello. Sin embargo, considero

que todo lo que estoy escribiendo ahora es relevante, así que no lo omitiré.

Parece que seguiremos en la primera temporada de la serie por algunos capítulos

más, porque hay más cosas que deben ser mencionadas.

NA 3: Ahsoka

no ha recibido ningún aumento de poder; Xión solo liberó la presión que Anakin

había ejercido sobre ella. En el próximo capítulo veremos su enfrentamiento con

Ventress y la nueva forma de pelear que le enseñó Xión, más efectiva que la que

usa Anakin si consideramos el poder de la Fuerza de Ahsoka. Recuerden que ella

no es Anakin y no puede abrumar a los demás con su poder en cuanto a la Fuerza.

NA 4: Pobre

R2, es uno de mis personajes favoritos, pero como han notado, Anakin se ha

salido mucho de la escala y R2 también tendrá que actualizarse para poder

seguir ayudándole. No se preocupen, seguirá siendo un astromecánico como

siempre, solo que podrá resistir todas las locas batallas en las que se mete

Anakin sin terminar convertido en chatarra.

 

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