Cherreads

Chapter 22 - Raíces Plantadas

-¿Q-quién es usted? -preguntó el muchacho con una gota de sudor recorriendo su rostro-.

Ignoré completamente la pregunta del chico y comencé a analizar la situación rápidamente:

Tendré grandes problemas si ambos bandidos se coordinan y me atacan al mismo tiempo. No puedo dejar que el calvo musculoso se una a la batalla. El mejor movimiento es acabar velozmente con el rufián de melena oscura y evitar que retroceda con su compañero. Esta pelea no puede convertirse en dos personas contra una.

¡Qué situación en la que decidí meterme!

Sin dar tiempo a pensar, me abalancé fugazmente desenvainando mi espada en dirección del primer ladrón, necesitaba neutralizarlo de inmediato. Ataqué con mi arma en mi brazo derecho apuntando a su pecho, precisaba punzarlo con un ataque letal en el corazón para acabarlo.

-¡Q-qué! -gritó el malhechor al verme tratar de liquidarlo-.

Pude ver su cara cambiar de una expresión de confianza a una que demostraba pánico mientras me aproximaba a él. Sus instintos entraron en acción, ¡estaba a punto de morir! Lo más ágil que pudo, levantó su sable y anuló mi estocada desviándola a su lado izquierdo en el último instante, suprimiendo efectivamente mi ataque.

-¡Huff... huff...! -empezó a suspirar agitado, como si hubiese visto su vida pasar en frente de sus ojos-.

-¡Mierda! -medité ofuscado al haber fallado-.

No había conseguido aniquilar al criminal. Él retrocedió de inmediato al lado de su compañero con una voltereta hacia atrás, sus ojos no me quitaban la mirada de encima. Una expresión de tensión se manifestaba en su semblante.

¡Muno, a este tipo no se le debe tomar a la ligera! -pronunció a su compañero agitado-.

-Ya me di cuenta, atacaremos a la misma vez -respondió el delincuente mientras planeaba su siguiente movimiento-.

Los forajidos no me dieron tiempo ni siquiera para reflexionar cuando embistieron en mi contra. Uno corría por mi izquierda, mientras el otro se acercaba por la derecha. Sus manos tensaron con fuerza el mango de las cimitarras para tajarme, y en un movimiento veloz cortaron con potencia en mi dirección.

Antes de que sus hojas tocaran mi cuerpo, usé ambas piernas para dar un salto hacia atrás y recomponerme. Pero en el instante en que volví a levantar mi mirada, mis ojos solo se encontraron al maleante calvo; el de cabellera negra había desaparecido de mi panorama.

Una sombra se empezó a proyectar en el suelo a mi alrededor, cada segundo que pasaba esta silueta se volvía más y más grande. Pronto me di cuenta de la causa: miré hacia arriba para ver al matón faltante encima mío con su filo en ambas manos, él había saltado en aquel instante para arremeterme desde las alturas.

-¡Demonios! -exclamé desesperado por el inesperado ataque-.

Agarrando mi espada por el mango y la hoja, bloqueé horizontalmente la estocada de mi enemigo antes de que me alcanzara. Un sonido metálico hizo eco en la arboleda, mientras chispas amarillas salían disparadas de nuestros estoques por el inmenso impacto. Mis piernas se entumecieron por la contusión de nuestro choque de poder.

Pero por supuesto que eso no sería todo, en lo que parpadeé sentí la presencia del otro malhechor lampiño detrás mío cargando su tajada en mi contra. Era físicamente imposible esquivar esta ofensiva conjunta.

Debo admitir que trabajan muy bien en equipo para mi desgracia.

Alcé mi brazo zurdo para intentar defenderme, su sable me impactó de lleno mandándome a volar y rodar por el suelo. Di al menos unas tres rotaciones antes de que la fricción frenara mi movimiento.

Ahora me encontraba en el lodo, cubierto de suciedad y sacando fuerzas para levantarme.

-¡Nunca pensé que serían tan poderosos! ¡Si no hubiese tenido esta armadura, estaría cortado ahora mismo! -reflexioné en ese instante-.

Escuchaba unos pasos acercándose hacia mi, sus pisadas retumbaban en mis oídos. Todavía estaba de rodillas intentando incorporarme.

-¡Debo decir que si te hubieses enfrentado a nosotros individualmente, hubieses ganado! -escuché decir al ladrón de pelo oscuro en frente mío-. ¡Pero este será tu fin!

Ayudar a un desconocido me iba a causar la muerte, que suerte la mía. ¿Tan ridículo iba a ser mi destino? ¿Acabado por unos forajidos cualquiera en medio de un bosque?

No, yo debo vivir no importa lo que cueste. Debo cumplir con mi objetivo, aún si eso significa que deba sacrificar a este muchacho. El mejor plan de acción es simplemente escapar y dejar al joven a su suerte. ¿Tal vez usar una bomba de humo? 

-Espera, el chico ya debe de haber escapado dada la distracción que proporcioné -medité-.

Miré hacia mi lado derecho para encontrar al muchacho todavía en el sitio viendo mi batalla. Su mirada estaba llena de determinación y valentía para alguien que acababa de perder a todos los miembros de su carruaje.

-¡¿Acaso es idiota?! ¡Debió aprovechar la oportunidad para huir lo más rápido que pudo!

¿Acaso sentía compasión hacia mí? ¿No podía dejar que alguien se sacrificase por él? Si es así es un completo ingenuo por pensar de esa forma. En este mundo uno solo sobrevive con maña.

-¡Haa...! -suspiré-. ¡Está bien jovencito, tomaré un poco de tu coraje y lucharé hasta ganar!

-¿Ya terminaste de rezar tus últimas palabras? -me sacó de mis pensamiento el ladrón en frente mío-.

Tenía ya cargada su espada en mi contra, estaba a punto de atravesarme. Sin embargo, justo en ese instante apreté mi puño para agarrar una bola de barro con mi mano derecha, levanté mi mirada para apuntar y se la arrojé directo a los ojos para bloquear su visión.

-¡Ahhh! -gritó exaltado el bandido ante la pérdida de vista y coordinación-.

¡Era ahora o nunca! blandí mi acero dirigiéndolo a su cráneo. El criminal escuchó mis movimientos que trataban de ejecutarlo, pero ya era demasiado tarde para reaccionar. Mi hoja atravesó por completo su cabeza; un sonido crujiente salió de sus huesos y la sangre salpicó en el área de impacto manchando mi rostro y armadura.

El cuerpo del forajido cayó de rodillas todavía con mi estoque clavado en su cerebro, sus pupilas dilatadas y viradas en ese preciso instante. Lentamente saqué mi arma de su calavera y apunté con ella al bandido restante.

-¡Bale! ¡NOOOOOOOO! -chillo el calvo al presenciar el fallecimiento de su amigo-. ¡Pagarás por esto!

Como si de un demonio se tratase, embistió contra mí con una energía brutal. El cansancio ya me estaba haciendo efecto a este punto, por lo que mis músculos ya no respondían efectivamente. Fui incapaz de esquivar su acometida y acabé en el piso boca arriba, el maleante encima mío con su sable preparado para acabarme como yo había asesinado a su compañero.

-¿Así que al final no pude sobrevivir a esto, ehh? -reflexioné mi último pensamiento mientras esperaba lo peor-.

El malhechor cargó con todo hacia abajo para tajarme.

El sonido de un corte reverberó por todo el bosque en ese instante. 

More Chapters