El aire en el valle desolado estalló. El tenso standoff terminó en una explosión de movimiento y energía mientras John Valmorth, con una velocidad cegadora, se lanzaba sobre Ryuusei. Su katana apareció en su mano, un destello de acero dirigido a dar una "lección" rápida y brutal a quien se atrevía a faltar al respeto al Linaje Puro. Esperaba un duelo unilateral, un castigo rápido.
Pero Ryuusei no era el mismo desastre que Aurion había dejado en el suelo. El dolor de la regeneración aún era un fuego bajo su piel, la humillación de la derrota y la crudeza del análisis de John ("idiota") eran heridas frescas en su alma. Toda esa agonía, toda esa frustración, toda esa rabia… se canalizaron en una respuesta feroz y explosiva.
Su aura fluyó, no solo defensivamente, sino con una furia cruda y destructiva. Con un rugido (silenciado por la máscara, pero palpable en su energía), Ryuusei invocó sus dos Martillos de Guerra. El metal negro y pesado apareció en sus manos. Y no se defendió. Contraatacó.
La batalla comenzó no con un duelo de espadas elegante, sino con la fuerza bruta y abrumadora de Ryuusei. Se lanzó sobre John Valmorth con una ferocidad que el pureblood no esperaba. Sus movimientos, alimentados por la rabia y la desesperación, eran sorprendentemente rápidos y directos.
Ryuusei comenzó a dominar. El giro fue repentino y brutal. El primer impacto de un Martillo de Ryuusei no fue bloqueado limpiamente. John intentó desviarlo con la katana, pero la fuerza era demasiado. El Martillo chocó con el brazo de John, el sonido del impacto fue un crujido sordo y terrible. No solo rompió el hueso; lo pulverizó, enviando fragmentos óseos astillados a través de la carne desgarrada. John gritó de sorpresa y dolor. Su regeneración comenzó de inmediato, el hueso intentando soldarse con agonía, pero el daño era masivo y repentino.
Ryuusei no le dio respiro. Era una masacre. Usando el impulso y la potencia de sus dos Martillos de Guerra, golpeó una y otra vez con una brutalidad implacable.
Un Martillo se estrelló contra el pecho de John, el sonido fue un golpe húmedo y seco. Las costillas se partieron y se hundieron, perforando los órganos internos. Ryuusei sintió la resistencia cediendo. Sangre y líquido brotaron de la boca de John mientras su cuerpo se deformaba bajo el impacto. Su regeneración luchaba frenéticamente, cerrando heridas, reconstruyendo hueso, pero el daño era demasiado rápido. Vio cómo la piel de John se retorcía, el tejido intentando tejerse sobre el desastre interno, los huesos moliéndose y soldándose con crujidos nauseabundos, pero Ryuusei seguía golpeando en el mismo lugar o en otros puntos vitales antes de que la curación pudiera completarse.
Otro golpe de Martillo, dirigido a una pierna. El hueso se pulverizó instantáneamente, la pierna se dobló en un ángulo grotesco, la carne se desgarró con un sonido húmedo. John cayó, un amasijo que se retorcía por el dolor (el del daño y el de la regeneración) y la sorpresa.
Ryuusei no se detuvo. La furia en él era un torrente. Golpeó la cabeza de John. No buscaba un corte limpio, sino trauma contundente. El sonido del impacto fue espantoso, un aplastamiento sordo y húmedo. El cráneo de John cedió, el rostro se deformó grotescamente, los ojos pureblood se desorbitaron antes de que el hueso y el tejido intentaran reconstruirse a la velocidad del rayo, la regeneración superada por la fuerza del impacto. Vio cómo la carne se rompía, el cerebro sufría un trauma masivo, y la curación rápida intentaba reparar la destrucción con una velocidad horripilante.
John Valmorth, el pureblood arrogante que había masacrado a soldados canadienses por aburrimiento y había mutilado a Ryuusei por diversión, estaba siendo masacrado a su vez por la furia desatada del "idiota" con potencial de Quinta o Sexta Generación. Su Regeneración Rápida, formidable contra ataques comunes, estaba siendo abrumada por la velocidad implacable, la fuerza brutal y la pura rabia concentrada que Ryuusei canalizaba a través de sus Martillos de Guerra.
La diferencia con su pelea contra Aurion (C32) era noche y día. Los ataques de Ryuusei contra Aurion habían sido inútiles, detenidos sin esfuerzo. Aquí, sus golpes eran devastadores, efectivos, rompían, aplastaban, masacraban. Esto mostraba la vasta diferencia de poder entre Aurion (inmutable ante todo) y John (poderoso, sí, pero no invulnerable a este nivel de asalto). Y mostraba que Ryuusei, si bien no estaba listo para Aurion, sí poseía la capacidad de infligir daño catastrófico a oponentes de alto nivel, especialmente cuando canalizaba su furia y su potencial.
El valle se llenó con los sonidos de la masacre: los impactos brutales de los Martillos, los sonidos húmedos y crujientes de los huesos y la carne rompiéndose y reconstruyéndose simultáneamente, los jadeos y gritos ahogados de John Valmorth mientras su cuerpo era hecho pedazos una y otra vez, y el gruñido implacable de Ryuusei mientras continuaba su asalto.
Ryuusei no pensaba. Solo sentía. La rabia. El dolor. La humillación. Todo se vertió en la fuerza de sus brazos, en el impulso de sus Martillos, en el deseo crudo de destruir a quien se había burlado de él y había profanado su sufrimiento.
Estaba en la cima de esa brutal dominación. John Valmorth, un amasijo de carne rota y regenerada, luchaba por defenderse, su arrogancia inicial ahogada por el dolor y la sorpresa. Parecía que la "lección" de John se había convertido en un castigo para él.
Pero John Valmorth era un sangre pura. Y aunque estaba siendo masacrado en esta fase, el potencial de su linaje no sería superado tan fácilmente. Justo cuando Ryuusei elevaba uno de sus Martillos para un golpe final que podría haber sido definitivo, John, a pesar de su estado destrozado, logró hacer un movimiento clave. Un gesto con una mano que no estaba destrozada. Una manifestación de su poder que iba más allá de la lucha cuerpo a cuerpo.
La masacre con los Martillos de Guerra había sido brutal y unilateral, pero el no había caído aún. La respuesta de John Valmorth estaba por llegar.