Lucien Aetherius no era un humano común. Antes de nacer, poseía una inteligencia excepcional, pero pronto descubrió que la brillantez no siempre es una bendición. Su agudo intelecto lo aislaba; el mundo se volvía monótono, carente de sentido ante una sociedad que no lo comprendía. Sin amigos, y posiblemente alejado de su familia, optó por una vida cómoda, sin lujos, desperdiciando su talento y sin contribuir a la humanidad, simplemente porque sus intereses diferían radicalmente de la norma. Unos días antes de cumplir un sueño largamente acariciado, una ráfaga cataclísmica arrasó la Tierra, destruyendo el universo. Pero antes de la aniquilación, una luz redonda y brillante impactó el planeta, precediendo a la devastadora ráfaga. El suelo tembló; la luz, expandiéndose, absorbió todo a kilómetros a la redonda, pulverizando a la mayoría de la población. Solo él sobrevivió, aunque sentía su cuerpo desintegrarse, aferrándose a la vida con una fuerza de voluntad sobrehumana, luchando contra la sensación de que algo dentro de él se desvanecía. Luego, la ráfaga lo golpeó, un torrente de estrellas multicolores.
Cuando el polvo se asentó –el universo desaparecido–, en el vacío estrellado, una nebulosa de azul y otros colores comenzó a tomar forma, la silueta de un cuerpo humano, pero sin piel ni huesos, solo energía pura.
El cuerpo inerte desaparecio con una sombra que parecía haberlo absorbido con un cubo que sostenia.
...
Al despertar, miro alrededor confuso. ¿No había muerto? Me pregunté si existía la vida después de la muerte, pero al buscar mi cuerpo, descubrí que no había nada. Tras una mayor exploración, comprendí que mi consciencia flotaba en este vasto espacio oscuro, separada de mi cuerpo físico.
Eso le puso ansioso porque se encontraba en una situación que era bastante confuso. ¿Cómo llego a este sitio? ¿Qué pasó conmigo? ¿Podré volver a como era antes?
Paso mucho tiempo pensando, tras calmarse se dio cuenta de una terrible verdad.
Es imposible que vuelva a ver mi ciudad natal, tal vez la tierra haya sido destruida con ese choque. Aunque no comprendía del todo detrás de lo ocurrido, porque todo paso muy rápido para analizarlo eso no significaba que la tierra estaría a salvo después de ese golpe. Y aunque quisiera volver no sabe por dónde empezar.
Miro alrededor y no hubo ningún planeta o algo que le sirviera como guía para poder localizar la tierra. Todo era diferente de lo que recordaba de los planetas fuera del sistema solar. Planetas que nunca había visto se extendían a lo largo de su vista.
Otra cosa que le preocupo era que no había noción del tiempo.
Era la primera vez que se sentía acorralado en un punto sin retorno.
No había de otra que descubrir todo por sí mismo.