Cherreads

Chapter 41 - Capitulo 41: Acepto

*THYRA*

Una semana había pasado desde que desperté en esta nueva realidad, desde que el consejal me encontró y me trajo a su refugio en las montañas. Cada día me ayudaba con magia semi-curativa y medicinas para mi herida en el abdomen. Aunque aún no estaba completamente recuperada, sentía cómo mi fuerza volvía poco a poco, como un río que recupera su caudal después de una sequía.

Hoy nos encontrábamos junto a un río que culminaba en una majestuosa cascada. El sonido del agua cayendo era hipnotizante y tranquilizador. Ambos estábamos sentados sobre unas rocas, meditando. Aspiraba el mana abundante de la zona con cada minuto que pasaba, sintiendo cómo fluía por mi cuerpo y llenaba cada rincón de mi ser.

El consejal me observaba con una mezcla de asombro y curiosidad. "Tu método de meditación es... impresionante", comentó. "La velocidad a la que tu cuerpo reacciona y almacena el mana es extraordinaria."

Le dediqué una sonrisa cansada. "Es algo que he perfeccionado a lo largo de los años. En mi continente, la meditación y el manejo del mana son esenciales para sobrevivir."

Después de un rato de meditación, me levanté y comencé a entrenar ligeramente con mi espada y magia. Sentía sus ojos en mí, estudiando cada movimiento, cada destello de magia verde que emanaba de mi cuerpo. La espada se movía como una extensión de mi brazo, fluida y letal. Mis hechizos surgían sin necesidad de recitar canticos, algo que parecía desconcertarle.

"Es sorprendente verte conjurar hechizos sin necesidad de canticos", dijo, sin poder contener su curiosidad. "En este continente, los magos generalmente necesitan canticos y se especializan en un solo elemento. Pero tú... tu magia parece fluir libremente, y ese color verde..."

"Asi es en mi continente", respondí, deteniéndome para tomar aliento. "Normalmente se necesitan runas y canticos para hacer algún hechizo, pero yo no los necesito. Y sí, algunos magos pueden haber lo mismo que yo, Pero normalmente se especializan en un solo elemento y lo exprimen hasta alcanzar su punto máximo con ese elemento. Pero mi poder es diferente. No me limito a un solo elemento."

El consejal asintió, comprendiendo. "Puedo ver que tu magia no solo se adhiere a un solo elemento, sino a varios. Es algo que no estamos acostumbrados a ver aquí. Tu control y tu poder son realmente únicos."

"Gracias", dije, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto. "He tenido que aprender a adaptarme y a perfeccionar mi control. La supervivencia en mi continente depende de ello."

El consejal me observó con una mezcla de admiración y respeto. "Thyra Auren, tu poder es algo que no debemos subestimar. Si decides aceptar mi patrocinio, puedo ofrecerte una protección que pocos podrían brindarte. Pero, más allá de eso, estoy interesado en aprender de ti. Tu método, tu control... hay mucho que podríamos enseñarnos mutuamente."

La propuesta era tentadora. Sabía que el camino de regreso al sur aún era largo y peligroso, y tener a alguien poderoso de mi lado podría ser una ventaja invaluable. Además, sentía una conexión genuina con este hombre, algo que no había sentido con los otros miembros del consejo que intentaron controlarme.

"Lo consideraré", dije finalmente. "Pero por ahora, me concentro en recuperar toda mi fuerza. Cuando llegue el momento, tomaré una decisión."

El consejal asintió, aceptando mi respuesta. "Tómate el tiempo que necesites. Estoy aquí para ayudarte en lo que pueda."

"¿Sabes?, además de todo lo que me has hablado, esto explica muchas cosas sobre ti... Cómo pudiste enfrentarte a un patrocinado de Vaker y sobrevivir. Tu magia no solo es poderosa, sino completamente impredecible para alguien como él, alguien que sigue las reglas convencionales de este continente." Hizo una pausa, girándose hacia mí con una ligera sonrisa. "Debo admitir que ahora entiendo por qué el consejo de tu continente te teme tanto."

"Y ahora estás aquí, huyendo de un consejo que no comprende tu poder y enfrentándote a otro que solo busca utilizarte." Su tono era neutro, pero había algo en su mirada que no pude descifrar del todo. "No sé si eres una amenaza o una oportunidad, Thyra Auren. Pero lo que sí sé es que eres alguien digno de observar."

Después de escuchar sus halagos o lo que sea, continuamos entrenando y meditando juntos, en silencio pero con una comprensión mutua.

***

Los días pasaron, y poco a poco recuperaba la energía perdida. Mi cuerpo seguía adolorido, especialmente por la herida en el abdomen, pero el mana fluía con mayor fuerza en mis venas. Gracias al consejal y al entorno rico en energía, sentía que me acercaba al límite de mis capacidades. Sin embargo, la incertidumbre seguía pesando en mi mente. ¿Cuánto tiempo más tendría antes de que otro enemigo apareciera? ¿Cuánto más podría resistir antes de que mi cuerpo finalmente cediera?

En una de esas tardes, mientras entrenaba con mi espada a la orilla del río, el consejal se acercó con una expresión seria. Podía notar que había algo diferente en su semblante, una tensión que no había visto antes. Se cruzó de brazos mientras me observaba finalizar uno de mis movimientos.

"Thyra," comenzó, su tono más grave de lo habitual. "Sé que estás planeando continuar tu viaje al sur pronto. Pero debo advertirte de algo."

Me detuve, limpiando el sudor de mi frente con el dorso de mi mano. "¿De qué se trata?"

"Vaker no es el único del consejo que está interesado en ti", dijo con firmeza. "Tu nombre ya no es desconocido en este continente. Lo que hiciste en el bosque, la batalla contra su patrocinado, esa devastación... ha captado la atención de más personas de las que imaginas. Y no todos tienen intenciones neutrales hacia ti."

Lo miré fijamente, procesando sus palabras. "¿Quieres decir que habrá más problemas? ¿Que otros del consejo podrían intentar detenerme?"

"No todos te ven como una amenaza, pero algunos sí lo hacen. Y otros, como yo, te ven como una oportunidad. Sin embargo, no te confundas. Si eliges seguir sola, estarás constantemente en peligro. Vaker no se detendrá, y algunos podrían incluso ser más implacables que él." Su mirada se suavizó un poco. "Por eso vuelvo a decir que si aceptas mi patrocinio, puedo asegurarte un paso más seguro. Al menos mientras estés en este continente."

"¿Y qué precio tendría tu protección?" pregunté, guardando mi espada. Sabía que nada venía sin condiciones, especialmente en un lugar como este.

"No busco controlarte, como ya te dije. Mi facción es diferente. Mi único interés es verte alcanzar tu potencial y, si en algún momento decides ayudarnos, será tu elección. No te obligaré a nada. Pero mientras estés bajo mi patrocinio, nadie podrá tocarte."

Suspiré, mirando hacia el río mientras reflexionaba. Había algo genuino en sus palabras, algo que lo diferenciaba de los demás miembros del consejo. Pero aceptar su protección significaría involucrarme más en este continente, quedarme más tiempo del que planeaba. Y aunque eso me ofreciera cierta seguridad, también podía ser una distracción de mi objetivo de regresar a casa.

"Lo pensaré", respondí después de un largo silencio. "Pero si acepto, será bajo mis condiciones. No quiero quedarme más tiempo del necesario."

El consejal asintió, una leve sonrisa curvando sus labios. "Esa es la voluntad de los Auren, ¿no? Siempre imponiendo sus propias reglas." Luego su expresión se volvió más seria. "Pero sea cual sea tu decisión, ten cuidado. Vaker no se detendrá. Y si hay algo que sé de él, es que no tolera ser humillado."

Esa noche, mientras descansaba en la pequeña cabaña que él llamaba hogar, no podía evitar pensar en las palabras que me había dicho. Había sentido la intensidad de Vaker y sus patrocinados. Sabía que no sería el último en intentar acabar conmigo. Y si el consejal tenía razón, más ojos estaban puestos en mí, evaluándome, esperando el momento adecuado para moverse.

Pero no era momento de detenerse. Mi prioridad era recuperar mis fuerzas por completo y continuar hacia el sur. Cada día que pasaba aquí era un día más lejos de casa.

Antes de dormir, extendí mi mano hacia el techo de madera, recordando las palabras de mi padre en esa oscuridad.

"Te prometo que regresaré. Sin importar lo que cueste."

***

A la mañana siguiente, el consejal insistió en acompañarme a un claro al norte del río para entrenar un poco más. Según él, el entorno era aún más rico en mana y podría acelerar mi recuperación. Acepté a regañadientes, aunque en el fondo sabía que estaba buscando cualquier excusa para seguir evaluándome.

"Este lugar fue alguna vez un campo de entrenamiento para mis propios patrocinados", explicó mientras caminábamos por el bosque. "La energía aquí es diferente, más salvaje. Si puedes controlarla, será una ventaja para ti."

Al llegar al claro, comprendí a lo que se refería. La atmósfera era pesada, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. Cada paso que daba hacía vibrar el suelo bajo mis pies.

"Intenta conectar con el mana aquí", me sugirió. "No te preocupes por controlarlo al principio. Solo déjalo fluir."

Cerré los ojos, inhalando profundamente mientras sentía cómo el mana del lugar se movía a mi alrededor. Era caótico, indomable, pero también familiar, como si reflejara la tormenta que llevaba dentro de mí. Las energías dentro de mi cuerpo reaccionaban a este entorno; especialmente la del dragón negro. Esa esencia ardía con una ferocidad que no había sentido en semanas, como si intentara reclamar su dominio sobre mí una vez más.

La esencia del Cazador de las Sombras, en cambio, permanecía estable, adaptándose con facilidad al caos, susurrando en los rincones de mi mente con una calma sombría que contrastaba con la agresividad del dragón. Y luego estaba el poder del altar, esa energía misteriosa que había absorbido antes de mi enfrentamiento con el dragón negro. Era una presencia silenciosa pero densa, como si esperara pacientemente el momento adecuado para revelarse.

Mis músculos se tensaron. Sentí cómo esas fuerzas dentro de mí chocaban, luchando por el control. A medida que intentaba atraer el mana del entorno hacia mí, estas energías internas se rebelaban, creando una resistencia que me hacía difícil concentrarme.

"Thyra, detente", dijo el consejal con voz firme, interrumpiendo mi lucha interna. Abrí los ojos y lo miré, notando la preocupación en su rostro. "No puedes simplemente absorber el mana sin más. No en tu estado actual, y menos con... lo que sea que llevas dentro de ti."

"¿Qué sugieres entonces?" respondí con un tono más cortante de lo que pretendía, aunque su intervención me hizo ver que estaba al borde de perder el control.

El consejal se acercó, señalando con su mano al centro de mi pecho. "Estas energías en tu interior están desbalanceadas. No las estás controlando; estás sobreviviendo a ellas. Si sigues así, te destruirán desde dentro, sin importar cuán poderosa seas. Necesitas armonizar esas fuerzas antes de intentar cualquier cosa más."

"¿Y cómo se supone que haga eso?"

"Escucha", dijo mientras tomaba asiento frente a mí, cruzando las piernas. "La energía descomunal que hay en ti... es indomable, de cierta manera, pero no imposible de manejar. Su esencia se aferra a su orgullo y su naturaleza destructiva. Si intentas doblegarla con pura fuerza, te arrasará. En lugar de eso, necesitas mostrarle que eres digna de portarla, como quien doma a una bestia salvaje. Reconozco la energía de El Cazador de las Sombras en ti, es diferente. Su energía es más... astuta, más calculadora, pero por eso es más fácil de trabajar. Y ese tercer fragmento... ese poder, no lo comprendo del todo, pero puedo decir que no es de este mundo."

Sus palabras despertaron algo en mi memoria. Recordé cómo Enarian me había guiado en el espacio extraño después de absorber la esencia del dragón negro. Había sido un proceso lento y doloroso, pero había logrado establecer un precario equilibrio con esa fuerza destructiva. Sin embargo, después de usarla al máximo durante mi lucha con el patrocinado de Vaker, ese equilibrio se había roto, dejando un caos que ahora se manifestaba con más fuerza.

"¿Y cómo se supone que calme todas estas energías?" pregunté, mi voz llena de frustración.

El consejal extendió las manos hacia mí. "Si me permites, puedo ayudarte a estabilizarlas temporalmente. No puedo hacerlo por ti, pero puedo darte un punto de partida. Luego, será tu responsabilidad aprender a dominarlas. Pero debes estar preparada, ya que esto no será fácil, ni rápido."

Vacilé por un momento, pero sabía que no tenía otra opción. "Hazlo."

El consejal colocó sus manos sobre mis hombros y cerró los ojos, murmurando algo en un idioma que no reconocí. Al principio, no sentí nada, pero luego una calma empezó a extenderse por mi cuerpo, como si una mano invisible estuviera suavizando las tensiones internas. Las energías comenzaron a responder, aunque de forma desigual.

La esencia del dragón rugió, resistiéndose al intento de ser controlada, mientras que el Cazador de las Sombras se adaptó rápidamente, como si entendiera lo que estaba sucediendo. Y el poder del altar... permaneció inerte, observando desde las profundidades de mi ser.

"Lucha con la fuerza de tu voluntad, Thyra", dijo el consejal con esfuerzo, su voz cargada de concentración. "Reclama tu dominio sobre estas fuerzas. No como una conquistadora, sino como una igual. Muéstrales quién eres."

Cerré los ojos nuevamente, sintiendo el mana dentro de mí revolverse. Concentré mi mente, recordando las palabras de mi padre sobre la voluntad de los Auren, esa fuerza que había pasado de generación en generación.

"No somos esclavos de nuestro poder, hija mía. Lo dominamos porque entendemos que es parte de nosotros, no algo externo que nos controla."

Con esa idea fija en mi mente, enfrenté la esencia del dragón. Sentí su rugido, su calor abrasador, su fuerza abrumadora, pero en lugar de intentar aplastarla, la acepté. Me paré frente a ella en mi mente, enfrentando su furia con la calma de mi voluntad.

"Soy Thyra Auren", murmuré, sintiendo cómo mi fuerza interior comenzaba a tomar forma. "No seré tu esclava, ni serás mi prisión. Si estamos juntos, será como iguales."

La esencia del dragón pareció vacilar, su fuerza disminuyendo gradualmente. El equilibrio comenzó a establecerse. La energía del Cazador de las Sombras se acercó, complementando el vacío que dejaba el dragón. Y desde el fondo de mi ser, el poder del altar finalmente se movió, como un río subterráneo que fluía silenciosamente, estabilizando las aguas turbulentas.

Cuando abrí los ojos, el consejal me miraba con asombro. "Lo lograste", murmuró.

"Por ahora", respondí, sintiendo el sudor resbalar por mi frente. Mi cuerpo temblaba, pero el caos en mi interior había disminuido considerablemente. "Pero aún queda mucho por hacer."

El consejal asintió. "Sí, pero esto es un comienzo. Y con este control, tienes una oportunidad real de enfrentarte a lo que venga. Solo asegúrate de no sobrepasarte otra vez... o podría ser la última vez que lo hagas."

Miré hacia el río, donde el agua fluía tranquila.

**

Habían pasado ya tres semanas desde que abrí los ojos en este lugar, tres semanas desde que mi cuerpo empezó a responder a las atenciones del consejal. Mi herida en el abdomen, aunque todavía era una molestia constante, ya no me hacía tambalear a cada paso. Mi fuerza estaba regresando, lenta pero firme, al igual que el control sobre las energías que habitaban en mi interior.

Sin embargo, mi mente no había encontrado descanso desde la noche en que me hizo su propuesta. Su oferta de patrocinio era tentadora, lo suficiente como para no rechazarla de inmediato como lo había hecho con los otros. A diferencia de Lysder, Darin, Thalen o ese imbécil de Vaker, él parecía genuino, casi desinteresado. Pero eso no significaba que no tenía algo que ganar. Nadie en el consejo ofrecía su protección sin buscar algo a cambio.

Mientras meditaba junto al río en esos días, me encontré reflexionando sobre sus palabras una y otra vez. "Dejar que se liberen y crezcan." Había algo inquietante pero atractivo en esa filosofía. A diferencia de los otros miembros del consejo, él no parecía interesado en controlarme, sino en potenciarme. Y en mi estado actual, esa oferta era demasiado buena como para ignorarla.

Sabía lo que significaba aceptar. Sabía que un patrocinio no era solo una protección; era una alianza, una relación de dependencia mutua. ¿Estaba dispuesta a confiar en alguien más después de todo lo que había pasado? ¿Podía arriesgarme a depender de otro miembro del consejo, aunque fuera alguien que afirmaba estar alejado de sus políticas tiránicas?

Hice cálculos. Consideré cada detalle, cada ventaja y desventaja. Si aceptar su patrocinio podía darme una ventaja, si su protección me permitía recuperar todo mi poder y perfeccionar mis habilidades, entonces era una herramienta que podía usar.

La decisión no fue fácil, pero la tomé.

Esa noche, después de un largo día de entrenamiento y meditación, me acerqué al consejal. Estaba sentado frente al fuego, con una taza de alguna bebida caliente en las manos. Me observó mientras me acercaba, sus ojos analíticos como siempre, pero esta vez había algo más en ellos: anticipación.

"¿Ya tomaste una decisión?" preguntó, como si supiera lo que venía.

Me crucé de brazos, mirándolo directamente a los ojos. "Acepto tu propuesta."

Él asintió lentamente, con una sonrisa apenas perceptible. No parecía sorprendido. "Sabía que lo harías. Pero quiero que entiendas algo, Thyra. Una vez más te digo que mi patrocinio no viene con cadenas. No espero que seas mi soldado ni que sigas órdenes como los otros consejales exigirían. Mi interés en ti es genuino, y no se basa en controlarte, sino en ver hasta dónde puedes llegar."

"¿Y qué ganas tú con esto?" pregunté, mi tono cortante. No podía permitirme bajar la guardia.

"Verás, a diferencia de mis colegas, no creo que el poder deba estar en manos de unos pocos", respondió, tomando un sorbo de su bebida. "Tu potencial es inmenso, Thyra. Lo he visto en tu lucha, en tu magia, en la manera en que te niegas a doblegarte. Creo que, con el tiempo, puedes ser una fuerza capaz de cambiar este mundo. Eso, para mí, ya es suficiente."

Su respuesta me dejó en silencio por un momento. Era difícil saber si hablaba con sinceridad o si todo era parte de un plan más grande. Pero en ese instante, decidí confiar, aunque fuera parcialmente.

"Entonces que así sea", dije finalmente, extendiendo mi mano hacia él. "Acepto tu patrocinio."

Él estrechó mi mano, su aura calmada pero poderosa. "Bienvenida, Thyra Auren, a mi facción."

En ese momento, no sabía qué significaba realmente formar parte de su facción, ni cuánto cambiaría mi vida esta decisión. Pero una cosa era segura, y era que esta alianza era solo un paso más hacia mi objetivo final. Y si alguien intentaba detenerme, tendría que enfrentarse a algo mucho más grande de lo que esperaba.

More Chapters