Capítulo 12 Verdad y Reconciliación
Un mes después, Anakin revisaba los archivos de la guerra
tras una victoria arrolladora en un planeta pantanoso. Él llevaba días buscando
a su objetivo, pues la Fuerza le decía que ya estaba por allí en algún lugar.
Pero Anakin tenía problemas para localizarlo, porque se suponía que Dooku
estaba con su objetivo, pero Dooku se estaba escondiendo, era evidente que no
quería verlo, lo que le dificultaba encontrarlo y tenía que recurrir a la
investigación.
Anakin no podía dejar esto de lado, porque su objetivo actual
podía darle una ventaja a la República, que solo sobrevivía a este conflicto
porque Palpatine no quería que terminara hasta que su poder fuera lo
suficientemente grande, la reputación de los Jedi estuviera arruinada y la
República cansada.
En cuanto a los separatistas, Palpatine nunca planeó que
ganaran la guerra y se encargó de ensuciar su reputación desde un principio, a
pesar de que en teoría sus postulados eran los correctos, pues pedían seguridad
en el borde exterior y pulgar la corrupción del Senado. Esto no significaba que
tuvieran toda la razón, porque ellos eran parte importante de la corrupción,
pero tampoco eran los malos.
Anakin sonrió pues encontró lo que buscaba, y puso rumbo a
Coruscant en la nave que había robado a Ventress y que gracias a los fondos de
Palpatine, había adaptado a sus estándares. Palpatine debía estar maldiciendo a
todos sus antepasados, pero no podía negarle nada, porque con él era un abuelo
complaciente y hacer otra cosa despertaría sus sospechas.
Por otro lado, su objetivo actual apareció después de un día
de búsqueda en los campos de batalla, pues tres cruceros Venators fueron
destruidos y aún no se sabía qué había pasado, ya que no hubo sobrevivientes ni
datos sobre el ataque. Con esta información y la Fuerza para guiarlo, no
importaba si Dooku no daba la cara, su objetivo ya estaba localizado.
...
—Maestro, ¿por qué nos estamos infiltrando en nuestra propia
casa? —preguntó Ahsoka mientras se colaban por las alcantarillas del templo.
—Es una inspección de seguridad —dijo Anakin con una sonrisa.
Ahsoka puso los ojos en blanco.
—Maestro, no voy a caer esta vez —dijo Ahsoka.
—Entonces debe de ser que has madurado y aprendido a ser
paciente —dijo Anakin con tono justo y siguió caminando.
...
—Maestro... —Anakin sonrió con malignidad, esta chica no
aprendía la lección.
...
Cuando salieron de las alcantarillas, Ahsoka estaba
enfurruñada porque no había logrado sacarle nada.
El consejo se mostró igual de sorprendido al verlos entrar y
luego cerrar la puerta detrás de ellos.
—¿Caballero Skywalker, qué hace aquí? —preguntó Windu con el
ceño fruncido.
—Acudo a mi cita con el consejo que el maestro Fisto me ha
hecho el favor de acordar —dijo Anakin. Los miembros del consejo parpadearon.
—¿A qué se debe el secreto? —preguntó Windu.
—Bueno, esto es una visita diplomática —dijo Anakin con
sinceridad, porque él pudo hacer como siempre hacía, ejecutar su plan y después
rendir cuentas, pero esta vez, el papeleo posterior podría ser demasiado
grande.
Anakin sacó un holograma con la información que había
revisado antes y sus propios añadidos de los recuerdos de Xión, donde se
mostraba su objetivo.
—Este es el Malevolence, la nueva nave insignia del ejército
rebelde, que es comandada por el general Grievous en persona y Dooku. Cuenta
con armamento suficiente para enfrentarse a una flota por su cuenta, y dos
cañones de iones que, de forma literal, harían pedazos cualquier línea
defensiva, inutilizando sus escudos —explicó Anakin. El consejo entero lució
alarmado.
El consejo veía esta nave como una amenaza, pero él no. Él la
veía como un servicio de Palpatine para él, y por años, había estado preparando
todo para cuando fuera construida, cada detalle, incluyendo una actualización
completa para el control de armas y un agregado que haría que el consejo jedi
quisiera ejecutar a cualquiera que se atreviera a preguntar cómo funcionaba la
tecnología que él agregaría a esta nave. Palpatine no podría ni acercarse sin
tener al consejo entero respirando en su cuello y mirándole con sospechas.
—Debemos advertir a nuestra flota… —el consejo empezó a hacer
planes para replegarse y luego intentar destruir la nueva nave.
Anakin suspiró. Él se preguntaba por qué estos viejos siempre
buscaban la forma de ponerse una soga al cuello a sí mismos, y a pesar de ser
jedi, solo pensaban en destruir todo lo que se les ponía en frente. Anakin
carraspeó con molestia. El consejo lo miró y Ahsoka se encogió.
—Como dije antes, esta es una misión diplomática. Lo que
significa que cualquier plan sobra. Y por favor absténganse de hacer planes
para destruir mi nueva nave insignia —reprendió Anakin de mal humor, estos
tipos parecían sith. El consejo entero frunció el ceño.
—¿Tu nueva nave? —preguntó Windu con el ceño fruncido. Anakin
asintió.
—Al igual que la nave que le robé a Ventress, como general,
tengo el derecho de quedarme con el botín de guerra y decidir su futuro uso, y
he determinado que el Malevolence será mi nueva nave insignia. Aunque su nombre
no me gusta, cuando lo capture, será renombrado como el Verdad y Reconciliación
—explicó Anakin.
—Explica tu plan —dijo Windu y por primera vez desde que se
conocían, en verdad parecía estar reflexionando.
—Es simple, el general Grievous tiene plena confianza en su
nueva nave y piensa que podrá tomar por sorpresa a nuestras flotas y causarnos
graves pérdidas, por lo que marcha en solitario. Mi plan es aprovechar esto,
hacer uso de mi propia nave de asalto, aterrizar en su nave insignia,
infiltrarme en el puente, cortarle las extremidades al general Grievous, apagar
los droides y reclamar la nave como mía —explicó Anakin—. Es un plan perfecto,
sin fisuras —agregó con confianza.
—Ese es un plan…
—Demasiado arriesgado —sentenció Windu—. Aunque logres de
alguna forma aterrizar, nunca lograrás llegar al puente, Grievous debería de
tener toda esa nave llena de droides —agregó.
—Mi maestro es capaz de pasar en medio de un ejército de
droides sin que volteen a mirarlo —dijo Ahsoka, casi sin poder ocultar su
emoción.
—Compartiremos el puente —sobornó Anakin. Ahsoka asintió.
—Arriesgado el plan de Skywalker es —sentenció Yoda, y el
consejo se apresuró a asentir—. Como todos sus planes anteriores es —agregó
Yoda con impotencia. El consejo no supo qué decir.
…
Anakin salió de Coruscant en secreto, pues este era un plan
que solo el consejo Jedi debía saber, de lo contrario, el enemigo se enteraría,
pues Palpatine no permitiría que un acorazado que le había costado un huevo en
construir para asustar a la República, destruir sus naves y matar a muchas
tropas, para que así la República terminara demandando más recursos bélicos y
dinero, aumentando el descontento general, fuera robado y unido a las filas de
la República, dándoles una ventaja.
…
—Maestro, creo que pueden vernos —dijo Ahsoka con aprensión,
mirando el colosal acorazado en frente de ellos.
El Malevolence tenía cinco kilómetros de largo, cinco veces
el tamaño de un acorazado común de la CIS, cinco veces su cantidad de cañones,
y cinco veces la cantidad de droides, con un añadido de dos cañones de iones, a
babor y estribor.
Anakin se acercaba por su cola, haciendo uso de Crepúsculo,
que era como había llamado a la nave capturada en la misión de liberar a la
babosa hut. A Anakin le pareció un buen nombre, porque era una nave muy vieja.
—Tranquila, lo que ellos ven es a una pequeña roca
acercándose, los sensores simplemente nos descartarán, ellos están buscando una
flota —dijo Anakin.
—Maestro, hay tres cruceros con ellos, usted dijo que
Grievous estaba solo —dijo Ahsoka.
—Ahsoka, esta nave necesita al menos cinco cruceros para
mantener su guardia alta y naves ligeras para vigilar sus alrededores en todo
momento, tres cruceros no son nada.
»Después de encargarnos de Grievous, probaremos nuestra
potencia de fuego con ellos, aunque es una lástima que no podamos usar clones,
los droides simplemente no tienen la inteligencia necesaria para sacar todo el
potencial de esta nave —dijo Anakin con pesar. R2, que estaba a su lado, gruñó,
o eso significaba su pitido.
—Por fortuna, tenemos a R2 con nosotros para suplir algunas
de sus deficiencias —dijo Anakin.
Algunas cosas habían cambiado y no estaba en sus planes que
hubiera tres cruceros, porque en los recuerdos de Xión el Malevolence estaba
solo, pero ese era un Malevolence que ya había entrado en la guerra, este solo
había hecho su primer ataque y debían estar probando sus capacidades.
Aun así, Anakin no temía ser visto, porque ya fuera los
sensores del Malevolence o los de los cruceros separatistas, no podrían
localizarlo sin buscar una anomalía muy específica en sus datos. Anakin ya lo
había probado cientos de veces en sus propios cruceros. Este desarrollo de
tecnologías lo hizo pensando en un caza furtivo del mundo de Xión.
Anakin podía crearse una nave invisible, como la que usaron
para infiltrarse en Christophsis, pero esa era una tecnología complicada que
requería un cambio dramático en la estructura y componentes de la nave; sus
células artificiales eran menos aparatosas, porque absorbían las ondas
empleadas por los sensores enemigos y las devolvían emitiendo justo la
presencia de una pequeña roca.
Por otro lado, conseguir la tecnología furtiva sin duda
llamaría la atención de Palpatine, y su plan estaría arruinado, porque
Palpatine era tan bueno como él en la fuerza y solo necesitaba una pequeña
pista para hilar todos sus planes.
Todo esto no significaba que él no pensara poner sus garras
en la tecnología furtiva, porque desde que dio con ella, fue unida a sus
planes; solo que ahora no quería darle pistas a Palpatine sobre sus planes y
movimientos.
…
Algunos minutos después, esto debido a la lentitud con la que
se movían para no llamar la atención y parecer una roca demasiado anormal, el
Crepúsculo se alineó en paralelo al casco del Malevolence, y Anakin, Ahsoka y
R2 saltaron para que el Crepúsculo se alejara.
Anakin entró por los ductos de desechos, que al ser una nave
de robots estaban sin uso, y usó la Fuerza para crear un campo magnético a su
alrededor que los hacía invisibles ante cualquier forma de vida artificial que
usara sensores y cámaras para ver, pues los anulaba, creando interferencias que
sus cerebros tomaban por errores visuales y simplemente corregían su visión o
los sensores para anular su presencia, filtrando la imagen al tomarlo como un
error, algo que jamás haría un ser vivo, que ante cualquier distorsión de la
realidad, daría un grito de alarma.
Así, Anakin se infiltró en el Malevolence y corrió por sus
pasillos junto a Ahsoka, llevando a R2 en una plataforma flotante y usando los
ascensores de carga automáticos para subir al nivel del puente; cuando estos no
estaban disponibles, simplemente volaban hasta el lugar.
Anakin estaba sorprendido porque aún no podía sentir a Dooku.
Él era un Jedi sensor, y no había forma en que el anciano pudiera ocultarse de
él estando en la misma nave. Por lo tanto, empezó a pensar en la posibilidad de
que Dooku no estuviera allí y que el encuentro anterior le hubiera dejado más
trastornado de lo que pareció en un principio, lo que significaba que había
causado más daño del que previó.
Anakin voló unos tres pisos, llevando a R2 y a Ahsoka con él.
Otros Jedi no podían volar, porque eran un desastre manteniendo la
concentración mientras usaban la Fuerza, pero Anakin no era uno de ellos.
Desde que Anakin llegó al templo, había desechado los
consejos de su maestro y comenzó a practicar para sacar el mayor provecho de
sus habilidades con la Fuerza, practicándola 24-7 hasta que acceder a ella
fuera tan fácil como respirar. Eso también le había permitido perfeccionar su
habilidad de reorganización de la materia, que en estos momentos llegaba a
niveles microscópicos, aunque no alcanzaba a los átomos, estaba cerca del nivel
genético.
El control sobre la Fuerza que le dio esta habilidad le
permitía manipular la habilidad de control de energía que usaban los Jedi y que
Anakin ya usaba para sus escudos.
La habilidad de control de energía también podía usarse para
detener el lightning Sith, pues el Maestro Yoda lo usó en los recuerdos de Xión
e incluso pudo devolverlo. Esta habilidad manipulaba todo tipo de energía,
incluso la energía cinética, por lo que detener balas con las manos no estaba
descartado, incluso un sable de luz sería contrarrestado por esta habilidad.
El problema era que esta habilidad requería demasiada concentración,
y un simple empujón siempre era más efectivo que ponerse a hacer trucos
demasiado complicados, que podían acabar con el Jedi en cuestión bajando su
guardia y recibiendo un disparo por la espalda.
Anakin usaba esta habilidad para crear sus escudos y nada
más, hasta que se dio cuenta de que su control le había llevado a interferir
con la radiación electromagnética a su alrededor, y desde ese día, los droides
estaban condenados a pelear a ciegas en su contra. Aún así, él limitó esta
habilidad para ocultarse y nunca le dijo a nadie sobre ella, usándola solo en
momentos de emergencia para que no llegara a oídos de Palpatine y pudiera crear
contramedidas. Después de esta misión, el anciano miserable sería consciente de
ella, pero no importaba, porque su objetivo para esta habilidad ya estaría en
sus manos.
Unos minutos de saltar e infiltrarse en el ascensor llevaron
a Anakin y su grupo al puente, entrando por la puerta principal como perro por
su casa.
Anakin sonrió con malignidad al comprobar que, de hecho,
Dooku no estaba por ningún lado y era Grievous quien fungía como capitán del
Malevolence. Eso significaba que esta nave ya era suya.
Su entrada en el puente dio un susto de muerte al General
Grievous, que parecía revisar algunos archivos de guerra.
—¡Guardias! —chilló Grievous, parpadeando y sacudiendo la
cabeza para identificar la anomalía visual en frente de él, que para sus ojos
orgánicos era un tanto más clara, pues no eran sensores electrónicos. Aun así,
se debía ver como si la realidad tuviera algunos pequeños parches, pues los
ojos también dependían de captar la radiación electromagnética para poder ver.
Lo que sucedía era que los droides eran menos eficaces y más fáciles de
engañar.
—Mande, general —respondieron las tropas a su alrededor, sin
mostrar ninguna alarma.
Los guardias seguían en sus puestos y los operadores estaban
en las consolas.
—¡Intrusos! —chilló Grievous señalándolos, por lo visto no se
podía creer que sus droides no les estuvieran disparando ya.
Mientras Grievous chillaba, Anakin ya había llegado en frente
de él en un parpadeo, pues no le daría la oportunidad de seguir dando órdenes. Él
ya estaba sobre Grievous cuando habló por segunda vez, mientras Ahsoka cortaba
a los guardias armados del lugar y R2 iba directo al control principal para
tomar el control de la nave y los droides, aunque esto tardaría algunos
minutos.
Cuando Anakin envistió, Grievous saltó y desplegó cuatro
brazos y cuatro sables, además de cinco robots que usaban bastones para
ayudarlo en la defensa. Pero esto no era una lucha contra un Jedi común, y una
vez que estuvieron frente a frente, Grievous estaba perdido simplemente por el
hecho de no ser un Sith.
Anakin levantó la mano, y los guardias de Grievous cayeron
desarmados en piezas apenas se movieron. El propio Grievous se quedó
paralizado, y sus manos cayeron al suelo al ser desmanteladas en piezas junto
con los sables de luz que blandía. Luego fue halado hacia él y cayó a su
espalda sin brazos y sin piernas, solo su armazón quedó intacto.
No hubo más movimientos, pues Grievous seguía paralizado por
la Fuerza, y Anakin tampoco había terminado con él, porque sacó una inyección
de una sustancia negra y se la clavó en un ojo, lo que hizo que Grievous
tratara de chillar, pero todo su cuerpo estaba bajo su control y no pudo mover
un músculo de su parte biológica ni accionar ni un circuito de su cuerpo
mecánico.
Después de deshacer a Grievous en partes, Anakin se sentó en
su silla de capitán y cerró los ojos.
—Maestro, ¿cómo vamos a operar la nave ahora? —preguntó
Ahsoka, porque mientras ella cortaba a los guardias, él desarmó a todos los
encargados del puente para que no tuvieran tiempo de dar la alarma, ya que la
reprogramación de los droides tardaría unos minutos.
—R2, toma el control del sistema de comunicaciones en primer
lugar, y declara un silencio radial de diez minutos, y un escaneo minucioso de
los alrededores por parte de los cruceros que están en línea. Luego ordénales
tomar posiciones invertidas a sus posiciones actuales —ordenó Anakin, y R2
envió la orden.
R2 tardaría días en reprogramar a los droides sin los códigos
de acceso. Anakin asintió sin abrir los ojos. Este plan habría sido muy
violento si Dooku estuviese allí, pero como solo estaba Grievous, esto era pan
comido.
…
Cinco minutos después, Anakin ya había obtenido los códigos
del cerebro de Grievous, que había cableado usando células artificiales para,
de forma literal, darle toques eléctricos en su cerebro cuando tratara de
resistirse a su control mental. Si el consejo se enterara de esto, estarían una
semana entera regañándolo, pero Anakin no pensaba decirles.
…
Siete minutos después de su entrada en el puente, él tenía
todos los códigos de acceso de Grievous. Una nueva tripulación entró al puente
de mando.
—Saludos, general Grievous, droide comandante —saludaron los
droides B1 al entrar y fueron tomando posiciones.
Ahsoka puso los ojos en blanco, pero así de fácil era robarse
a estos droides si tenías sus códigos de mando, y si ellos creían que eras su
comandante, le seguirían hasta la muerte. No hacía falta cambiar su
programación, solo su programa de identificación.
—Capitán, manda a limpiar la basura en este lugar. Quiero mi
sala de mando impecable y prepárese para la batalla, porque elementos rebeldes
han tomado los cruceros escoltas, y nos preparamos para destruirlos —ordenó
Anakin.
—A sus órdenes, general —dijo el droide capitán sin dudar ni
un segundo, y otro grupo de droides se llevó los restos.
—Este es un elemento rebelde que trató de robar mi colección
de sables de luz. Apréselo con un escudo en una sala de retención de máxima
seguridad —ordenó Anakin, mientras desarmaba la docena de sables que llevaba
Grievous consigo, para quedarse con sus cristales, pues tenía planes para
ellos.
Él cerró los ojos por un par de segundos, porque había
sentido la muerte de cada uno de los Jedi que Grievous había matado en esta
guerra, por lo que no dudó en ser brutal con él cuando lo capturó. Fuera de
eso, Grievous era un comandante enemigo, y esto era una guerra, por lo que él
no lo mataría.
—A sus órdenes, general —dijo el droide capitán, y poco
después, Grievous fue sacado fuera.
…
General, estamos recibiendo comunicación de los cruceros
escoltas. Envían códigos aliados y nos preguntan por qué estamos cargando armas
—informó el droide.
Los cruceros ya cumplían con su última orden dada, cambiando
lugares frente al Malevolence y formando una columna que ya se empezaba a
desbaratar.
—Fuego a discreción. Informa a los droides buitres y a otras
unidades aliadas que sus cruceros fueron tomados por elementos rebeldes, y que
deben escapar por todos los medios hasta el Malevolence, y presentarse para una
revisión de rutina, porque se cree que los elementos rebeldes han infiltrado
sus sensores para hacerse pasar por sus comandantes —ordenó Anakin.
—Orden enviada, esperando su código de confirmación —dijo el
droide. R2 envió los códigos de Grievous.
La atronadora potencia de fuego del Malevolence dejó a los
cruceros enemigos fuera de combate y convertidos en chatarra en minutos. Sus
escudos duraron segundos y ni siquiera pudieron adoptar una formación de
batalla.
Anakin no usó los cañones de iones a babor y estribor porque
no era necesario, y también tenía planes para usar a los droides capturados
como materias primas, en especial a los droides buitres y los droidekas o
destructores. Esta ahora era su nave, y él debía asegurarse de que fuera
segura.
Ahsoka miraba aturdida cómo los cruceros enemigos caían ante
los cañones del Malevolence, que era una ametralladora hecha nave. Este era un
verdadero acorazado, pura potencia de fuego basada en la velocidad y la fuerza
arrolladora.
—Esta nave y yo somos almas gemelas, nunca me habían hecho un
regalo como este, es como si ellos la construyeran para mí —dijo Anakin con una
sonrisa. Ahsoka suspiró, pero siguió trabajando para familiarizarse con los
sistemas mientras hacía inventario de todo lo que tenían en el gigantesco acorazado.
…
Los droides supervivientes de los cruceros escoltas vinieron
a buscar refugio en el Malevolence, y sus programas y datos de reconocimiento
fueron cambiados.
…
—Maestro, R2 informa que los droides ya han sido
reprogramados y la 501 nos espera junto a la flota del Maestro Plo Koon
—informó Ahsoka desde el puente de mando, tres días después de la toma del acorazado.
—Bien, todavía estoy ocupado por aquí. Avísame cuando
lleguemos —dijo su maestro, que estaba saqueando los droides de la nave. Ahsoka
no tenía idea de su propósito con esto.
Su maestro era un prodigio en cualquier tecnología. Él había
creado un programa para reprogramar a los droides separatistas en apenas unos
segundos, robar los códigos de mando de su nave y crear un escudo que hiciera
su nave invisible a los sensores de cuatro cruceros separatistas que usaban
tecnología de punta.
…
Dos horas después, Ahsoka volvió a llamar y su maestro acudió
al puente.
—Maestro Plo Koon, estoy esperando a mi nueva tripulación y
mis medallas —dijo Anakin.
—Caballero Anakin, somos Jedi, no recibimos medallas —dijo
Plo Koon en su transmisión holográfica.
—Maestro Plo Koon, los Jedi comunes como usted no reciben
medallas, yo sí. Ahora no perdamos tiempo y fijemos curso a la línea de defensa
separatista, allí veremos si los cañones de esta nave de verdad son útiles
—dijo su maestro. El Maestro Plo Koon frunció el ceño.
Su maestro lo ignoró y de una vez empezó a coordinar la
llegada de la 501 y a asignarles sus puestos, la mayoría en baterías de disparo
y naves de asalto, pero al menos un cuarto de ellos como unidades de defensa.
Parecía que su maestro preveía un intento de abordaje.
—Maestro Plo Koon, tome el mando de la nave, y en cuanto la
flota esté preparada, salte a las coordenadas grabadas —ordenó su maestro y
volvió a marcharse del puente, él parecía tener prisa.
El Maestro Plo Koon la miró a ella, pero Ahsoka no sabía nada
y también estaba ocupada organizando un inventario de equipos y recursos con
los que contaba la nave, y ahora también los que había traído el maestro Plo
Koon. No tenía tiempo para seguir a su maestro y ver en qué estaba trabajando.
El Maestro Plo Koon había traído tres cruceros, cinco
fragatas, naves de apoyo y mantenimiento, además de dos cruceros y naves de
apoyo que estaban con la 501, que también estaban bajo su mando. Esta era una
de las mayores flotas que se había reunido para un ataque, pero Ahsoka había
visto las coordenadas dadas por su maestro y no había duda de que las necesitarían,
porque estaban a punto de lanzarse contra uno de los mayores bloqueos de esta
guerra, y que la República no pudo superar, por lo que se vieron obligados a
buscar rutas alternativas para entregar recursos en ese planeta.
Gracias a los informes que tenía su maestro, Ahsoka sabía que
después de varios intentos de traspasar el bloqueo, la República había perdido
una flota, la vida de uno de sus almirantes y un batallón de clones, por lo que
se dio por vencida en usar la fuerza, y acudieron a los toydarianos, quienes al
ver las atrocidades que cometían los separatistas en la guerra, se reunieron
con el Maestro Yoda, y este les convenció de apoyar a la República.
…
Después de dos horas, su maestro terminó su trabajo y la
flota también iniciaba los últimos preparativos para saltar a las coordenadas
especificadas por su maestro.
Ahsoka quería descansar, pero tenía curiosidad sobre lo que
estaba haciendo su maestro y buscó su ubicación para dirigirse hacia donde él
estaba. Ella fijó su posición y se dirigió a los motores de la nave.
Una vez allí, Ahsoka parpadeó porque había un ejército de
droides en el lugar, trabajando por todos lados. Eran droides B1, o algo
parecido a ellos, porque tenían manos similares a los humanos y parches negros
en su estructura.
—Nanotecnología, aunque no tan avanzada como yo quisiera, las
células artificiales necesitan materiales demasiado escasos, por lo que esto
tendrá que servir. Puedo usar los droides como materias primas, y ya que Dooku
desapareció, puedo sentir que me esperan más tesoros en nuestro destino —dijo
su maestro, que trabajaba en el motor de plasma del Verdad y Reconciliación,
que era como su maestro había renombrado al Malevolence.
Ahsoka miró los enormes motores de plasma que ocupaban varias
cubiertas y que, al igual que los droides, parecían sufrir alguna enfermedad
porque estaban llenos de manchas negras por todos lados, incluso la pequeña
unidad de mando que usaban los astrodroides, y que ahora era usada por su
maestro, tenía manchas de material negro. Su maestro simplemente tenía las
manos puestas sobre él.
—Maestro, ¿qué hace? —preguntó Ahsoka con algo de temor,
porque si algo no era para jugar, eran los motores de plasma de una nave
espacial, y esta no era una simple nave espacial, era una que tenía los motores
más grandes que Ahsoka había visto.
—Estoy modificando nuestros sistemas de energía para que esta
nave sea más rápida y aumente su maniobrabilidad. También tendremos potencia
extra para las armas y un mejor sistema de escudos. Por último, estoy desviando
algo de energía para adaptar un cañón de cristales kyber, esta nave tiene muy
pocas capacidades ofensivas para mi gusto —dijo su maestro.
Ahsoka solo pudo parpadear. Esta nave tenía al menos cinco
veces mas armas que cualquier crucero, y sumado a sus cañones de iones que
dejaban a cualquier nave sin escudos, era prácticamente una plataforma de armas
con hiperpropulsores, pero su maestro decía que le faltaban armas…
Ahsoka alejó sus pensamientos de ese tema, porque había algo
que era más urgente que eso.
—Maestro, ¿está modificando el motor de esta nave en
funcionamiento? —preguntó Ahsoka con preocupación.
—Tranquila, he hecho algunos puentes, nadie notará nada hasta
que agregue los sistemas secundarios. —Ahsoka dio media vuelta y se marchó de
allí. Era mejor no saber nada. Mientras más preguntara, más se preocuparía.
…
Media hora después, Ahsoka, Rex y el maestro Plo Koon
observaron con preocupación los hangares, donde un ejército de droides B1
modificaba las naves de asalto y cazas que había traído la 501. Y no era solo
en este lugar, en las baterías de cañones y todas las plataformas de armas
también había droides abriendo sistemas e instalando parches negros de
diferentes tamaños.
—Estoy preocupado —dijo el maestro Plo Koon. Ahsoka no dijo
nada.
—Maestro Plo Koon, el puente me informa que la flota está en
formación desde hace quince minutos —dijo su maestro, pero quien les hablaba
era un droide que se acercó y ahora estaba frente a ellos.
Los droides ahora eran manos y cuerpos extras para su
maestro, otra cosa en la que Ahsoka prefería no pensar, así como la bodega de
carga, donde ahora había una masa de sustancia negra devorando materiales y
droides para hacerse más grande. Ahsoka solo podía tratar de borrar de su
cabeza todas esas historias de terror que comenzaban justo de esa forma.
—Creo que deberías terminar de hacer modificaciones antes de
que entremos en alguna ruta hiperespacial —dijo el maestro Plo Koon.
—Eso no será necesario, puedo trabajar mientras avanzamos. No
podemos darles tiempo a los separatistas de hacer planes de contingencia en
nuestra contra —replicó su maestro.
—¿Está seguro? —preguntó el maestro Plo Koon, que al igual
que Ahsoka, pensaba que hacer modificaciones a una nave mientras esta estaba
operativa era una idea terrible.
—No se preocupe, terminaré antes de que lleguemos a nuestro
destino —dijo su maestro. Ahsoka suspiró.
—Volveré al puente —dijo el maestro Plo Koon con impotencia.
Por el camino murmuró algo sobre que era muy difícil confiar en el elegido.
Ahsoka fue a su habitación, se acostó y se colocó la almohada
sobre la cabeza. Si la nave explotara, ella quería morir sin enterarse de nada.
…
Seis horas después, estaban a una hora de su destino, y la
nave no había estallado lo que era un alivio para toda la tripulación.
Ahora Ahsoka estaba en el puente, frente a las consolas
principales del sistema energético de la nave, junto al maestro Plo Koon y Rex.
Su maestro estaba a diez metros de ellos, sentado en la silla de capitán, que
una vez perteneció al general Grievous. A su lado, sobre el reposabrazos de la
silla, su maestro había colocado un casco de piloto modificado, parecido a un
visor de simulación holográfico que usaban los clones para su entrenamiento en
camino, Ahsoka no sabía cual era su propósito.
—Estoy cortando los puentes, el sistema energético debería
mostrar los cambios en unos segundos más —dijo su maestro.
Ahsoka y el maestro Plo Koon miraron las pantallas y, en
efecto, un par de segundos después, estas empezaron a actualizarse, mostrando
un aumento masivo de energía…
—¡Vamos a explotar! —exclamaron el maestro Plo Koon, Rex y
ella al mismo tiempo, pero su maestro se rio, y ellos no estallaron.
Ahsoka miró la pantalla, que mostraba una evidente sobrecarga
de los motores, porque la cantidad de energía era unas diez veces mayor a lo
que producían los motores de la nave. Era una cantidad de energía aterradora.
—También he actualizado nuestro sistema de escudos,
deberíamos aguantar un poco más y golpear más fuerte —dijo Anakin.
Ahsoka estaba en shock. Ella no lograba entender cómo se
podía parchear un motor para que generara diez veces más energía que su
potencia original, eso era absurdo y demasiado loco.
—¿Es esa potencia normal? —preguntó el maestro Plo Koon
saliendo de su aturdimiento antes que Ahsoka.
—No, los materiales de los que dispongo son un poco malos.
Pero no hay nada que hacer, en este mundo no existe un elemento que me permita
hacer lo que quiero, e incluso fabricar nanitos es un problema, por lo que las
células artificiales, y estas nanomáquinas que uso ahora con ellas como eje
central, tendrán que bastar por ahora. La guerra no va a esperar a que mi
investigación termine —dijo su maestro. Ahsoka tragó saliva.
NA 1: Hola a todos. Por supuesto, el arma que Anakin quería
usar en contra de Palpatine era el Malevolence, un superacorazado capaz de
destruir flotas enteras por su cuenta al usar sus cañones iónicos para dejarlas
inoperativas e indefensas. El punto débil del Malevolence es su descomunal
tamaño, que lo hace más o menos vulnerable a un ataque de una flota de pequeños
bombarderos, pero Anakin ya sabe esto.
NA 2: En el siguiente capítulo, veremos las medidas de
Palpatine en contra de esta jugada de Anakin. No hay forma de que él permita
que una nave que puede romper cualquier bloqueo y destruir flotas enteras esté
en manos de Anakin.
NA 3: Por último, recuerden la escala. En este momento de la
guerra, una flota de quince cruceros ya es considerada masiva, pues las flotas
que comandan los jedi constan de tres a cuatro cruceros, como máximo. Los
bloqueos separatistas ya son impenetrables si tienen diez cruceros
defendiéndolos. Luego, Palpatine obtuvo permiso del Senado para construir más
clones y más acorazados, lo que llevó a que los separatistas hicieran lo mismo,
y en la invasión a Coruscant, como se muestra en la película “La Venganza de
los Sith”, había más de mil cruceros de la república y una cantidad aún mayor
de cruceros separatistas.