El poder de Kenji crecía cada vez más. El calor que emanaba de su cuerpo era tan intenso que acercarse se volvía casi imposible.
—Mi elemento y el suyo son demasiado compatibles… Eso sin mencionar que su poder ahora mismo es mucho más alto que el mío. Los ataques a distancia con energía elemental no van a ser eficaces —pensó Sofía mientras se preparaba para hacer su movimiento—. Hacerlo entrar en razón mientras evito que se extienda su rango de destrucción es la única opción que tengo ahora mismo.
—¡Kenji! Si me estás escuchando, debes reaccionar ahora. No sé qué sucedió con esos tipos, ¡pero es momento de que guardes ese poder!
—Lo siento, pero ahora mismo, él no puede escucharte.
—¿Quién eres tú?
—¿Qué quién soy…? Creo que podría ser ira… o tal vez, sus deseos de destruirlo todo.
—¿Podría pedirte, por favor, que te detengas?
—¿Detenerme? Creo que ya has hablado demasiado —respondió Kenji mientras se preparaba para lanzar su ataque.
—Maldita sea… aquí viene.
¡BOOOOM!
—¡Dominio Elemental: Escudo de alto voltaje!
La bola de fuego chocó violentamente contra el escudo eléctrico de Sofía, provocando un estruendo ensordecedor.
Apenas desapareció el ataque, Kenji arremetió contra ella a gran velocidad.
—¡Es rápido! —pensó mientras veía venir el impacto—. Pero no subestimes mi velocidad.
¡FIIUUUUSH!
—¡Aquí viene de nuevo!
—¡Iiaaaa!
¡BRAAAAAAM!
—Logré detener su ata…
¡ZAAS!
—¡Whuee!
Cuando Sofía pensó que la pelea estaba igualada, recibió un golpe directo en el estómago que la desequilibró, empujando su cuerpo varios metros hacia atrás. La sangre comenzó a tomar protagonismo en el enfrentamiento: la que acababa de escupir por la boca demostraba el gran daño que había recibido.
—Mierda… —murmuró mientras se limpiaba la boca con el brazo—. ¿Con que esto es lo que puede provocar uno solo de sus golpes…? No sé si podré resistir uno más.
—Pero hay que intentarlo.
—¡Señorita Sofía, le daremos apoyo a partir de ahora!
Los Caballeros del Sol, que habían llegado al lugar alertados por la magnitud de la batalla, ofrecieron su ayuda.
—¡Quédense atrás!
—Pero, señorita…
—Esto va a acabar muy pronto, así que quédense al margen —dijo Sofía, llena de confianza por lo que iba a suceder a continuación—. Espero lograr algo con el próximo ataque.
—Kenji, si estás ahí… Espero que puedas reaccionar. ¡El próximo ataque va con todo lo que tengo!
—¡Campo elemental: Paso rápido!
—¡Allá voy!
¡FLAAAAAASH!
—¡Waaahh!
¡BRAAAAAAM!
El choque generado por ambos provocó una enorme onda expansiva de poder.
—¡Uaaagh! Qué gran descarga de energía… —comentó uno de los caballeros mientras observaba la batalla.
El golpe de Sofía había sido detenido por Kenji con una facilidad alarmante, y aunque ella decidió acercarse ignorando la alta temperatura del fuego, sabía que no contaba con mucho tiempo antes de ejecutar su siguiente movimiento.
—¡Vamos, Kenji! ¡Reacciona!
—Te dije que él no puede escucharte. Llamarlo no cambiará nada.
—¡Así que… DESAPARECE!
Después de recibir el golpe de fuego, el cuerpo de Sofía fue lanzado por los aires hasta estrellarse contra la pared de una de las edificaciones de la capital.
¡BRAAAAAAAM!
Los soldados, expectantes, se encontraban en estado de shock. El cuerpo de Sofía yacía inerte entre la pared y el suelo. Una de las mejores luchadoras del reino… había sido derrotada.
—Aghghh… Maldición… este es mi límite…
—El resto depende de ti, sensei…
—Lo hiciste bien, Sofía —mencionó Elise al llegar al lugar—. Déjame el resto a mí.
—No importa cuántos de ustedes lleguen… ¡los voy a asesinar a todos!
—Eso ya lo veremos —respondió Elise mientras se preparaba para luchar—. Es momento de que dejes el cuerpo de ese chico en paz, %$#&*.
—¿Con que en esta era todavía hay alguien que me conoce…? Qué interesante. Pero creo que lo que pides no es posible. Yo solo estoy haciendo la voluntad del chico. Ustedes solo pagan las consecuencias de ello.
—¿A qué te refieres con “voluntad”? Lo que sucede ahora mismo es claramente tu voluntad, no la de él.
—Así que… te lo pediré de nuevo: deja el cuerpo de ese chico… ¡AHORA!
—¿Tú… intentas darme una orden?
—TÚ, MALDITA HUMA—…
—¡AAAAAARGH!
—Su poder empieza a disminuir…
—¡Idiota! ¿Qué mierda estás haciendo? —exclamó Kenji, tratando de tomar el control—. ¡Sal de mi mente ahora mismo!
—Lo que estás haciendo está mal… Has ido demasiado lejos…
—¡Aaaahhhh…!
—¡SILENCIOOO!
Cuando todo parecía calmarse, las llamas y el poder descontrolado de Kenji volvieron a aumentar.
—Quemarlo todo es mi único propósito. Tú solo eres un simple recipiente, mocoso…
—Lamento arruinar tus planes, bastardo.
—¿Cuándo…?
Mientras Kenji trataba de tomar el control, Elise aprovechó ese lapso de tiempo para ejecutar su movimiento. Acercarse sin ser detectada era la ventaja que estaba buscando.
—¡Nexo del Dominio Elemental: Arte del Sellado – Fortaleza Telúrica!
—¡El enfrentamiento termina aquí!
Luego de lanzar el sello sobre el cuerpo de Kenji, la energía descontrolada desapareció instantáneamente, y con ella, el fuego. Su conciencia volvió a la normalidad.
—Haaa…
—Sí que nos diste problemas —dijo Elise, estirando su brazo para ayudar a Kenji a levantarse del suelo.
Cuando sus manos se tocaron, los recuerdos de Kenji se reflejaron en la mente de Elise de forma instantánea. Cada cosa, lugar o suceso fue visualizado por ella.
—¡De ninguna manera! Los recuerdos de este chico… —pensó para sí misma.
—Muchas gracias, Elise.
—Creo que aún no es momento de agradecerme.
Ambos fueron rodeados inmediatamente por caballeros del reino mientras Raiden se presentaba en la escena.
—¿Qué significa esto, Raiden?
—Entréganos al chico, Elise —mencionó Raiden con tono autoritario—. Sabes que se le acusa de desertor, además de enemigo del reino por lo que acaba de suceder. Su poder es una clara amenaza para nosotros.
—¡Capitán Raiden!
—¿Qué sucede, Klaus?
—Nos informa Mir que el caballero Mahito fue asesinado por él mientras hacían guardia en su calabozo.
—Entiendo.
—¿Yo… asesiné a alguien?
—¡¡Ese bastardo!! —exclamó Elise llena de ira—. ¡Sus acusaciones son falsas! Él era mi prisionero y en mis órdenes nunca pedí que tus caballeros montasen guardia.
A pesar de su declaración, los soldados procedieron a tomar a Kenji por la fuerza.
—¡Deténganse! —mencionó Elise.
—¡Hey… he dicho que se detengan! —exclamó con tono amenazante.
—¡Elise, no lo hagas! Sabes muy bien que esta es mi jurisdicción. Y como autoridad total entre los Caballeros del Sol, mi deber es ejercer la ley sin importar lo demás.
—En base a eso, por la presente, declaro que el señor Kenji será sentenciado a muerte sin derecho a juicio.
—Raiden…
—Lo siento, Elise —dijo Raiden mientras tomaba su decisión—. ¡Llévenselo!
----------
Tal y como lo dijo Raiden, el castigo de Kenji se llevaría a cabo mediante la pena de muerte en el tribunal real, donde estarían presentes todos los integrantes de la Real Audiencia.
—¿Un tribunal…? Entonces… así es como terminaré —pensó mientras observaba la inmensa sala donde sería ejecutado.
—Muévete —ordenó el caballero guardia.
Su espada apuntaba al cuello de Kenji. La presión de su amenaza no le dejaba más opción que avanzar. Forzado a arrodillarse, Kenji fue atado con fuerza al pedestal que sobresalía del suelo del salón. En ese momento, los susurros de los asistentes envolvieron la habitación. Frases como “ese es el monstruo” o “asesino” se repetían entre los murmullos de los presentes.
CRRREEEAAAK…
El crujido de una puerta abriéndose marcó el inicio del proceso de castigo.
—Bueno… daremos inicio —mencionó el juez encargado mientras tomaba asiento en el tribunal—. Eres Kenji Segawa, ¿correcto? Un desconocido hallado fuera del reino, con varios signos de lucha, en una zona prohibida. ¿Estoy en lo correcto, joven?
—Sí, señor…
—En este juicio, la ley común no va a aplicarse, ya que usted fue condenado a muerte en base a múltiples delitos. Entre ellos: deserción, terrorismo, asesinato y, por último pero no menos importante, el porte y manejo de poder elemental ilegal.
—Entonces, escuchemos la declaración final del capitán de la Orden de Caballeros del Sol, Raiden Locadus.
—Sí, señor. Tanto yo como la Orden de Caballeros del Sol hemos determinado, bajo la ley, que lo mejor será deshacernos de él. Es cierto que como persona no tenemos ningún tipo de información sobre él ni por qué posee la energía del elemento tabú. Sin embargo, su sola existencia podría causar un conflicto interno… o peor aún, la destrucción de nuestro reino.
—Por esa razón, no hay más remedio que tomar su vida en este lugar.
—¡¡¡ALTO!!!
—¿Elise…? —murmuró Kenji, sorprendido por su interrupción.
—¡Paren esta injusticia de una vez!
—¿Injusticia? ¿A qué te refieres? —preguntó el juez real.
—Es cierto que la persona a la que están intentando culpar y castigar fue encontrada, por alguna razón, fuera del reino. Sin embargo, como ya se mencionó antes, no hay información suficiente sobre él como para determinar si realmente es un desertor.
Susurros…
—¡Silencio! Orden en la sala… Continúe, capitana.
—Por otro lado, entiendo que el poder que porta ahora mismo es temido y odiado en todo el reino. En realidad puede ser una amenaza… pero debemos recordar que ese poder alguna vez perteneció a uno de los seres que salvó Aetherion y ayudó en la captura del Emperador Demonio, Azazel.
—Entiendo que su energía provoque desconcierto y temor en ustedes, pero también es cierto que su poder elemental puede ser clave en nuestra lucha contra la corrupción demoníaca.
—Capitana Elise, entiendo tu punto, y sé que hay muchas cosas detrás de todo esto que aún no sabemos. Además, está claro que su poder es inestable… ¿o cómo explicas que haya asesinado a uno de mis caballeros?
—Tus caballeros no tenían autoridad alguna sobre mi prisionero. Y como ya se informó, la visita de tus hombres al calabozo nunca fue una de mis órdenes. Ahora dime, Raiden, ¿fuiste tú quien les dio la orden?
—No —respondió Raiden.
—Aclarado eso, lo sucedido fue consecuencia de la insubordinación de tus caballeros, provocando que el poder de Kenji se descontrolara.
—¿Es eso cierto, caballero Mir?
—Am… eh… lo que dice es falso. Ella solo es una mentirosa asociada al criminal.
—¡¿Qué acabas de decir, maldito insolente?! —gritó Elise, fuera de sí.
—¡Cálmate, Elise!
—Mir, tu argumento no es suficiente para refutar la declaración de la capitana Elise. Así que el caso de asesinato será desestimado. Sin embargo, la pena de muerte continuará. No hay garantía de que su poder no sea una amenaza para nosotros.
—Oh, sí que la hay —declaró Elise con firmeza.
—¿…?
—Yo seré la garantía.
Susurros por toda la sala…
—Yo, Elise Felips, capitana de la Orden de Cazadores Oscuros —encargados de la caza de demonios y misiones de exploración en la zona prohibida—, prometo sobre mi vida que el poder de este chico será implementado en pro de nuestro beneficio en la lucha contra la raza demoníaca.
—Como su tutora, seré la encargada de su entrenamiento y supervisión, además de asegurar el control total de su poder, pues mi sello de control ya se encuentra implantado en él.
—¿Estás de acuerdo, Raiden?
—Haaa… Haremos esto, Elise: te encargarás de investigar lo sucedido con este sujeto, con el fin de saber por qué tiene ese poder y por qué se encontraba en la zona prohibida.
—Sin embargo, su castigo no será cancelado. Solo será pospuesto. Si sus logros no demuestran que es beneficioso mantenerlo con vida, no solo él morirá… sino también tú. ¿Lo entiendes, capitana Elise?
—Entendido, capitán Raiden.
—Bien… Por la presente, declaro que el castigo del señor Kenji Segawa será pospuesto de manera indefinida.
—¡Liberen al prisionero!
----------
Después de que Kenji fuera liberado y puesto bajo custodia de Elise, ambos se retiraron en compañía de Sofía.
—Vamos, sube. Irás conmigo —dijo Elise mientras preparaba el transporte.
—¿Un dragón…? —preguntó Kenji, asombrado por lo que veía.
—No es un dragón. Es un wyvern, y usualmente se usan como medio de transporte en nuestro reino —respondió Sofía.
—Qué extraño… Tampoco tiene conocimiento sobre esto. ¿De dónde viene este chico? —se preguntó mentalmente.
—Oye… yo…
—¿Hmm?
—Lo siento mucho por lo que pasó antes. Mi intención nunca fue lastimarte… tampoco a nadie.
—Está bien… Ni lo menciones.
—…
—Bien. ¡Andando!
Surcar los cielos en un wyvern fue algo totalmente impensado para Kenji. Por primera vez en su vida, la realidad y la fantasía eran una misma cosa.
—Kenji, ¿cómo se encuentran tus heridas?
—A este punto… puedo decir que mi cuerpo está bien. No siento ninguna clase de dolor.
—Así que ese poder también permite que su cuerpo se cure fácilmente. Interesante… —pensó Elise.
—Es bueno escuchar eso. Sin embargo, tenemos mucho de qué hablar. No creas que lo que hice anteriormente fue simplemente para salvarte la vida. Eres una pieza clave en mis planes, así que vas a serme de mucha ayuda. Pero para eso necesito que me expliques muchas cosas… entre ellas, la verdad detrás de ti y por qué te encontramos en la zona prohibida.
—Sí…
—Es bueno contar con tu cooperación.
Aunque los problemas para Kenji parecían haber terminado, este solo era el principio.
La lucha por sobrevivir… y encontrar a su familia, apenas comenzaba.