Capítulo 19
Mustafar
Anakin
preparó su salida del hiperespacio mientras pensaba que Palpatine era realmente
astuto. El Lord Sith había aprovechado la perturbación en la Fuerza que causó
su encuentro con la Duquesa Satine, para infiltrar a su mercenario en la Orden
Jedi, y robar el Holocrón Jedi que tenía la ubicación de los sensibles a la
Fuerza que el Consejo había descubierto en los últimos años y esperaban su
reclutamiento.
El
mercenario era alguien conocido por él, tanto por los recuerdos de Xión como
por sus actos en esta guerra.
Era Cad
Bane, que en este momento había secuestrado a un Maestro Jedi para abrir el
Holocrón que robó, y Palpatine también le había dado una pequeña flota de
varios cruceros separatistas y droides para cumplir su misión.
—General, la
flota enemiga se prepara para saltar al hiperespacio —advirtió Rex, y Anakin miró
a Ahsoka desde la silla del capitán.
—No fallaré
—dijo Ahsoka, que usaba su casco del sistema 0 y era la encargada del cañón
Kyber.
El cañón
disparó e impactó en los motores de uno de los cruceros enemigos usando una
potencia mínima, por lo que el crucero no fue destruido, solo averiado.
—Motores
averiados, los demás cruceros han cancelado su salto hiperespacial y toman
posiciones frente al crucero dañado; parece que era el objetivo correcto
—informó Rex.
—Aún pueden
escapar a los demás cruceros en una nave rápida; debemos abordar lo antes
posible —advirtió Obi-Wan, que había sido asignado a la misión junto a él.
Anakin
sonrió y no hizo intención de moverse de su lugar.
—Acérquense
y usen el cañón de iones para desactivarlos; ellos no tendrán tiempo de llegar
al hangar —dijo Anakin, porque este era el Verdad y Reconciliación, y una vez
sus enemigos estaban a tiro, no había escape posible. Obi-Wan frunció el ceño.
—Aun así,
debemos abordar para rescatar al Maestro Bolla Ropal —dijo Obi-Wan.
—Abordaremos
directamente; siento que Cad Bane no está solo, es posible que Maul o Ventress
estén al acecho —dijo Anakin.
La flota
enemiga se agrupó porque sabían que ellos no harían explotar ningún crucero por
temor de matar al rehén con la onda expansiva de la explosión. Era una buena
estrategia, pero también era un sacrificio, porque el cañón de iones podía
disparar antes que ellos, y allí no había bombarderos para que intentaran un
ataque rápido. Parecía que los líderes solo querían ganar tiempo atravesando
las naves.
—Estamos a
distancia de tiro del cañón de iones —informó Ahsoka unos minutos después.
—Fuego
—ordenó Anakin, y el cañón de iones disparó una onda de relámpagos que, en
segundos, cubrió toda la flota enemiga, incluyendo una pequeña cantidad de
cazas buitres que estaban siendo desplegados.
—Bien, ahora
acerquémonos y veamos cómo Cad Bane piensa salir de esto —dijo Anakin, porque
el mercenario se escurría como una serpiente en todos los intentos de captura
de los Jedi.
Anakin tenía
cierta expectativa por ver cómo planeaba Cad Bane escapar de esto, porque el
"Verdad y Reconciliación" era la nave más famosa de la galaxia en
este momento, y todos conocían sus armas. No había forma de que Cad Bane
ignorara que su flota sería inutilizada por el cañón de iones. Él también sentía
un atisbo del Lado Oscuro allí, por lo que Ventress o Maul debían estar por los
alrededores.
Eso era
extraño, porque Anakin suponía que este era el intento de Palpatine por
conseguir un aprendiz confiable, porque todos sus aprendices actuales se habían
revelado y esperaban su oportunidad para traicionarlo. No era lógico que el
Lord Sith los enviara a reclutar a sus reemplazos, porque podría terminar mal. Anakin
miró a Rex.
—Rex, Cad
Bane tiene la reputación de ser una serpiente escurridiza. Toma tres
escuadrones de cazas y un escuadrón de droides buitre para capturar cualquier
nave que intente escapar —ordenó Anakin, y Rex asintió, aunque se suponía que
al haber usado el cañón de iones, no habría nada activo en esas naves, ni
siquiera droides.
—R2, los
droides buitres estarán bajo tu control —ordenó Anakin a R2, y este salió junto
a Rex.
—¿Cómo
piensas abordar? —preguntó Obi-Wan, dándose por vencido en tratar de adivinar
cómo iban a abordar la nave enemiga.
Anakin se
levantó al igual que Ahsoka, quien se acercó a él y le dio la mano. Obi-Wan
entendió al momento.
—Anakin, no…
—dijo tratando de alejarse, pero Anakin fue más rápido y lo tocó en el hombro,
con lo que los tres desaparecieron.
…
El puente
del Verdad y Reconciliación cambió por la vista de un hangar, donde un grupo de
droides se apresuraba a quitar algunas protecciones de una nave de carga,
mientras Cad Bane los supervisaba, y de inmediato se fijaba en la aparición de
su grupo.
Obi-Wan se
palpó a sí mismo para ver si seguía estando completo y luego le miró con
enemistad.
—General
Skywalker —dijo Cad Bane sin parecer preocupado, pero haciendo señales a los
droides para que se apresuraran con su trabajo.
—Cad Bane,
¿te entregas o te arrastro? —preguntó Anakin.
El
mercenario, que estaba a cincuenta metros, sacó su blaster e intentó apuntar a
la cabeza de su rehén con él, pero Anakin levantó la mano al mismo tiempo, y el
blaster ya era un amasijo retorcido cuando llegó a su posición, solo la
empuñadura estaba intacta.
—No dudes
que lo mismo puede sucederle a tu cabeza —advirtió Anakin. Cad Bane sonrió con
despreocupación. Él sabía que un Jedi nunca haría algo así—. Bien, entonces
serás arrastrado —dijo Anakin y sacó su sable de luz, al igual que Ahsoka y
Obi-Wan.
Cad Bane
llevó su mano derecha a una computadora que tenía en su brazo izquierdo y
presionó un botón. La Fuerza les dio una advertencia, y ellos saltaron,
mientras el piso del hangar se dividía en placas y dejaba ver cientos de
droides almacenados, que incluían modelos B2 y droidekas. Anakin no los desarmó
porque podía ver que tenían bombas en su interior, y el mecanismo de explosión
estaba programado para explotar justo bajo esta condición.
—Ahsoka…
—Ya lo he
visto, no intentaré desarmarlos —dijo Ahsoka, y Obi-Wan parpadeó.
—Maestro,
solo empújelos lejos —dijo Anakin mientras aterrizaba y mandaba a los droides a
volar lejos de ellos. Luego saltó hacia Cad Bane, dejando todo a Obi-Wan y a
Ahsoka.
En un
parpadeo, Anakin llegó junto a Cad Bane, tocó al maltrecho Maestro Bolla Ropal,
un rodiano que apenas estaba vivo debido a la tortura que había sufrido.
En los
recuerdos de Xion, el Maestro Ropal ya estaba muerto cuando él llegó, pero
ahora Cad Bane sabía del Verdad y Reconciliación y sabía que su vida dependía
de que este Jedi siguiera con vida, por lo que se aseguró de ello.
El Maestro
Ropal desapareció y flotó a tres metros de él mientras algunas esferas salían
de su mochila metálica y flotaban a su alrededor para protegerlo de los
disparos de los droides, que de inmediato abrieron fuego.
Cad Bane
tampoco se quedó quieto y apuntó con un segundo blaster, pero Anakin movió su
sable de luz, y el disparo fue devuelto al blaster, dejándolo obsoleto.
Anakin no se
detuvo allí, su siguiente objetivo era el mercenario a quien pensaba apresar
con la Fuerza, pero el piso debajo de él era peligroso, y desistió para saltar,
justo cuando el suelo se electrificaba en su antigua posición.
Cad Bane
saltó hacia la nave que sus droides ya habían conseguido despejar de sus
protecciones; él planeaba escapar. Como Anakin supuso, el mercenario ya sabía
que usarían el cañón de iones y había protegido a los droides y su nave de
escape de sus efectos. Ahora pensaba detenerlos con droides mientras él
escapaba. Por su desinterés en el Maestro Ropal, Anakin supuso que ya había
obtenido lo que quería de él.
Cad Bane
entró en su nave de carga para escapar, y Anakin suspiró y se movió hacia la
nave, apareciendo en la entrada del puente. Sin embargo, hizo una mueca cuando
vio a Cad Bane abriendo una entrada en el piso del hangar de carga de la nave y
deslizándose como una serpiente por el agujero, mientras una bomba de precisión
se activaba, con un par de segundos para reaccionar.
Anakin se
transportó de nuevo a donde estaban Obi-Wan y Ahsoka, los tocó, y apareció en
la sala de comunicaciones del Verdad y Reconciliación.
—Anakin
—dijo Ahsoka, apresurándose a sostenerlo. Anakin vio doble por unos segundos,
pero asintió.
—Solo es un mareo,
fueron demasiados movimientos por el espacio —dijo Anakin.
Anakin no se
sentía muy cansado, era solo que nunca había saltado tantas veces en tan poco
tiempo y llevado a tantas personas con él.
Obi-Wan
sostuvo al Maestro Ropal, comprobando sus signos vitales y pareciendo abatido.
—No hay
nadie más —dijo Ahsoka, que sabía por qué él se movió a ese lugar y no al
puente. Anakin asintió y ayudó a Obi-Wan a colocar al Maestro Ropal en el
suelo, luego colocó la mano sobre su pecho.
Obi-Wan miró
cómo las heridas del Maestro Ropal se curaban, mirándolo con asombro.
—¡Lord Sith!
—dijo el Maestro Ropal, apenas abrió los ojos, ignorando todo lo demás. Anakin
se tensó. Esa sería una descripción para Dooku, pero Dooku no estaba allí.
—General
Skywalker, hemos capturado al mercenario, pero había una segunda nave, y nos ha
burlado con facilidad —informó Rex.
Anakin
apretó los dientes, él en verdad se había arriesgado al venir en persona. Eso
también significaba que podían olvidarse de localizarlo antes de que atacara.
Palpatine estaba a otro nivel para esconder su presencia, tenía décadas de
experiencia en ello, y la Fuerza estaba demasiado revuelta para predecir sus
acciones.
Por
desgracia para Palpatine, él no necesitaba predecir sus acciones, porque
conocía su destino final, y la Fuerza le confirmaba sus pensamientos.
—¿Anakin?
—preguntó Obi-Wan, que había terminado de ayudar al Maestro Ropal a calmarse.
Que Palpatine invadiera su mente debió ser la peor experiencia de su vida.
Anakin supuso que estaría mucho tiempo en recuperación.
—Maestro,
seguiré solo el resto de esta misión —dijo Anakin.
Palpatine
era un peligro extremo; él no arriesgaría la vida de Ahsoka y de Obi-Wan contra
Palpatine. Tampoco podía llevar a los clones; ellos serían bajas seguras si
Palpatine se veía acorralado. Aunque Anakin ya podía liberarlos, porque todos
estos clones ya habían sido inoculados con células artificiales, que a una
orden suya se activarían y atacarían el chip de los clones, liberándolos en
apenas minutos. Pero si hacía eso, el resto de la galaxia estaría condenada,
porque Palpatine sabría de esta opción y también sabría que no la había usado,
porque no estaba lista.
Al saber
esto, Palpatine podía rendirse en el plan de la Orden 66, o podría activar la
Orden 66 en ese momento y ver el alcance del plan de Anakin, causando la caída
de más de la mitad del ejército clon en sus manos. Anakin sabía que él elegiría
la segunda opción, no había forma de que el Lord Sith se rindiera y aceptara la
derrota, por lo que los clones quedarían fuera de sus planes.
Obi-Wan
reflexionó, captando el tono de precaución en sus palabras. Él ya sabía que
había otro Lord Sith detrás de Dooku, y como Anakin no tomaría estas acciones
contra Dooku, ya se imaginaba que iba contra el otro Lord Sith.
—Anakin,
debemos hablar de esto con el Consejo —dijo Obi-Wan después de unos segundos.
Anakin supuso que él propondría eso y asintió.
—Ahsoka,
lleva al Maestro Ropal a la enfermería. Iré a ver cómo está Cad Bane —dijo
Anakin.
…
Al llegar al
hangar de cazas, Rex salía de su caza, mientras un par de droides buitre
modificados arrastraban un caza de la Federación gravemente dañado.
Rex se
acercó a Anakin, mientras el caza averiado era rodeado por varios escuadrones
de droides B2 modificados y una de las masas de nanobots.
Anakin se
acercó al caza averiado y la cabina se abrió. Cad Bane saltó, pero antes de que
hiciera nada, la maraña de nanobots se abalanzó sobre él en el aire, y Cad Bane
quedó envuelto en una pelota.
—¡Creía que
un Jedi tendría algo más de orgullo! —se quejó Cad Bane con amargura.
Anakin
sonrió. Un mercenario conocido por sus tácticas rastreras quejándose de haber
sufrido un trato injusto le hacía gracia.
—Rex, ponlo
en una fragata y envíalo al Templo Jedi. El Maestro Windu debe estar ansioso
por saber quién lo contrató y cómo se infiltró en el templo —ordenó Anakin, y
Rex hizo algunas señas a los escuadrones de clones, mientras una parte de los
nanobots se convertía en una especie de traje ajustado de cuerpo completo para
Cad Bane.
—Considera
esto tus nuevas esposas —dijo Anakin, porque él no pensaba dejarle ni un dedo
libre a este tipo.
—Skywalker,
espera, podemos negociar… —Los clones arrastraron a Cad Bane y le dieron unas
cuantas patadas para que colaborara y se apresurara a caminar.
—Señor,
¿tengo que hacer alguna preparación adicional para su siguiente misión?
—preguntó Rex.
Anakin
suspiró. Los clones habían abandonado el lugar, y solo había droides. Droides
que eran manos y ojos extras para él. Aún así, Rex no se atrevía a preguntar de
forma directa, aunque no era la primera vez que él evitaba contar con los
clones, y él ya lo había notado.
—Rex, te
confiaría mi vida —dijo Anakin. Eso era lo único que podía decir sin poner en
riesgo sus planes, y sin perder la confianza de Rex.
—Entiendo,
señor —dijo Rex sin dudar. Anakin asintió; él en verdad quería patear a
Palpatine en las bolas en este momento.
—Volvamos,
supongo que los ancianos tendrán algo que decir respecto a mi siguiente misión
—dijo Anakin.
…
Anakin
volvió a la sala de comunicaciones, mientras Rex regresó al puente de la nave.
Al llegar a
la sala de comunicaciones, Ahsoka ya estaba allí, hablando junto a Obi-Wan con
los Maestros del Consejo Jedi, liderados por el Maestro Windu y el Maestro
Yoda.
—Caballero
Skywalker, tus sentimientos inestables son. Esta misión no puedes abordar
—sentenció Yoda antes de que Anakin pudiera dar algún argumento.
Anakin
reflexionó. Si darle una patada en los huevos a Palpatine se consideraba tener
sentimientos inestables, sin duda sus emociones eran muy inestables.
—Maestros,
Obi-Wan no puede enfrentar a este Lord Sith —dijo Anakin.
Si Obi-Wan
fuera con él, Palpatine aprovecharía para partirlo en dos solo para molestarlo
y desquitarse de los dolores de cabeza que le estaba causando.
—Anakin, no
soy tan malo con el sable de luz —se quejó Obi-Wan, aunque siempre terminaba
siendo derrotado cada vez que se enfrentaban. Su percepción de la realidad
estaba seriamente distorsionada.
—Maestro
Kenobi, esta vez debo coincidir con el Caballero Skywalker. Tampoco me agrada
la idea de que él participe en esta misión. Contra este Lord Sith, el Maestro
Yoda y yo deberíamos ser quienes lo enfrenten —dijo el Maestro Windu, y los
demás Maestros del Consejo asintieron.
Anakin no
dijo nada, pues eso era justo lo que planeaba hacer si pretendían dejarlo
fuera; ellos tendrían que ingeniárselas para localizar a Palpatine por su
cuenta.
Los Maestros
esperaron su respuesta durante varios segundos, y finalmente, Yoda masticó su
saliva con impotencia, cediendo.
—El
Caballero Skywalker nos acompañará —dijo el Maestro Windu. Los Maestros
suspiraron.
—Maestros,
yo…
—Padawan, te
quedarás con el Maestro Obi-Wan —interrumpió Windu con un tono amenazante,
mirando significativamente a Obi-Wan, que se quedaría para vigilarla. Ahsoka
hizo una mueca, al igual que Obi-Wan.
—Iré a
meditar para ver a dónde ha ido este Lord Sith —dijo Anakin, que ya sabía dónde
iría Palpatine y solo esperaba a que este fuera a su escondite.
—Estaremos
allí en un día —dijo el Maestro Windu.
…
Tres días de
meditación después, Anakin había calmado sus emociones gracias a la meditación
junto al Maestro Yoda. Él decidió que no valía la pena arriesgar su victoria
segura a largo plazo por un plan apresurado y riesgoso, así que optó por
advertir a Palpatine que estaba expuesto antes de llegar a su escondite,
dándole tiempo para escapar, pero no para planear en su contra.
—Mustafar
—dijo el Maestro Yoda con extrañeza.
—Es un lugar
extraño para el escondite de un Lord Sith —añadió el Maestro Windu.
Anakin
parpadeó en su mente, ya que el escondite de Palpatine era el Senado, al lado
del Templo Jedi. Eso sí que era un lugar extraño para un Lord Sith.
—Los Sith se
han adaptado a las estrategias de los Jedi; han avanzado mientras los Jedi
tratan de utilizar las estrategias del pasado para combatirlos —dijo Anakin,
quien tenía los controles de la lanzadera modificada en la que viajaba. Sin él
allí, la Orden estaba condenada.
Eso en
comparación con toda la galaxia no era mucho, pero para Anakin, ellos también
eran importantes, y se negaba a dejarlos en manos de Palpatine.
El Maestro
Yoda y el Maestro Windu lo miraron con algo de sorpresa. Tenían sus sentidos
puestos sobre él, y su cambio de planes no les pasó desapercibido, por lo que
pudieron ver más allá de sus palabras. Anakin hizo una mueca mientras salían
del hiperespacio en Mustafar, y la Fuerza mostró una leve fluctuación.
—No es que
piense que no pueda encargarme de este asunto, es solo que creo que a veces
tener un poco de paciencia no está mal —dijo Anakin de mala gana.
El Maestro Windu
y el Maestro Yoda lo miraron mientras parpadeaban. Anakin les miró con
enemistad, pero una transmisión de la superficie del planeta interrumpió sus
quejas.
Anakin la
recibió y se mostró tan sorprendido como el Maestro Yoda y el Maestro Windu al
ver un holograma de Palpatine, disfrazado de Lord Sith o del Lord Sith que se
hacía pasar por Palpatine.
La lanzadera
fue invadida por escalofríos del Lado Oscuro, Palpatine no estaba
escondiéndose, y su gran presencia y afinidad con la Fuerza les rodeaban.
—Maestro
Yoda, Maestro Windu y el General Skywalker —dijo Palpatine con una sonrisa.
—Las
distracciones son innecesarias, no es el estilo Jedi arriesgar la vida de los
inocentes. Ya sal corriendo y nosotros rescataremos a los nuestros —dijo
Anakin.
La ira de
Palpatine provocó una gran perturbación en la Fuerza, y su holograma parpadeó;
era posible que algo se rompiera en su ubicación.
Cuando se
disfrazaba de Canciller, incluso los movimientos de Palpatine eran calculados y
medidos. Pero cuando usaba la capucha y ocultaba su rostro, se convertía de
inmediato en un psicópata de mecha corta y propenso a la ira.
—Skywalker,
es tu miedo el que habla. Ven aquí y enfréntame, así veremos si tu destreza con
el sable es equivalente a tu reputación —se burló Palpatine. Anakin se preguntó
si Palpatine había perdido la cordura.
El Maestro
Yoda y el Maestro Windu se levantaron de sus asientos.
—Si un
enfrentamiento es lo que deseas, un enfrentamiento tendrás —sentenció el
Maestro Yoda.
—Maestro, no
subestimes su habilidad con el sable de luz —advirtió Anakin. Palpatine era
pura fachada, y debajo de la ira y su aparente descontrol, había una mente fría
que no desaprovechaba oportunidades. Yoda asintió.
Palpatine se
carcajeó, pero Anakin simplemente lo ignoró, permitiendo que, por primera vez,
los sentimientos y emociones de Xion prevalecieran. El Maestro Windu sonrió
mientras Anakin se levantaba y tocaba a ambos Maestros Jedi, ignorando a
Palpatine, y apareciendo donde sentía la presencia de la Fuerza más débil.
Ellos
aparecieron en una habitación médica con varias cápsulas, y dos niños acostados
en camillas. Allí había algunos droides que quedaron en piezas cuando ellos
aparecieron.
El Maestro
Windu y el Maestro Yoda no perdieron tiempo y corrieron para perseguir a
Palpatine.
Anakin no
los siguió, se quedó con ambos niños retirando las ataduras que les retenían.
—Todo está
bien, saldremos de este lugar —dijo Anakin, transmitiendo un sentimiento de
tranquilidad a través de la Fuerza.
Los niños
estaban inconscientes, pero eran sensibles a la Fuerza, y sus mentes percibían
el peligro. Anakin desconectó las máquinas y liberó algunas cargas de células artificiales
en el lugar para ver qué pretendía hacer Palpatine.
Anakin podía
sentir la alquimia Sith operando en el lugar, y Palpatine tenía algunos
conocimientos al respecto, pero sus conocimientos en genética y biología no
estaban a un nivel que le permitiera crear algo nuevo, ni sus conocimientos de
alquimia estaban al nivel de la magia de las brujas, que incluso podían
convertir a una persona común en un sensible a la Fuerza, y tenían la capacidad
de lavarle el cerebro a la gente.
Se decía que
el maestro de Sidious, Plagueis, tenía habilidades similares e incluso podía
influir en la propia vida, pero Sidious era un idiota. Como Plagueis le
comunicó que la Regla de Dos ya no era necesaria, Sidious concluyó que no le
enseñaría nada más y lo mató para quedarse con todo.
En opinión
de Anakin, y debido a los recuerdos de Xion, solo podía concluir que Palpatine
era un idiota porque, en este mundo, no existía nada más importante que la
vida. Sidious dejó ir tal conocimiento a cambio de un poder que era efímero y
finito y que al final terminó con su vida. Era la tragedia de Lord Sidious.
Anakin no
sabía a ciencia cierta si estos conocimientos sobre Sidious eran reales, porque
el propio Sidious no le hablaría de ellos, y los conocimientos de Xion eran muy
confusos. Parecía que las historias que leía no se ponían de acuerdo en qué era
canon y qué no, por lo que la historia que sabía de Sidious bien podía ser
falsa.
Anakin
terminó de hacer ajustes y de acomodar a los niños para esperar a que Palpatine
fuera derrotado por Yoda y Windu y marcharse de ese lugar. Él miró una de las
paredes de la habitación y, con un empujón de la Fuerza, se hizo una puerta, ya
que la pared no estaba reforzada.
La nueva
puerta daba a un pasillo externo protegido por escudos. Anakin se acercó al
borde y observó la vista que le ofrecía Mustafar, apartando sus sentidos de la
Fuerza, que era una tormenta debido a la pelea de Yoda, Windu y Palpatine, y
concentrándose en la vista de los ríos de lava y los robots mineros que seguían
haciendo su trabajo en el lugar.
—Esto no
significa nada —dijo Anakin.
—No estoy de
acuerdo, esto significa que estás madurando —dijo él mismo.
—¿Madurar
significa dejar que los demás se encarguen de tus problemas? —preguntó Anakin.
—No, lo has
entendido todo mal, pero supongo que esto podría considerarse un paso, lo
siguiente es aceptar que el mundo no gira alrededor de ti y lo que llamas tus
problemas, en realidad son los problemas de todos o de otros —dijo Xion. Anakin
apretó los dientes.
—¿Estás
diciendo que soy un niño malcriado? —preguntó Anakin, este tipo en verdad le
desagradaba.
—Malcriado y
rebelde, pero posees un gran corazón y eres capaz de sacrificarte por las
personas que son cercanas a ti. Eres una persona con la que puedo
identificarme, aunque nuestras formas de ser y ver el mundo sean diferentes.
Por eso eres uno de mis héroes —dijo Xion. Anakin se sintió algo raro.
—Quiero
hablar con Padmé —dijo Anakin, en parte porque no quería seguir con esta
conversación. Xion sonrió, porque en realidad era la misma conversación.
—Creo que lo
mejor para ustedes es dejar que ella decida. Tu relación con Ahsoka ha mejorado
gracias a eso —dijo Xion. Anakin hizo una mueca.
—¡Ella es mi
padawan! —reprendió Anakin.
—No estás
calificado para ser un maestro, y ella no fue enviada aquí para eso. Su
propósito era otro y ya lo ha cumplido —replicó Xion—. Ella es importante para
mí, no voy a dejarla en manos de un maestro inútil —agregó. Anakin suspiró.
—Solo me
preocupaba por ella y quería que estuviera bien —dijo Anakin con un suspiro.
—Sí, muchos
padres de hijos basura ponen la misma excusa. Tú no eras su amigo, sus
sentimientos solo debían afectarte si las cosas se torcían y ella pedía tu
ayuda. Tu deber era darle herramientas para que ella misma forje su carácter.
Si para ello debes ser duro, entonces debes ser duro. Si debes ser amable,
entonces sé amable. Reconoce sus logros y castiga sus errores. Todo lo que
hagas debe ser parte de un plan —dijo Xion. Anakin hizo más muecas porque
Ahsoka en verdad parecía más capaz que cuando era su padawan.
—Tus
sentimientos por ella son una molestia —acusó Anakin. Xion se carcajeó en su
mente.
—Compartimos
la misma mente —dijo Xion con tono burlón—. ¿Ahora también dirás que la pequeña
senadora azul es mi responsabilidad? —preguntó Xion. Anakin se sintió muy
incómodo.
—No tenía
estos problemas cuando tú no estabas allí —se excusó Anakin.
—No, cuando
yo no estaba allí, todo lo que podías hacer era vivir una mentira y esconder
todo en lo que creías para mantener a Padmé a tu lado —dijo Xion. Anakin
decidió no hablar más con este tipo, o perdería la calma que había ganado. Xion
tampoco insistió.
…
Media hora
de silencio después, el maestro Yoda y el maestro Windu volvieron de su batalla
contra Palpatine. Anakin volvió a expandir sus sentidos y sonrió porque la ira
de Palpatine era casi palpable. Él debía estar maldiciendo a todos sus
antepasados y a su futura descendencia hasta la quinta generación porque Anakin
se había negado a participar en sus juegos. Ahora era oficial: todos los
Discípulos de Palpatine estaban en rebelión, incluyéndolo a él.
El maestro
Windu, que tenía una expresión preocupada, asintió. El maestro Yoda parecía
algo conmocionado. De seguro no esperaba que Sidious fuera tan poderoso en la
Fuerza y sus habilidades, tanto que él no era su oponente. Por fortuna para él,
las habilidades de combate del maestro Windu no eran convencionales, y
Palpatine debió llevarse una gran sorpresa con ellas. Ahora se lo pensaría dos
veces antes de ser arrogante y mostrarse de forma descarada.
—Ambos niños
están bien —dijo Anakin mirando a los niños que Palpatine había secuestrado.
Sus talentos eran altos, por lo que fueron los objetivos de Palpatine. Ambos
maestros asintieron, y los tres entraron para que Anakin los moviera a la
lanzadera.
—Maestro
Yoda, me gustaría volver a Coruscant con ustedes, hay algunos asuntos
personales que debo atender —dijo Anakin con dificultad. Él en verdad no quería
hacer esto.
El maestro
Yoda reflexionó por unos segundos y luego asintió. El maestro Windu no estaba
de acuerdo en lo absoluto, pero guardó silencio.
…
Un día
después, Anakin estaba en el edificio del Senado, pero nadie sabía que él
estaba allí, ni siquiera Padmé, que llegó a su habitación pensando que se
encontraría con un maestro del consejo.
Padmé le reconoció
al verle, aunque él llevaba capucha y estaba de espaldas, mirando la ciudad
desde las vidrieras de su departamento.
Anakin se
dio media vuelta y retiró la capucha de su capa Jedi. Él se sintió algo
incómodo, mientras Xion se reía de su mala suerte, porque Padmé no estaba sola,
sino que la acompañaba otra senadora de piel azul y ojos dorados, la senadora
Chuchi.
—¡General
Skywalker! —dijo Chuchi con emoción.
«Dios, mi
suerte es horrible», pensó Anakin al ver cómo Padmé apretaba los dientes y una
oleada de pura ira recorría la habitación.
—La senadora
y yo nos conocimos en Pantora. Estaba allí para prevenir una guerra y ganar
aliados para tu causa —explicó Anakin de forma apresurada.
“Demasiado
apresurada”, pensó Anakin cuando Chuchi parpadeó y luego los miró a ambos.
Padmé olvidó su ira y lució avergonzada.
—Yo tengo
algunas cosas que hacer —dijo Río Chuchi, y salió corriendo de la habitación.
—Senadora,
espere… —Padmé no pudo completar sus palabras porque Chuchi ya había huido y
cerrado la puerta detrás. El plan de infiltración de Anakin no iba muy bien,
pero no estaba aquí para preocuparse por eso.
—Hola, Padmé
—dijo Anakin con un suspiro, y fue a sentarse en el sofá de la sala.
Padmé miró
la puerta con indecisión, preguntándose si debía correr tras la senadora antes
de que se corriera algún chisme.
—Ella no
dirá nada, no es esa clase de persona, solo estaba algo asustada —dijo Anakin.
—¿Por qué
iba a estar asustada? —preguntó Padmé entrecerrando los ojos, su juicio ya
estaba nublado y al parecer no podía pensar con claridad.
—¿Por
enterarse de una relación romántica entre una senadora y un Jedi? —preguntó
Anakin levantando una ceja. Padmé se puso pálida y miró a todos lados.
—Anakin, no
tenemos una relación romántica —susurró Padmé mirando a todos lados.
—Padmé, ¡te
amo! —dijo Anakin, y Padmé se quedó paralizada—. Pero no sé si tú podrías
amarme a mí —agregó con pesar.
—Anakin, yo…
—Anakin levantó la mano.
—No me
conoces, o al menos solo has visto lo que he querido mostrarte —dijo Anakin,
indicándole que se sentara y contándole todo lo que planeaba hacer si ganaban
la guerra.
…
—Anakin,
¡eso provocará otra guerra! —exclamó Padmé después de que él le explicó todo.
—No estoy en
contra de la guerra, estoy en contra de luchar una guerra que no tiene ningún
significado —replicó Anakin.
—Anakin,
podemos hablar, para eso está la República y sus leyes —se quejó Padmé.
—No, la
República y sus leyes deben irse, Padmé. Ha sido la República y sus leyes las
que le han permitido a Palpatine hacerse con el poder y manipular a aquellos
que quieren justicia, para que no les quede otro camino que la guerra —replicó
Anakin.
—Anakin, ¿en
qué se diferencia lo que quieres hacer, de lo que pretende ahora Palpatine?
—preguntó Padmé con pesar.
—Padmé,
pensé que eso era evidente. Palpatine les ha mentido a todos para alcanzar el
poder. A mí no me interesa el poder. No quiero estar al mando de nada, solo
quiero orden y justicia. No para mí, no para los que son o fueron como yo, no
para aquellos que son cercanos a mí, sino para todos por igual, y eso es algo
que no obtendré aunque esta guerra termine.
»El Senado
seguirá pensando que los clones son herramientas que pueden usar, productos
creados para un fin. El Borde Exterior seguirá siendo ignorado, y los esclavos
seguirán siendo esclavos.
»Incluso, el
Senado seguirá pudiendo declarar guerras y tratando a aquellos que quieran
expresar su opinión como traidores. Entonces, ¿para qué luchamos ahora? ¿Cuál
es el significado de la muerte de todos aquellos que han muerto bajo mi mando?
Si esto sigue siendo un teatro y no hay consecuencias ni cambios para aquellos
que no tienen una oportunidad de reclamar, ¿qué sentido tiene? —preguntó
Anakin.
—Anakin,
debemos creer en la democracia, los cambios llegarán, lucharé por ello —dijo
Padmé.
—Y otros
lucharán en tu contra —replicó Anakin—. Padmé, no todos quieren lo mejor para
todos. Al menos una parte de estas personas no hará, ni dejará hacer nada que
afecte sus intereses, y si por ello muere gente o convierten sus vidas en un
infierno, no les importará —agregó.
—Y estás
dispuesto a matar a esas personas —dijo Padmé con pesar.
—Ellos están
dispuestos a matarme a mí y a miles de millones de inocentes para sacar
ganancias, Padmé. No puedes pedirme que me quede de manos cruzadas. Nunca haría
eso.
»Palpatine
lo sabe, es su mayor arma en mi contra. Por eso supongo que si él conoce esta
parte de mí, no debería esconderla de aquellos a los que amo. Además, yo me
considero más civilizado, porque la forma de pensar de estas personas no me
importa, solo me importa que las leyes no les permitan jugar con la vida de
otros —concluyó Anakin.
Padmé agachó
la cabeza y no dijo nada por varios minutos.
—Ese día,
cuando nos conocimos, y me dijiste que eras un esclavo, tus palabras fueron un
reproche, tú sabías quién era yo —dijo Padmé con tristeza. Anakin hizo una
mueca, pero asintió.
—Era mi ira
hablando, hacía poco había obtenido una gran cantidad de conocimientos, y
seguía siendo un niño. Las palabras no valen nada sin la fuerza para
respaldarlas; si fuera de otra forma, entonces mi madre y yo nunca hubiéramos
sido esclavos —dijo Anakin con amargura.
Las lágrimas
de Padmé se desbordaron.
—Yo necesito
tiempo para pensar —dijo Padmé en un susurro. Anakin cerró los ojos por unos
segundos y luego asintió para levantarse y salir de su habitación.
…
—Xion, en
los mundos que has visitado… —Anakin suspiró mientras caminaba, ocultando su
presencia para volver al Templo Jedi.
—No, la
esclavitud solo termina con batallas sangrientas. Las dictaduras solo caen con
sangre derramada, y como dices, las palabras de un esclavo no valen nada. Las
excepciones a esta regla son puntuales, y en ningún caso son algo aplicable a
grandes grupos de personas.
»Pero para
ti, ahora hay más caminos que la guerra —propuso Xion. Anakin hizo una mueca.
—¡No soy un
político! —gruñó Anakin.
—No, lo que
no quieres es sacrificar tu propia vida, esa es la mayor arma que Palpatine
tiene en tu contra, y no es más que tu propio egoísmo —dijo Xion. Anakin apretó
los dientes, pero cuando iba a negar, imágenes de un Sith en traje negro
pasaron por su mente.
…
—¿Qué debo
hacer para lograr mis objetivos sin que haya una segunda guerra? —preguntó
Anakin, un día después, mientras hacía guardia en solitario en el puente del
Verdad y Reconciliación, su conversación con Padmé había dejado sus
sentimientos revueltos.
—Renuncia a
la Orden Jedi. Declara corrupta a la República. Únete a los separatistas. Usa a
Dooku, a Maul y a Ventress. Lidera a los separatistas y haz que la República
comprenda el precio de sus errores. Nadie se atreverá a plantarte cara, ni
siquiera la Orden Jedi, pues ellos también comprenderán sus errores —propuso
Xion.
—¿Qué hay de
los clones? —preguntó Anakin con ira.
—¿Qué
diferencia hay? Lo único que cambiará será el punto de vista desde donde los
veas morir —respondió Xion, y Anakin aporreó el reposabrazos de su asiento—.
Son esclavos; su vida nunca estuvo en tus manos, están en manos de la
República, que los envía a morir. Te das demasiada importancia a ti mismo. Tu
trabajo, a lo sumo, es el de un capataz que los empuja con el látigo…
—¡Cállate!
—reprendió Anakin levantándose de su asiento y controlando la Fuerza a su
alrededor para no destruir el puente.
—Padmé,
Ahsoka, la Orden Jedi, tus admiradores en la República, quizás también la
lealtad de los clones…
—¡Que te
calles! —reprendió Anakin.
—Ellos son
tu vida. Sacrifica tu vida y no habrá una segunda guerra civil, pero como
sabes, más allá de la República, aún hay amenazas y siempre habrá posibilidades
de una guerra en el futuro.
»Continúa
con tus planes, y una segunda guerra civil será inevitable —concluyó Xion—.
Pero aún tendrás tu vida —agregó.
Anakin
volvió a sentarse, cubriéndose la cara con las manos, y dejando pasar el
tiempo, encerrándose en su propia mente. Él realmente detestaría que ese
anciano miserable de Palpatine se enterara de esto.
…
—No puedo
hacer eso, aunque haya una segunda guerra —dijo Anakin un tiempo indeterminado
después—. No puedo renunciar a todo, no puedo alejarme de aquellos a los que
quiero. Me niego a hacerlo. Eso es lo que me acerca al Lado Oscuro y lo que me
convierte en un buen candidato a Sith. Supongo que simplemente no soy una buena
persona —dijo Anakin.
—¡Anakin,
eres idiota! Si no querer renunciar a las cosas que amamos nos convierte en
malas personas, entonces todos somos malas personas —dijo la voz de Ahsoka a su
lado, y Anakin dio un respingo para levantarse y mirarla de pie a su lado.
—Ahsoka, he
dicho…
—Que querías
llorar aquí solo —dijo Ahsoka, haciéndolo atragantarse.
—¡No estaba
llorando! —se quejó Anakin.
—Llorando,
hundiéndote en la desesperación, es igual —dijo Ahsoka con un suspiro—. ¿Has
hablado con Padmé? —preguntó, y Anakin dio otro respingo—. Siempre terminas con
la moral por los suelos cuando hablas con ella. La última vez lloraste durante
tres días seguidos —dijo Ahsoka.
—No hablé
con ella esa vez —dijo Anakin de forma apresurada, antes de pensar en lo que
había dicho.
—Que ella te
haga llorar sin siquiera hablarte no es algo de lo que alardear —dijo Ahsoka
con abatimiento.
—Ahsoka,
¡esto no tiene que ver con Padmé, es un asunto muy serio! —reprendió Anakin.
—¡Claro que
sí! —dijo Ahsoka—. Lo que ella te dijo no tiene nada que ver con que ahora te
plantees renunciar a todo —agregó. Anakin se sintió muy incómodo—. Anakin,
¡Ella no es la única persona cuyas opiniones cuentan! —dijo Ahsoka con ira y se
dio media vuelta para marcharse.
—Ahsoka,
espera por favor. Tus opiniones también son muy importantes para mí —dijo
Anakin y corrió detrás de Ahsoka.
Nota del
autor 1: Espero que no se hayan olvidado de Xion. Como se mencionó antes en el
fic, sus planes serían muy diferentes a los de Anakin, y aquí vemos cuán
diferentes serían, y qué tan diferente es su forma de pensar en comparación con
la de Anakin. A diferencia de lo que ocurrió en el mundo ninja, Xion y Anakin
no son amigos, y Anakin no le agrada a Xion.
Nota del
autor 2: Lo más probable es que intentar cambiar las leyes de la República
después de la guerra provoque otra guerra civil. Recuerden que el Borde
Exterior es prácticamente una anarquía gobernada por piratas, esclavistas y
jefes mafiosos con mucho poder. Ellos no se someterían de forma pacífica, y
tendríamos un segundo conflicto si la República intentara hacer cumplir sus
leyes allí.
Nota del
autor 3: Padmé finalmente se ha dado cuenta de que sus ideas y las de Anakin no
son afines. Parece que sus objetivos son los mismos solo porque tienen un
enemigo común. Padmé elige creer en la democracia hasta el final, mientras que
Anakin está dispuesto a usar la fuerza si no obtiene resultados.