Cherreads

fútbol

Ronald_05
21
chs / week
The average realized release rate over the past 30 days is 21 chs / week.
--
NOT RATINGS
714
Views
Synopsis
estoy probando la IA y hago lo que se me viene a la cabeza
VIEW MORE

Chapter 1 - Capítulo 1 – Enero de 2006: El inicio de una nueva vida

---

Capítulo 1 – Enero de 2006: El inicio de una nueva vida

El sol de Asunción caía con fuerza sobre los techos del orfanato, como si quisiera arrancarme de la cama a puro calor. Pero yo ya estaba despierto. Desde hacía rato. No por costumbre, ni por ansiedad, sino porque… bueno, no todos los días uno despierta en el cuerpo de un chico de catorce años, mucho menos siendo alguien que ya había vivido una vida entera.

Me llamo Matteo Domínguez Bianchi. O al menos así se llama este cuerpo. Paraguayo de nacimiento, madre italiana, padre español… huérfano desde hace años. Como yo también lo fui en mi otra vida, supongo que el destino tiene sentido del humor.

En mi existencia anterior fui un don nadie: empleado de oficina, fanático del fútbol, demasiado normal como para destacar. Soñaba con mujeres inalcanzables, con fama, con salir en la tele. Me moría por una oportunidad. Y cuando la muerte me llegó—de forma ridícula, por cierto, tropezando en la ducha—volví a abrir los ojos en este chico, ya jugador del segundo equipo de Cerro Porteño. Un regalo. Un reinicio.

Y esta vez no pienso desaprovecharlo.

---

El entrenamiento arrancaba a las siete en la Ciudad Deportiva del club. El segundo equipo ya tenía una base armada, y Matteo —o sea, yo— era titular. En el pasado, lo era más por esfuerzo que por talento. Pero ahora... ahora era diferente.

Desde el primer día de pretemporada, lo sentí. Algo había cambiado. El cuerpo reaccionaba con una precisión brutal, como si llevara años entrenado a nivel profesional. Mi resistencia era increíble. Podía correr sprints completos y recuperarme en segundos. Las piernas me respondían como nunca. Y lo mejor: era ambidiestro. Lo noté al tocar la primera pelota. Derecha, zurda... no había diferencia.

El profe Gómez, encargado del segundo equipo, me miraba de reojo durante las prácticas. No decía mucho, pero sabía que algo había notado. Incluso los compañeros, con quienes ya tenía una relación cordial, empezaron a comentar entre ellos.

—Che, ¿qué le pasó al Mati? —dijo Roque, el central—. Está hecho una máquina el loco.

—Habrá soñado con Ronaldinho, ja'e voi —le respondió Quiñónez, el arquero, entre risas.

Yo solo sonreía, respirando tranquilo, haciendo que no escuchaba. Pero por dentro, ardía. No de vergüenza. De ambición.

---

Esa noche, ya de vuelta en el orfanato, escribí todo en un cuaderno que encontré entre las cosas del chico. No era mucho: un par de libretas escolares, ropa básica, una foto vieja en blanco y negro donde apenas se distinguía a una mujer joven, quizás su madre.

Ahí anoté mis objetivos. Con letras grandes:

1. Debutar en el primer equipo de Cerro Porteño.

2. Ganar todo con el club.

3. Representar a la selección paraguaya.

4. Que el Real Madrid me fiche.

Me detuve unos segundos en el último punto. El Real Madrid. En mi otra vida, ni siquiera podía costear una camiseta original. Ahora, lo veía como un destino. No como una ilusión.

Cerré el cuaderno, me acosté en la cama dura y vieja del orfanato, y miré el techo como si pudiera ver el Bernabéu más allá del concreto. En la oscuridad, me repetí en silencio: "No vine a sobrevivir. Vine a conquistar."

---

El segundo día de pretemporada fue aún mejor. El profe organizó una práctica con intensidad táctica. Me puso como extremo derecho, como siempre, pero ahora me sentía distinto. Mi velocidad explotaba en las bandas. Si me marcaban por dentro, iba por fuera. Si cerraban el pase, gambeteaba.

Durante una pausa, se acercó y me palmeó el hombro.

—Che, Matí... ¿de dónde sacaste ese arranque, eh? Parece que volviste con fuego este año.

—Me siento mejor, profe. Estoy con más ganas que nunca.

—Eso se nota. Seguí así, nene, que este va a ser tu año.

Y lo iba a ser. Porque ahora tenía algo que nadie más tenía: un pasado que ya había vivido, una mente adulta en un cuerpo joven, y tres habilidades que, usadas bien, harían la diferencia.

Alta resistencia. Recuperación rápida. Anclaje de amor.

Esta última era… especial. Lo supe al despertar en este cuerpo. Como si una parte del "sistema" de reencarnación me lo hubiera susurrado al oído: "Si alguien se enamora de vos, no te va a dejar jamás."

Suena exagerado. Mágico. Hasta un poco cruel. Pero si iba a tener una oportunidad de vivir rodeado de mujeres que en otra vida solo podía admirar por la pantalla… iba a usarla con inteligencia.

---

Esa noche, frente al pequeño televisor del orfanato, pasaban imágenes del campeonato paraguayo del año anterior. Cerro Porteño había peleado arriba, como siempre. El primer equipo era poderoso, con jugadores como César Ramírez y Carlos Bonet. Yo los miraba de lejos, pero ya no como un chico soñando. Ahora, los veía como futuros compañeros.

Fui hasta el baño, me miré al espejo y me estudié con detenimiento. Piel blanca, cabello negro lacio, ojos verdes como el pasto recién cortado de la cancha. Catorce años. Un cuerpo en plena formación. No me reconocía aún, pero sabía que este sería mi verdadero yo.

"Lo voy a lograr. Todo."

---