Cherreads

Chapter 5 - Capítulo 5 Attack of the Clones Part 1

Capítulo 5 Attack of the Clones parte 1

—¿Holocrón? —preguntó Anakin con interés cuando Obi-Wan

terminó su comunicación.

—¡No! —sentenció Obi-Wan con tono definitivo. Anakin, que

había estado meditando mientras practicaba su telequinesis, sonrió.

Obi-Wan había recibido una nueva asignación del Consejo para

traer un holocrón que se encontró en una excavación. Por supuesto, Anakin no se

perdería esta misión.

—Maestro, veo que sospechas de mis intenciones, y no lo

negaré. Mi interés en esta misión es exclusivamente por el holocrón, pero tú no

puedes impedir que vaya, pues el Consejo está ansioso por enviarme fuera —dijo

Anakin. Obi-Wan lo miró con impotencia porque sabía que era cierto.

Anakin no había salido en ninguna misión fuera del templo, a

pesar de que Obi-Wan ya había tenido muchas de ellas en el año y medio que él

llevaba allí. Como Anakin era su padawan, esto era raro, pero era el propio

Anakin quien se negaba a salir, ya que tenía demasiadas cosas que hacer y no

podía perder el tiempo en misiones inútiles. Pero esta misión no era inútil, ya

que podría poner sus manos en un holocrón.

—Anakin, no puedes ser tan descarado —reprendió Obi-Wan.

—Maestro, no soy descarado, soy sincero con mi maestro.

Deberías alabarme por eso. Ahora, si vas y le dices al Consejo que solo te

acompaño por el holocrón, entonces sí seré descarado y lo negaré todo —dijo

Anakin con firmeza.

Obi-Wan se levantó como un resorte y lo miró con ira, luego

respiró hondo para calmarse. Tener al negociador como maestro tenía sus

ventajas.

—Nos presentaremos ante el Consejo, prepara tus cosas —dijo

Obi-Wan abatido.

...

Ese mismo día, estaban en marcha hacia una excavación en un

planeta llamado Dallenor en una chatarra de nave espacial, una lanzadera T6

creada por la Orden Jedi para misiones como esta. La lanzadera era un

despropósito, con una longitud de veintidós metros totalmente desperdiciados y

unas alas enormes. Era como un dinosaurio móvil.

Al llegar al lugar, se encontraron con una arqueóloga togruta

que estaba asustada porque unos piratas querían el holocrón. Ella los llevó

apresuradamente hasta la excavación, unas ruinas antiguas con altos salones. En

su interior, al llegar al sitio indicado por la togruta, se encontraron con una

banda de piratas que tuvieron el descaro de exigir el sable de luz de Obi-Wan.

Anakin solo pudo parpadear y observar cómo el Jedi los derrotaba a todos con

extrema facilidad.

Mientras Obi-Wan lidiaba con los piratas, su líder se fijó en

Anakin y trató de tomarlo como rehén. Anakin esperó a que estuviera a un metro

de distancia y, utilizando la telequinesis, le quitó primero el bláster y luego

la ropa para verificar si llevaba algo de utilidad. Sin embargo, aparte de unas

monedas y una daga de mala calidad, no tenía nada útil.

Anakin lo mandó volando lejos y, al caer, el pirata comenzó a

gritar, probablemente había sufrido una fractura en el brazo, pero a Anakin no

le importaba y se entretenía con el bláster. Él lo guardó para llevarlo a su

laboratorio y se deshizo de la daga y las monedas, ya que no le interesaban.

—Maestro, solo es un bláster. Tengo docenas de ellos en mi

laboratorio y aún no he matado a nadie —dijo Anakin con fastidio—. Ahora

busquemos ese holocrón —agregó.

—Anakin, no te voy a entregar ese holocrón —dijo Obi-Wan

firmemente.

—Maestro, jamás esperaría eso —respondió Anakin con

seguridad.

Anakin no perdería su tiempo de esa manera, simplemente lo

robaría. Obi-Wan lo miró con sospechas, pero él no había hecho nada.

La arqueóloga, aún sorprendida por la pelea, se acercó a

ellos y los llevó al holocrón. Obi-Wan desconfiaba de Anakin y quería regresar

al templo lo más rápido posible, pero Anakin dañó el vehículo en el que

viajaban y no pudieron partir. Ellos tuvieron que quedarse un día más, y

mientras Obi-Wan dormía con un ojo abierto, Anakin examinó detenidamente el

holocrón.

Obi-Wan había colocado el holocrón en una caja de seguridad,

temiendo que Anakin lo hiciera desaparecer de sus manos, pero en la caja, era

vulnerable a la Fuerza y bloquear la percepción de Obi-Wan era una tarea en la

que él tenía año y medio de experiencia.

Al día siguiente, Anakin no estaba satisfecho. Esperaba

obtener conocimientos profundos y significativos, pero apenas encontró algo

valioso en el holocrón. No fue una pérdida total, pero él esperaba más.

A la mañana siguiente, consiguieron la pieza de repuesto que

se había averiado y regresaron al templo. Anakin anotó como una de sus

prioridades conseguir una nave adecuada, ya que consideraba que una lanzadera

sin ningún medio de defensa o ataque era una tumba espacial.

Al regresar a Coruscant, hubo un pequeño revuelo porque Papme

había cumplido su promesa y, después de año y medio, ya habían caído las

cabezas de quince senadores y otros cien estaban involucrados en una amarga

lucha legal, incluyendo a la Federación de Comercio, que contaba con buenos

abogados y amigos en el Senado y los tribunales. Sin embargo, Papme se presentó

en los tribunales y amenazó con investigar a los jueces si el caso era

desestimado. Ahora, la Federación de Comercio estaba en aprietos.

Anakin sabía que podrían salirse con la suya al final, pero

les costaría muy caro y perderían muchos aliados en el proceso, cumpliendo el

objetivo de Papme de debilitar la influencia de Palpatine.

El tiempo pasó y Anakin recibió su sable de luz. Esto resultó

ser más una molestia que un avance, ya que con el sable de luz en sus manos, él

tuvo que acompañar a Obi-Wan en todas sus misiones, sin obtener ningún

beneficio más que experiencia en combate.

Con el paso del tiempo, la crisis en la República se

intensificó. Los Jedi, con solo entre diez y doce mil caballeros Jedi, tenían

que atender las necesidades de miles de millones de personas en cientos de

miles de mundos en toda la galaxia. Solo un pequeño porcentaje de esos mundos,

menos del uno por ciento, estaba en conflicto, pero eso ya era demasiado para

los Jedi. Incluso si todos los Jedi se reunieran en Coruscant e intentaran

poner orden en todos los niveles, no sería suficiente. La administración del

Senado y el Consejo era ineficiente, y Palpatine se aprovechaba de ello,

provocando conflictos en todas partes y atrayendo la atención de los Jedi

mientras actuaba furtivamente en otros lugares para preparar nuevos conflictos,

cada vez más grandes.

Anakin era quizás la única persona en la galaxia que era

consciente de los movimientos de Palpatine. Si bien era cierto que él no podía

ver el futuro ni los movimientos de una persona a voluntad, como le había

explicado a Palpatine, si él conocía los planes y acciones de esa persona, eso

le permitía inferir fácilmente sus acciones futuras.

Fue por eso que Palpatine, quien conocía a los Jedi a la

perfección, siempre estaba diez pasos por delante de ellos durante toda la

guerra. Sin embargo, Anakin no intervino en ningún plan de Palpatine, quien

ahora era el Canciller Supremo y aumentaba su influencia con cada conflicto.

Anakin no le perdía de vista, pero se concentraba únicamente en su

entrenamiento e investigación cuando estaba libre de las misiones del Consejo.

Anakin estaba más interesado en adaptar sus conocimientos a

la tecnología que tenía a su alcance, para garantizar su propia seguridad, y la

de las personas cercanas a él. La tecnología de la que sabía Xión estaba muy

limitada en este mundo. Primero, estaban los nanitos. No había Naquada para

crearlos, y no había nada parecido en este mundo, pues el Naquada era un superconductor

a temperatura ambiente, una fuente de energía estable y un material fácil de

manipular y procesar. El neutronio usado por los asgard y los propios

replicadores para crearlos era una cosa que él no había visto, porque la

tecnología para obtenerlo era demasiada para este mundo, y Anakin no quería

pasarse decenas de años, creándola.

Anakin necesitaba ventajas palpables, y lo mejor que se le ocurría,

era usar la propia tecnología de este mundo, para crear lo que necesitaba. Si

bien no podía crear nanitos, podía hacer una versión menos potente, y eso le

daría enormes ventajas. También era la carta que necesitaba para jugar en

contra de Palpatine, por lo que Anakin usó la mayor parte de su tiempo libre en

su creación.

Otra investigación importante para él, era la mejora de naves,

porque tenia planes para cuando pudiera poner sus garras en una nave,

convertirla en un crucero apropiado, y esto era muy fácil para él, porque podía

mejorar cualquier fuente de energía en este mundo, si lograba conectarla al

subespacio, y obtener energía de allí.

Por supuesto, esta investigación era ultrasecreta, porque si

Palpatine ponía sus garras en ella, la vida de Anakin sería muy difícil. Por

fortuna, el templo Jedi se mantenía relativamente aislado de la influencia de

Palpatine, aunque este tenia a los jedi tomados de sus barbas, no podía

halarles demasiado, porque estos podrían darse de cuenta de su presencia.

Diez años después de obtener los recuerdos de Xión, durante

una misión de negociación, Anakin tuvo una visión. Aunque él solía tener

visiones por su propia voluntad, esta le llegó como una advertencia de la

Fuerza, una de las pocas veces que la Fuerza se comunicaba directamente con él.

Anakin se esforzó por centrarse en la misión lo mejor que pudo, pero una vez

finalizada, regresó al templo y se apresuró a meditar para evaluar la

situación, ya que la visión estaba relacionada con su madre, y una tragedia que

le había sucedido.

Después de dos horas de meditación, Anakin se levantó al

sentir una presencia familiar acercándose. Él se puso de pie, con las manos a

la espalda, esperando en su sencilla habitación de tres por tres metros, que en

lugar de asientos tenía una alfombra. No había cocina, solo una cama algo

pequeña. La austeridad era parte de la filosofía Jedi para fomentar la

humildad.

En su mente, Anakin sentenció: “¡Qué montón de idiotas!” Sin

embargo, él estaba ansioso y temeroso, ya que el momento decisivo había

llegado. Su destino y camino a seguir, ahora estaba en manos del Consejo.

Obi-Wan frunció el ceño al entrar y ver a Anakin esperándolo.

Él lo miró con sorpresa durante un segundo. Anakin permaneció de pie, con sus

sentimientos ya en orden y sin dudar de su determinación.

—¿Anakin, ha pasado algo? —preguntó Obi-Wan. Anakin asintió.

—Me temo que esta vez las cosas son un poco difíciles —dijo

Anakin—. He tenido una visión del futuro —añadió, y al ver que Obi-Wan se

preparaba para dar un discurso predeterminado, continuó hablando—. He tenido

esta visión repetidamente durante nuestra última misión, pero solo ahora he

logrado clarificarla. La Fuerza está gritando en mi mente, así que no tengo

ninguna duda de que es real, y actuaré en consecuencia —explicó Anakin con

claridad, manteniéndose sereno.

Obi-Wan frunció el ceño y reflexionó durante unos segundos.

Aunque él seguía ignorando las advertencias de Anakin sobre el futuro, al igual

que el Consejo Jedi, la expresión de Anakin le advertía que habría graves

consecuencias si intentaba darle su respuesta predeterminada de que el futuro

estaba en constante cambio.

Diez segundos después, Obi-Wan respondió haciendo un gesto

hacia la alfombra.

—Padawan, siéntate para que me cuentes sobre tu visión y tu

decisión de actuar —dijo Obi-Wan con un tono formal y sereno.

El Negociador estaba entrando en acción, lo que significaba

que tendrían una conversación seria. Anakin se sentó sobre sus piernas y

Obi-Wan se sentó frente a él en la misma posición, tratando de percibir sus

emociones para determinar si su Padawan era serio o solo fingía serlo.

—Maestro, la visión se trata de mi madre, como ya le había

mencionado al Consejo, nunca he dejado de sentir apego hacia ella, a pesar de

que la Fuerza me ha advertido que conservarlo es peligroso y puede llevarme al

lado oscuro. Sin embargo, he elegido mantener ese apego y nunca separarme de

ella, ya que es parte de mí —sentenció Anakin con serenidad. Obi-Wan se tensó,

pero no habló, simplemente le hizo un gesto para que continuara.

—Maestro, en mi visión, mi madre ha sido atacada por las

tribus salvajes en Tatooine y en este momento está secuestrada por ellos,

siendo torturada cada día que pasa. Si no hago algo, morirá en unos días más.

»Después de meditar y obtener el consejo de la Fuerza, que a

pesar de advertirme del peligro ha decidido apoyarme como una madre

consentidora, estoy hablando contigo para discutir la situación.

»En cuanto a la decisión que he tomado, en realidad son dos y

dependen de tu decisión y la del Consejo. La primera es la menos arriesgada de

las dos y consiste en enviar a un Jedi junto con un equipo médico para rescatar

a mi madre en un plazo de dos días. Después de eso, será demasiado tarde. La

segunda opción es la más peligrosa para mí y consiste en ir yo mismo, ya que

mis sentimientos seguramente se saldrán de control al ver su situación y la ira

nublará mi razón. No sé qué haré en ese momento —dijo Anakin con sinceridad.

Anakin conocía las costumbres tribales de los Tusken

salvajes, pero era su madre quien estaba siendo lastimada, y aunque no mataría

niños como el Anakin de las películas, sí podría llegar a atacar brutalmente a

los adultos, ya que la ira y la furia que estaba experimentando eran

abrumadoras.

Obi-Wan reflexionó por unos segundos mientras Anakin se

mantenía sereno, liberando sus emociones de furia a través de la Fuerza. Anakin

sabía que Obi-Wan estaba poniendo a prueba su determinación y buscando alguna

forma de hacerlo cambiar de opinión. La Fuerza confirmaba sus pensamientos.

Después de un minuto, Obi-Wan seguía indeciso.

—Anakin, ¿comprendes tu decisión y las posibles

consecuencias? —preguntó Obi-Wan con seriedad. Anakin asintió con tranquilidad.

Obi-Wan parecía desconcertado, y le tomó varios segundos recuperarse antes de

salir por la puerta, aún pareciendo dudar de la realidad.

Anakin se preguntó si el Consejo de Ancianos lo expulsaría.

Su negativa a renunciar a sus apegos ya era algo grave, y exigir su ayuda para

proteger a las personas que amaba sería inaceptable.

Anakin suspiró, pues en realidad ya no tenía nada más que

hacer en el Templo Jedi. Él había aprendido todo lo que quería aprender. Sus

habilidades de defensa y ataque estaban completas, al igual que sus

conocimientos. Solo le quedaba estudiar los holocrones para ver qué más podía

aprender, pero eso solo podía hacerlo siendo un maestro. Además, él había

desarrollado su habilidad de percepción al mismo nivel que Yoda. Su capacidad

de prever el futuro era muy superior a la de Yoda. Anakin también había aprendido

a curar, aunque mantenía esto en absoluto secreto, ya que era su carta más

poderosa en caso de ataques inesperados y para proteger a sus seres queridos.

Otra habilidad que Anakin había desarrollado en secreto era

la transmutación de la materia, aunque era un efecto secundario de su principal

habilidad de combate. Él no la usaría frente a nadie, al igual que la curación,

a menos que su vida o la de sus seres queridos estuvieran en peligro.

Anakin había perfeccionado el movimiento a través del

espacio, una técnica que algunos Jedi habilidosos ya utilizaban en pequeña

escala, moviéndose solo unos metros con un teletransporte rápido.

Sin embargo, Anakin sabía, gracias a su conocimiento de fuera

de este mundo, que esto podía llevarse más lejos. Él había llevado la técnica

al máximo, pudiendo moverse de un lugar a otro en un planeta sin dificultad.

Moverse entre planetas era un desafío mayor y no estaba seguro de si podría

sobrevivir. En principio, él diría que no sería posible, pero si se viera

acorralado, tendría que poner a prueba sus límites.

Con la curación y el teletransporte de su lado, combinados

con todas sus habilidades como sensor, su destreza con el sable de luz, las

habilidades comunes de los Jedi y su abrumadora superioridad en su afinidad con

la Fuerza, que le otorgaban un poder abrumador, Anakin estaba razonablemente

seguro de poder sobrevivir. Sin embargo, él tendría que esperar a enfrentarse a

Dooku para comprobar si sus habilidades eran realmente buenas o si su ego

estaba tan inflado como el del Anakin de las películas, que decía ser un genio

incomparable, pero Dooku solo necesitó unos segundos para dejarlo en el suelo.

En cuanto a su investigación para mejorar las fuentes de

energía existentes, él estaba a punto de terminar, pero necesitaba dinero y al

menos un año más. Él solo tenía un pequeño laboratorio, y su acceso a

herramientas, plantas y fabricas avanzadas era nulo, por lo que todo lo hacía a

mano. Por fortuna, Anakin era un jedi, y la Fuerza en sus manos era una

herramienta de precisión sin igual.

Además de esto, la investigación de Anakin no se limitaba a

crear una fuente de energía. También experimentaba con la tecnología de este

mundo para crear nanobots y utilizar los cristales kiber como un cañón. Estas

serían cosas que podrían otorgarle más poder y que él podría utilizar

libremente.

Obi-Wan regresó unas horas después y miró a Anakin con

abatimiento mientras se levantaba de su meditación.

—Anakin, el Consejo Jedi solicita tu presencia —informó

Obi-Wan, con un tono aturdido debido a la decisión de Anakin. Anakin asintió y

pasó junto a él para dirigirse al lugar.

—Anakin, ¡por favor reflexiona! —rogó Obi-Wan antes de que él

saliera.

—Maestro, no he dejado de reflexionar en ningún momento, pero

mi decisión sigue siendo firme —dijo Anakin sin detenerse. Obi-Wan suspiró

decepcionado e impotente.

Anakin caminó observando el templo, que era un lugar hermoso

a su manera. Tenía cierto aire romano en los espacios abiertos, una geometría

futurista y una decoración algo medieval, que contrastaban con la tecnología

avanzada presente en todas partes.

Anakin pensó que si Xión hubiera llegado antes, él podría

haber arreglado las cosas de manera diferente, pero ahora no se podía hacer

nada más. Seguirles el juego al Consejo y a Palpatine era el camino hacia el

lado oscuro, y Anakin no estaba dispuesto a vivir una vida miserable por ellos.

Él les mostraría su desprecio a ambos y seguiría su propio camino. Al menos en

ese futuro, todavía había esperanzas.

Llegar al Consejo les llevó unos minutos y se les dijo que

serían recibidos después de media hora en la que Anakin se sentó a meditar. Sus

sentimientos al enfrentar un cambio después de diez años en ese lugar no eran

agradables. Él se había acostumbrado a sus disputas con los ancianos del Consejo.

Después de media hora, Anakin se levantó y respondió al

llamado de Obi-Wan, ya que el Consejo los recibiría en ese momento.

Anakin entró y observó a todos los maestros mientras avanzaba

hacia el centro. Estaban todos allí y Anakin conocía sus nombres, pero se

centró en los dos más extremistas, quienes también eran los líderes de la orden

y parecían tener la última palabra en todo. Los demás se limitaban a expresar

sus opiniones y luego las ignoraban si no les parecían bien a estos dos. Esto

estaba mal de tantas maneras que Anakin no se molestó en pensar en ello.

—Maestros —saludó Anakin con un asentimiento, mirando a Yoda,

quien seguía igual de arrugado y pequeño, y a Windu, que parecía Samuel L.

Jackson en persona.

—Preocupante es tu nueva actitud —dijo Yoda sacudiendo su

bastón y mascando su propia saliva. Aunque parecía un anciano indefenso, Yoda era

uno de los más fuertes en combate, tal vez a la par del maestro Windu.

—Maestro Yoda, sus palabras son correctas y apropiadas, pero

suenan falsas a mis oídos, como si hubiera otras intenciones detrás y estas no

fueran genuinas —dijo Anakin, provocando un respingo en Obi-Wan y un ceño

fruncido en la mayoría de los maestros, quienes estaban conmocionados, aunque

mostraron su admirable control al solo fruncir el ceño.

—Maestros… —el maestro Yoda levantó la mano para detener las

excusas de Obi-Wan.

—Claro ha sido tu Padawan, Obi-Wan, pero sus palabras no has

comprendido —dijo el maestro Yoda, y luego miró a Anakin—. Tu opinión discutida

será, pero ahora, tu decisión más urgente es —añadió Yoda, y el maestro Windu

asintió, por lo que todos guardaron silencio.

—Solo estoy aquí para escuchar la decisión del Consejo, pues

no tengo más que añadir a lo que he dicho y confío en que mi maestro se lo haya

comunicado a ustedes —dijo Anakin. El maestro Yoda asintió.

—Determinación posees, pero explicaciones necesitamos —dijo

Yoda. El maestro Windu asintió, y el resto del Consejo se apresuró a hacer

preguntas.

—Joven Padawan, ¿comprendes que tu decisión no está aprobada

por el Código Jedi y que serás expulsado de la orden si insistes en ella?

—preguntó el maestro Ki-Adi-Mundi.

Anakin asintió, aunque consideraba que esa era una pregunta

obvia, pero él no estaba allí para pelear con estos ancianos, solo para

mostrarles desprecio. El maestro Jedi hizo una pequeña mueca ante su respuesta

irresponsable e indiferente.

—Padawan, por favor, explica las razones detrás de tus

acciones —dijo otra voz, y Anakin se volteó para ver a la maestra que hablaba,

frunciendo el ceño.

Era una togruta que había reemplazado a Yaddle en el Consejo

hacía más de ocho años, desde que esta solo se dedicaba a dar clases. Anakin se

sorprendió de que esta vez le preguntaran sobre sus motivos, ya que

anteriormente solo lo habían reprendido y castigado.

«Esta vez, el castigo podría ser la expulsión, por lo que

actúan con seriedad y precaución», pensó Anakin.

Anakin asintió, dirigiendo su mirada a Shaak Ti, cuya

pigmentación facial casi parecía una máscara.

—Todo comenzó cuando empecé a tener visiones de la Fuerza

sobre el futuro y la muerte de mi madre. Al principio las descarté porque

estaba en una misión de paz, pero hace algunas horas las retomé y tuve una

visión que no pude ignorar sobre mi propio camino, lo cual me obligó a

replantear lo que estoy haciendo y lo que quiero ser. Llegué a la decisión que

he expresado a mi maestro y que creo que es lo mejor tanto para ustedes como

para mí.

»La razón detrás de esto es que he comprendido que no puedo

renunciar a mi apego por mi madre. Intentar hacerlo destruiría una de las

partes que considero lo mejor de mí. Supongo que es algo que ustedes no pueden

comprender, pero no es necesario que lo hagan, ya que creo que siempre tuvieron

razón acerca de mí. Este mundo ya ha tenido demasiada influencia sobre mí para

que me convierta en el Jedi que ustedes pretendían que fuera. En conclusión,

estoy perdiendo mi tiempo y el de ustedes aquí, por lo que admito mi fracaso y

les pido que consideren mi decisión, ya que no tengo intención de retractarme

en absoluto —explicó Anakin.

—Joven Skywalker, tu explicación clara es. Ahora decidir el Consejo

debe—dijo el maestro Yoda, y los demás maestros asintieron, aunque muchos lo

hicieron con renuencia.

—Ahora podemos discutir tu afirmación anterior —dijo el

maestro Windu con desaprobación.

—Joven padawan, has insinuado que las palabras de

preocupación del gran maestro Yoda no son reales y, por consiguiente, que no

comprende lo que ha querido decir —dijo un cereano anciano, que era el maestro

Ki-Adi-Mundi. Anakin asintió.

—La preocupación es un cuidado, temor, celo y buena voluntad.

Es un sentimiento puro. Considerando que soy un padawan que expresa una opinión

contraria a lo que consideran correcto, y que eso les obligará a tomar una

decisión difícil, las palabras que expresan preocupación son correctas y

apropiadas, pero son falsas porque no estaban respaldadas por los sentimientos

correctos. Estos eran alarma, contrariedad, negación, impotencia, un dejo de

resistencia y, sobre todo, incomprensión. Por lo tanto, lo que transmitía en

realidad era miedo —concluyó Anakin, dejando a la mitad del Consejo con la boca

abierta. Incluso el pequeño duende frunció el ceño.

—Padawan, tus palabras y tu evaluación de los sentimientos y

emociones son sobresalientes, pero tu conclusión no lo es, pues según lo que

has dicho, se podría decir que el maestro Yoda pudo expresar temor, lo cual es

comprensible en este caso —dijo Windu con tono duro. Anakin negó con la cabeza.

—El temor y el miedo son parecidos, pero difieren en un punto

muy importante, y es que el temor se basa en el conocimiento de un peligro o

situación. Y esta diferencia es lo más importante, porque si temes algo,

reaccionarás. No te acercarás, lo rodearás y buscarás otras alternativas. En

conclusión, seguirás razonando.

»En cambio, el miedo viene de la incomprensión, fundamentada

en la ignorancia. Te paraliza, no te deja reaccionar. No puedes tomar

decisiones. Dejas que el mundo decida por ti. Pones pretextos. De hecho, es

igual si estás o no estás. Eres una marioneta de la situación en la que te

encuentres…

—¡Joven padawan! —reprendió Windu con ira.

Anakin asintió y guardó silencio sin explicar más. Obi-Wan

estaba pálido y los maestros estaban en shock, irradiando negación por todos

lados. El único que pareció escucharlo fue el acusado, que era el mismo maestro

Yoda, y que levantó la mano para tranquilizar a Windu, quien al parecer se

preparaba para darle una severa reprimenda. Yoda no habló de inmediato; parecía

estar analizando cada palabra.

—La ignorancia, joven padawan, tu punto es —dijo Yoda—. Y

detallada tu explicación es. Otro punto deseabas exponer y probar. Tu objetivo

final este Consejo es —dijo Yoda, haciendo una mueca al mirar a los otros

maestros, quienes parpadearon—. Joven padawan los hechos claros, son—concluyó

con desilusión y un suspiro.

Anakin asintió, pues había confirmado todas sus suposiciones

sobre ellos. Tenían miedo y no eran capaces de hacer nada. Por eso Palpatine

ganó al final. Solo este troll verde podía mantener la calma entre todos ellos,

pero ser sabio no bastaba para enfrentarse a Palpatine, quien no tenía

escrúpulos y conocía al detalle todo lo que harían.

—Maestros, una vez leí algo en una historia no muy popular.

“Las leyes están muertas, las personas están vivas” —dijo Anakin, y como Yoda

ya le había dado permiso para retirarse, se alejó del lugar, arrastrando con él

a Obi-Wan, quien seguía pálido y en estado de shock.

—¡Anakin!, ¿sabes lo que has hecho? —reprendió Obi-Wan cuando

pudo recuperarse del shock al llegar a su habitación.

—Sí, le he demostrado al Consejo que actúan guiados por el

miedo y que incluso un padawan puede ponerlos en un estado de pánico con unas

simples palabras —explicó Anakin. Obi-Wan parpadeó.

—¿Qué? —preguntó.

—Les he explicado lo que es el miedo y ellos respondieron de

inmediato con miedo, lo que los deja en evidencia. Son un montón de inútiles.

No se puede confiar en ellos. Hay que tomar con pinzas cada cosa que dicen

—dijo Anakin mientras volvía a meditar sobre su alfombra e invitaba a su

maestro a hacerle compañía.

En resumen, Anakin había troleado a ese montón de viejos y lo

había hecho con facilidad porque sabía dónde golpearles más fuerte, en su

sagrado código. Palpatine les había hecho lo mismo una y otra vez, pero ese

montón de viejos insensatos no se dio cuenta de nada. Por supuesto, ya era

tarde. Aunque Anakin les demostrara lo fácil que era manipularlos y hacerlos

danzar como marionetas, Palpatine ya había tomado el poder y puesto en marcha

sus planes. Ellos no podrían escapar sin derramar mucha sangre, pero el momento

de actuar había llegado y él ya podía defenderse solo. Por lo tanto, soltar

algunas verdades no era demasiado.

Anakin cerró los ojos después de sentarse, ya que ese asunto

no le concernía por ahora. Él esperaría para ver si el Consejo lo expulsaba o

no antes de preocuparse por su próximo paso.

Un par de minutos después, Obi-Wan se sentó frente a él.

—Anakin, Windu querrá despedazarte por esto —advirtió Obi-Wan

sin ningún sentido del humor.

—Tranquilícese, maestro. Los castigos físicos no están

permitidos, al menos no de forma directa. Por si acaso, niegue cualquier

entrenamiento con el maestro Windu a partir de ahora, ya que si me expulsan,

temo que su ira podría recaer sobre usted —advirtió Anakin. Obi-Wan parpadeó,

dándose cuenta de que eso era una posibilidad.

—Anakin, un día de estos serás mi muerte —se quejó Obi-Wan.

—Maestro, trataré de evitar ese destino —dijo Anakin.

—¿Tratarás? —preguntó Obi-Wan aturdido, ya que no era la

primera vez que él se quejaba de esa manera y Anakin siempre lo negaba, pero

ahora solo decía que “trataría”.

—Los caminos de la Fuerza son misteriosos. Por favor,

concéntrese en su meditación —dijo Anakin. Obi-Wan abrió los ojos, suspiró y

volvió a su meditación para tratar de calmar sus emociones.

El Consejo Jedi tardó dos horas más en llamarlos, pero esta

vez no tuvieron que esperar al llegar, ya que las puertas se abrieron de

inmediato. Obi-Wan palideció al entrar nuevamente, ya que había una emoción

predominante en la sala: la ira, centrada en él y, por extensión, en su

maestro. Era evidente que el maestro Yoda les había explicado a los más obtusos

de ellos que habían sido troleados.

—Joven padawan, este Consejo enviará a un Jedi al planeta

conocido como Tatooine, y un equipo médico lo acompañará para poner a salvo a

tu madre, si es que tus visiones son correctas —sentenció el maestro Windu.

Obi-Wan, quien esperaba una sentencia de muerte, los miró sin

comprender. Anakin asintió y les hizo una reverencia como muestra de su sincero

agradecimiento.

—Información que ayudará en el rescate, ¿quieres aportar?

—dijo Yoda.

—Ella vive en una granja de humedad y ya no es una esclava.

Los tusken la tienen y sus rituales de iniciación en sus clanes son salvajes.

Torturan a la gente para determinar si son dignos del registro. Mi madre no

resistirá estas torturas por mucho más tiempo —explicó Anakin.

—joven Skywalker, muy específica, tu visión es —insinuó Yoda.

Anakin miró más allá del Consejo.

—Maestro Yoda, entiendo lo que quiere decir, pero no les

oculto información por rencor. Simplemente estoy cansado de advertirles una y

otra vez, y ya no hay nada que puedan hacer para evitar la guerra que está por

venir —explicó Anakin con sinceridad.

—Padawan, si te refieres a la situación en el Senado, aún se

está debatiendo si la República debería tener un ejército o no. Los políticos

tardarán en aprobarlo y hay fuertes detractores —dijo el maestro Windu, con un

tono de reprimenda.

—La decisión se aprobará en unos días y la República ya tiene

un ejército entrenado y preparado. Los separatistas también han creado un

ejército de droides. La guerra comenzará en una semana, o dos a lo sumo. Y como

les he dicho, no hay nada que puedan hacer para evitarlo —dijo Anakin,

devolviendo su mirada al maestro Windu, quien lo miró sin comprender. Los demás

maestros fruncieron el ceño en negación y había despreocupación en sus rostros.

—¿Dónde está este ejército de la República? —preguntó Shaak

Ti, y los demás maestros la miraron.

—Me temo que no puedo decírselo, ya que la vida de una

querida amiga estaría en peligro si altero lo que sucederá. Pero mi maestro lo

descubrirá en unos días más —explicó Anakin, y esta vez el Consejo lo miró con

seriedad.

—Tu prueba anterior una advertencia no fue. Confirmación más

apropiado llamarlo sería —dijo el maestro Yoda. Anakin asintió.

—Han sido manipulados y cegados. La guerra se cierne sobre

ustedes y, aunque lo han presenciado, lo han ignorado. Ahora no pueden hacer

nada para evitarlo. Mi propósito era determinar si lo hicieron de manera

consciente o inconsciente, y para mi gran decepción, ni siquiera son

conscientes de lo que han hecho.

»La verdad es que estoy descontento con el estado actual de

las cosas. La guerra será una tragedia y me siento impotente al respecto. Pero

como mencioné antes, en este momento no hay nada que puedan hacer, así que me

preparo para salvar lo que pueda. En cuanto a lo demás, espero que no me llamen

hipócrita por seguir los consejos que nunca acepté de ustedes, pero simplemente

dejaré eso atrás, no miraré hacia el pasado y me concentraré en el presente

—dijo Anakin.

Todo se estaba yendo al traste. No era culpa suya que las

cosas hubieran llegado a este punto. Si él hubiera sabido todo antes de que

Palpatine pusiera en marcha sus planes, lo habría enfrentado y habría terminado

con todo, pero era tarde y el Lord Sith estaba en el poder. Había una guerra

planeada cuando él era solo un niño sin ningún poder. Él no era un mago.

—¡Anakin! —reprendió su maestro incómodo, ya que básicamente

sus palabras eran: “El barco se hunde, sálvese quien pueda, yo ya estoy tomando

el primer bote”.

Anakin encogió los hombros, como había dicho antes, no iba a

ser hipócrita, él se estaba salvando a sí mismo. Su maestro lo miró impotente y

dirigió una mirada de disculpa al Consejo.

—Discutir esto debemos —dijo el maestro Yoda para finalizar

la sesión.

Anakin seguía en la Orden, ellos habían cedido o al menos

aplazado una decisión de expulsión cuando el Código Jedi era claro y conciso

sobre lo que se debía hacer en casos como este.

Un Padawan que se negara abiertamente a cumplir con su

normativa más importante debía ser expulsado, pero allí seguía él y su madre

sería puesta a salvo.

Por supuesto, Anakin no confiaba en el Consejo y confirmaría

con sus propios ojos que su madre estaba bien. En cuanto a su advertencia sobre

la guerra, Anakin sabía que volverían a ignorarlo, y más aún porque se atrevía

a afirmar que la guerra comenzaría en unos días. Anakin solo podía regresar a

su meditación.

—Anakin, creo que deberías dejar de meditar —dijo Obi-Wan

cuando Anakin se sentó a meditar.

—Maestro, por favor, no haga bromas, estoy…

—Anakin, ¡solo estás diciendo tonterías! La República no

tiene ningún ejército y los separatistas son simplemente personas enfadadas. No

hay indicios de una guerra inminente en los próximos días —interrumpió Obi-Wan

con preocupación, como siempre que Anakin advertía sobre una guerra futura.

—Maestro, si no habrá guerra, eso es bueno para nosotros. Por

favor, no se altere por esto. Yo soy solo un padawan y si lo que digo son

tonterías, no pasará de ahí. Pero si estoy en lo correcto, debo seguir adelante

con mis propios planes de salvación.

»No se preocupe, como les dije antes, haré todo lo posible

para asegurarme de que también esté en buenas condiciones. No estoy tratando de

salvarme o huir solo —explicó Anakin.

Obi-Wan suspiró pero no dijo más, ya que estaba aliviado de

que no lo expulsaran.

 

More Chapters