La tensión en el valle desolado era un tercer personaje invisible, apretando el aire entre Aurion, John Valmorth y Ryuusei. Ryuusei, de pie de nuevo gracias a la agonía de su regeneración, temblaba ligeramente por el esfuerzo y el dolor residual. Había desafiado a ambos, pero su postura seguía siendo la de alguien que se niega a caer, no la de un igual. Aurion lo observaba con seriedad, su mirada fija en John Valmorth, sopesando la amenaza de los hermanos invocables (Constantine, Hiroshi). John mantenía su calma arrogante, una sonrisa ligera en sus labios, disfrutando del impasse.
El silencio se extendió, cargado con la inminencia de un conflicto de alto poder. Pero John Valmorth, el portador de la chispa, decidió que el momento no era para luchar, sino para… otra cosa. Para saciar una curiosidad.
Giro su atención de Aurion a Ryuusei, con una mirada que analizaba al margen herido con un interés frío y académico.
—Eh, tú —dijo John, su voz era casual, ligeramente condescendiente, pero captó la atención de Ryuusei—. Levantarte de esa forma… después de eso… interesante. Tienes la capacidad de volver del borde. Pero sigues siendo un desastre ambulante.
Ignoró la mirada desafiante de Ryuusei y continuó, como si estuviera hablando consigo mismo. —Tranquilízate un momento.— Ordenó a Ryuusei, no como un oponente, sino como alguien que le pide a un insecto que se quede quieto para ser examinado. —Tengo curiosidad por algo.—
Se acercó un paso más a Ryuusei, su presencia poderosa y peligrosa se hizo más palpable. Sus ojos rojos se fijaron en los de Ryuusei.
—Dime…—su tono era ahora más directo, con un matiz de genuina intriga—. ¿Qué generación eres?
La pregunta colgó en el aire. Ryuusei parpadeó (si su máscara lo permitía), su mente tropezó con el concepto. ¿Generación? No tenía sentido para él. Hablaba de poder, de habilidades, pero no de algo parecido a una línea temporal evolutiva.
—¿Generación? —cuestionó Ryuusei, su voz raspaba por la garganta—. ¿De qué… de qué estás hablando?
John Valmorth soltó una risa corta y fría, un sonido seco y vacío que resonó en el valle. —Qué esperpento. Vasto potencial y no sabes ni de dónde vienes.— Se enderezó, adoptando un aire de profesor arrogante, deleitándose en la ignorancia de Ryuusei. —Bien. Te lo explicaré. Considera esto… una lección.— Se acomodó ligeramente, como si fuera a dar una conferencia sobre la historia del poder mismo. —El poder… evoluciona. No solo en intensidad, sino en naturaleza. Hay… generaciones.—
Comenzó su lección, delineando la línea temporal del poder, una narrativa contada desde la perspectiva de un ser que se considera a sí mismo en la cima de la evolución.
—Al principio —dijo John, marcando el tiempo—. Principios de la Primera Guerra Mundial, más o menos. La gran carnicería europea. Los primeros en manifestar habilidades evidentes. Un poco más de fuerza. Velocidad limitada. Rudimentarios. Los llamaron "héroes". Ridículo. La Primera Generación.
Continuó, el tono se volvió más serio al hablar de la siguiente era. —Luego… las Guerras Mundiales trajeron otra cosa.— Marcó el tiempo de la Segunda Guerra Mundial. —Poderes que no eran físicos. Influencia. Carisma antinatural. La habilidad de moldear mentes, convencer masas. La Segunda Generación.— Una mirada de reconocimiento cruzó brevemente la cara de Kaira en el puesto de mando, si hubiera estado presente. John dio ejemplos clave. —Hitler… su voz no era solo elocuente. Era un poder de control psicológico a escala nacional. Una forma de poder aterradora a su manera. Otros políticos… líderes de la época… tenían sus propias manifestaciones de esa influencia antinatural.—
—Tiempo después —prosiguió John, el tono se hizo más dismissivo—. El poder se hizo más… simple. Elemental. Fuego. Agua. Tierra. Control directo sobre elementos básicos. Poderes de combate más convencionales. La "Tercera Generación". Abundantes. Comunes.
Y luego, su tono cambió de nuevo, volviéndose intenso, con un toque de orgullo frío. —Y luego… llegó la Cuarta.— Marcó el tiempo, los años 2000s, la era actual. —Individuos… con un nivel de poder crudo que no se había visto en siglos. Un punto de inflexión.— Su mirada se dirigió a Aurion, que observaba en silencio, su seriedad inalterada por la clasificación. —Aurion.— Lo nombró directamente. —Inmenso. Un cataclismo andante. Aunque… ya un poco viejo para ser el pico de la evolución. Su era… está terminando.— Una leve burla, un análisis despiadado del fin de una era de poder. —Y yo.— John se incluyó con una confianza absoluta. —Los Valmorth de Linaje Puro… somos la Cuarta Generación. Poderes que van más allá de lo elemental o lo político.
La creación, la destrucción a un nivel fundamental.— Su tono implicaba que él y sus hermanos (Constantine, Hiroshi, Hitomi) estaban en la cúspide de esta generación, quizás incluso superando a Aurion en potencial refinado.
Después de establecer el sistema y posicionar a Aurion y a sí mismo en la Cuarta Generación, John volvió su atención completamente a Ryuusei, su mirada ahora puramente analítica, como si estuviera estudiando una anomalía fascinante.
—Pero tú —dijo John, su tono era de genuina perplejidad bajo la arrogancia—. Eres… anacrónico. No encajas. Esa dualidad… Caos y Paz… no es propia de ninguna de estas generaciones claramente definidas. Esa regeneración… no es simple curación acelerada. Es… algo más. Una reescritura constante. Y es… dolorosa. Interesante. Esa capacidad para volver del borde una y otra vez…— Él analizó los rasgos únicos de Ryuusei con una intensidad que casi lo desnudaba energéticamente. —Ese nivel de potencial en bruto… es…— John midió a Ryuusei con la mirada, evaluando la vasta energía latente. —No encajas en la Cuarta Generación.—
Su tono se volvió contemplativo por un instante, una especulación de alto nivel sobre la clasificación de este ser inusual. —Tal vez…— Su voz era baja. —…una Quinta.— Una pausa dramática, sopesando la implicación. —O incluso una Sexta Generación.— Lo afirmó. Ryuusei, el marginado, colocado conceptualmente en un nivel potencial que superaba a los héroes y villanos actuales, a Aurion y a los Valmorth de Cuarta Generación.
Pero la elevación de Ryuusei en potencial fue inmediatamente seguida por el juicio brutal sobre su realidad actual. La mirada de John se volvió fría, su sonrisa regresó, teñida de desprecio. —El potencial es… ridículo. Abiertamente ridículo. Demasiado fuerte… en bruto. Una anomalía andante.— Hizo una pausa crucial. —Pero…— Una mirada de desprecio absoluto, un gesto dismissivo con la mano. —…eres un idiota.— Declaró, la verdad expuesta de forma simple y cruel. —Un completo y absoluto idiota.— Explicó directamente a las fallas de Ryuusei. —Demasiado idiota para usar ese potencial correctamente. Tu arrogancia… tu falta de control emocional… tu dependencia de la fuerza bruta sin estrategia real… te hicieron perder contra Aurion en… ¿qué fueron? ¿Diez segundos? Una demostración patética de potencial desperdiciado.— El golpe, más allá de la regeneración dolorosa, era la verdad dicha en voz alta.
Ryuusei sintió las palabras de John como golpes, penetrando más allá de su piel curada. La conmoción por la historia de las generaciones, la extrañeza de ser catalogado como un potencial "Quinta o Sexta", se mezcló con la ira y la negación al ser llamado "idiota". Pero una parte horrible de él… reconocía la verdad en las palabras de John. Su propia arrogancia en la pelea con Aurion, su falta de comprensión estratégica… lo había llevado a la derrota humillante.
Aurion permaneció serio, observando la interacción. No intervino en la "lección" de John, pero la mención de las generaciones, de su propia era "terminando", y el potencial de Ryuusei no pasó desapercibida. Su mirada en Ryuusei quizás cambió ligeramente, de ser un oponente que no estaba listo, a un fenómeno a observar.
La "lección" de John había terminado. Había tenido su diversión. Había sembrado conocimiento y humillación. No había razón para prolongar el standoff.
—Bueno —dijo John, enderezándose por completo, perdiendo el aire de profesor y volviendo a su aburrimiento peligroso—. Eso fue… instructivo. Para mí, al menos. Te veré evolucionar, idiota. O te romperé más adelante si sigues siendo aburrido.
Miró a Aurion. —Por ahora, no haré esa llamada.— Resolvió la amenaza inminente de los hermanos. —No vale la pena el esfuerzo ahora. Todavía hay juguetes que romper en la batalla principal, aunque menos interesantes.— Un último vistazo hacia el horizonte donde la batalla continuaba.
Y con la misma calma con la que llegó, John Valmorth se dio la vuelta y se fue, desapareciendo en el valle desolado con su katana y su aura de aburrimiento y peligro.
Aurion observó a John Valmorth irse por un momento. Su seria expresión no cambió. Luego, sus ojos se volvieron hacia Ryuusei, todavía de pie, lidiando con la doble carga del dolor físico residual de la regeneración y el impacto de las palabras de John. Aurion no dijo nada más sobre las generaciones o la lección. Su comentario final fue conciso, repitiendo la conclusión de su pelea brutal.
—Aún no estás listo —dijo Aurion. Su voz era fría, despojada de toda emoción. Confirmando la realidad de la brecha de poder, a pesar del potencial.
Sin más, Aurion también se dio la vuelta y, con la velocidad cegadora que lo caracterizaba, se fue, volviendo (presumiblemente) a la batalla principal o a sus propios objetivos, dejando a Ryuusei solo una vez más en el valle.
Mientras Aurion desaparecía en el horizonte, el enfoque cambió brevemente, volviendo al campo de batalla mayor en Rusia. La intensidad de la batalla del Capítulo 30 se había disipado. La trampa japonesa, combinada con la contención de la ofensiva canadiense y la ausencia del liderazgo y la fuerza de Ryuusei, había tenido éxito en su objetivo: repeler y contener al "ejército de ayuda". La fuerza canadiense, o lo que quedaba de su impulso ofensivo principal, estaba en retirada costosa o atrincherada defensivamente