Cherreads

Chapter 4 - Cap 2: Una extraña peculiaridad

En una habitación, casi solitaria de no ser por el gigante guerrero y la sirvienta de cabello rosa.

 La persona amada miraba sin interés a la ciudad. Hacía eso desde hace tanto tiempo que la monotonía se había apoderado de uno de sus pasatiempos y lo sumió en el aburrimiento, la persona amada estaba agradecida del juego que le había enseñado el viejo anciano, de no ser por eso, hacía tiempo que se habría derrumbado en el piso sin fondo de la edonista búsqueda de los entretenimientos más viles que pudiera imaginar, aunque nunca había sido su estilo, un Dios aburrido es el Dios más peligroso que podrían imaginar y aún peor que eso, una diosa de la belleza encaprichada, hacía la receta perfecta para un desastre inimaginable.

 - ... No debí enviar a Horn ...

 Dijo para si misma. Apenas había soportado la monotonía de éste día y lo único que podría aliviarlo lo había relegado a uno de sus seguidores.

 La persona amada suspiro y se levantó de su asiento hecho especialmente para su comodidad.

 - Nos vamos, no soporto más ésto

Dijo casi al aire, pero apenas dejó salir su voz, las dos personas junto a ella se inclinaron sobre una rodilla.

- ¿Desea algo antes de marchar, Señora Freya?

- No. Ottar, que preparen todo para mí llegada, no quiero que me retengan con asuntos inútiles ésta noche.

- Como ordene, Mi Señora.

Sin más, el hombre jabalí se levantó y salió de la habitación sin gastar tiempo, no había hecho ningún ruido, pues molestar a su diosa era un pecado imperdonable.

-Nos iremos en cuanto quiera, Señora Freya.

 Dijo Heith, ya lista con todo lo necesario para atender a su Diosa si necesitaba algo en el camino.

Freya no dijo nada y casi por un capricho, volteó la mirada de nuevo a la ventana que le permitía ver toda la ciudad, casi esperando a que hubiera algo que no hiciera de este día un montón de monotonía y aburrimiento incansable, pero no hubo nada, ni siquiera ese gusto le daría éste día, parecía que todo se había agotado tras el regreso de la familia Loki con una pequeña pero rara alma dorada hace dos días.

 Freya, resignada, salió de la habitación siendo escoltada por Heith y Ottar.

Apenas aguantando un suspiro, mantuvo su imagen altiva e inalcanzable en todo momento, después de todo, aún debía dar la imagen digna de una Diosa de la belleza.

 Saliendo de Babel, casi por instinto o más bien, por un profundo anhelo, volteó a ver en dirección al restaurante de Mia, deseando estar con ellas.

 Al voltear, notó algo raro.

 En medio de todas las almas, casi completamente opacada por el alma de la que se había enamorado a primera vista, estaba un pequeño punto junto a ella. Un punto bicolor púrpura y dorado, era extremadamente improbable algo así. El Alma representaba no sólo el potencial y la fuerza, si no la personalidad de una persona, o mejor dicho, su voluntad.

 Esa alma, no sabía cómo no la había visto antes, era imposible ignorar algo así. No sólo, su Alma tenía un potencial similar al de Ottar, Heidin, Allen y Hogni, también presentaba dos voluntades al mismo tiempo. Esa alma, era probablemente la más rara que había visto desde la creación del mundo exterior.

- ... Señora Freya?

 Dijo Heith con una pizca de preocupación por como Freya parecía haberse congelado por unos momentos. Ottar, por otro lado, mantenía su mirada impasible en su señora, alerta por cualquier cosa, aunque más preocupado que se tratara de uno de los caprichos de su señora.

- Iremos a ver a Mia

Dijo Freya terminantemente y sin esperar respuesta, comenzó a caminar seguida por sus escoltas que ni siquiera chistaron al escuchar su órden.

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- Aquí está su órden, no duden en llamarme si quieren algo más.

Dijo la chica de cabello y ojos plateados con la mejor de sus sonrisas mientras dejaba las órdenes de comida en la mesa de un grupo de aventureros.

 - Heeyyy!, Syr!! Mamá Mia quiere qué laves los platooooos!!

 Se escuchó una voz cantarina y desafinada gritar hasta llenar todo el restaurante. Syr, aún con su sonrisa inperturbable, volteó a ver a la chica gato asomando la mitad del cuerpo desde la cocina.

- Ya voy Anya, sólo tomo estos pedidos

- Oye, mocosa, te dije que tú lavaras los platos!

 Dijo una voz gruesa desde la cocina antes de que un puño, encabezado por un nudillo, saliera disparado desde un lado y dejara caer un coscorrón en la cabeza de la chica gato con un sonido tan alto que todos los que lo vieron, se tomaron la cabeza en reflejo por la fuerza del golpe.

 - M-mamá Miaaa!

 Chillo la gata con lágrimas en los ojos mientras se sostenía la cabeza con las orejas aplanadas

- Nada de lloriqueos. Ve a hacer el trabajo, ahora.

Dijo la alta mujer con un tono autoritario, todos los que la vieron temblaron ante la amenaza, pues no era secreto para nadie que esa mujer era más fuerte que casi todos los aventureros de la ciudad.

 Syr, ahora libre de lavar los platos, fue a otra mesa para tomar los pedidos, pero apenas estaba por sacar su libreta para apuntar, se quedó paralizada por unos momentos con una expresión en blanco.

- ... Syr, ¿Nos escuchas?

 Dijo uno de los comensales extrañado. Entonces, Syr sacudió la cabeza y fue a la cocina asomándose por la puerta.

 - Mamá Mia~ Vuelvo en un momento.

Dijo con la voz más encantadora y dulce que pudo y salió por la ventana antes de tomar su chaqueta. Mía ni siquiera intentó detenerla, pues nunca había servido el intentar convencer a esa niña y se quedó refunfuñando con una expresión de resignación.

Una vez, Syr salió del restaurante, miró frenéticamente de un lado a otro hasta detener la mirada en un callejón. Se apresuró a entrar en él y se detuvo apenas miró al niño recostado en la pared. Con una mirada conflictiva cubierta por la oscuridad predominante en el el callejón, se acercó al niño examinando su estado con la mirada. Era raro, su pequeña alma debería ser de un sólo color, pero por alguna razón, había dos de ellos que no se mezclaban entre sí y mirando más de cerca, había unas pequeñas fibras negras que titilando cada poco tiempo. Era obvio porqué ella lo estaba buscando.

- El podría ser ...

Mi mirada se llenó de furia, era inaceptable que alguien más que ella fuera su Odr, ni siquiera esos monstruos habían podido satisfacerla apesar de lo fuertes que se volvieron. Además, ella era la única que la entendía verdaderamente, no había razones para buscar un falso Odr.

- Syr ...

Antes de que sus pensamientos pudieran escalar más, escuchó esa voz. Tan hermosa, cantarina, reconfortante, y maravillosa voz. Inmediatamente, volteó a ver a su señora e hizo una profunda reverencia.

- Veo que lo encontraste. Bien hecho, gracias por cuidarlo.

 Dijo Freya, ignorando perfectamente la molestia de Syr con el chico, después de todo, ya estaba acostumbrada a las disputas internas de su familia.

- Heith, levantalo. Lo llevaremos inmediatamente a Folkvangr.

Dijo la Diosa con calma mientras mantenía su mirada en el niño.

Parecía un niño humano, pero ella pudo saberlo, había una diferencias sutiles con los humanos, más precisamente, las orejas tenían una forma un tanto distinta, en lugar de ser alargada como los elfos, está era un poco más pequeña que la de los humanos. Además, tenía una edad similar a la que tenía Ottar al recibir la falta.

No podía esperar a que despertara, tenía que unirlo a su familia, no parecía que tuviera una todavía, seguramente no la tenía, no había forma de que dejaran a uno de sus miembros en un lugar así.

-Muéstrame qué puedes hacer, ...

Dicho eso, Freya dió la vuelta y se alejó del callejón, seguida por Ottar y Heith, fueron a Folkvangr para atender al niño esperando con ansias su despertar.

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